“Peculiarísimo logro le cabe a una pieza de arte conceptual, la novísima instalación de la artista estadounidense Jennifer Rubell,  que consiguió que tres hijos de Donald Trump ¡por fin! se quejaran de los horrores del sexismo”, introduce con ironía un artículo de The Guardian al referirse a Ivanka Vacuuming: discutida obra performática donde una rubia con tacones altos y traje rosa pálido empuja impasible –aunque elegantemente– la aspiradora sobre una alfombra igualmente rosada, mientras los visitantes le arrojan migajas de pan. La blonda con sonrisa imperturbable representa –vale aclarar– a Ivanka Trump, hija favorita del (muy misógino) presidente norteamericano, y su doméstico acto de aspirar y aspirar ha sido –exageradamente– recibido por la propia IT y sus desdeñables hermanos Eric y Don Jr como una cachetada sexista contra su honor. Comprensible el horror de Ivanka; finalmente, en su libro de consejos Women Who Work (“curado con mis mejores pensamientos”), se deduce su aversión por el electrodoméstico en cuestión: “¿Estás tentada a limpiar tu casa en lugar de hacer ejercicio?”, pregunta a las obreras lectoras, y da rauda solución: “Considerá pedirle a tu hijo / cónyuge / cliente / mejor amiga que limpie en tu lugar”. Un pedazo de literatura para mejorar los derechos de la mujer. 

Patitiesos han quedado la artista y los representantes de la galería Flashpoint, de Washington, ante la pública afrenta del clan Trump por la inofensiva Ivanka Vacuuming, “una performance que está abierta a interpretaciones contradictorias”, según se han encargado de explicar. “Habrá quien la entienda como un comentario satírico sobre una mujer que dice hablar por las trabajadoras pero jamás en la vida se acercó a una aspiradora; habrá quien vea allí una metáfora del rol de Ivanka en la administración de su padre, ‘limpiando’ los detritos frecuentemente excretados por Donald Trump”, propone The Guardian. Para Jennifer Rubell, no se trata de mofarse de nadie: se trata de poner en el centro de la escena a un personaje controversial: la “feminista” Ivanka, tan pero tan comprometida con la causa que apoyó incondicionalmente la candidatura para la Corte Suprema de Justicia del conservador Brett Kavanaugh, acusado de abuso sexual; que ha posado muy afectuosa con el pastor tele-evangelista Jerry Falwell, rancio activista anti LGBT; que ha hecho campaña por la extremista anti-aborto Kim Reynolds, gobernadora de Iowa. Un tesorito de muchacha, lógicamente ofendida porque la han puesto a limpiar. Como si no tuviese cosas más importantes que hacer…