La crisis económica pone en jaque la estructura social y deportiva en los clubes de la ciudad. Tarifas de servicios por valores que no están al alcance de las tesorerías, estructuras edilicias paupérrimas por falta de mantenimiento y deserción de socios encogen la participación de las instituciones en el rol integrador que cumplen y la preocupación generó el armado de una mesa multisectorial para abordar la problemática. La Asociación Rosarina de Fútbol (ARF), por caso, contiene a más de 27 mil chicos y debió suspender proyectos de obras de expansión para destinar los billetes a responder la demanda de las entidades. Ante la gravedad de la situación, la semana que viene los dirigentes de los clubes de la ciudad serán recibidos el jueves próximo por el gobernador Miguel Lifschitz.

Las entidades deportivas no pueden hacer frente al modelo económico de ajuste y recesión que los atraviesa. Las tarifas de agua, gas y energía eléctrica ya no se pueden cubrir, ni siquiera con el subsidio del 50 por ciento que asume el gobierno de la provincia. El temor más grande es que los chicos dejan de concurrir a las instituciones deportivas y esta preocupación fue trasladada a Lifschitz, quien recibirá a dirigentes.

El temor más grande es que los chicos dejan de concurrir a las instituciones deportivas.

La situación es más precaria en las entidades sin fines de lucro ubicadas en la periferia de la ciudad, la mayoría de las cuales participa en los torneos que organiza la Asociación Rosarina. La institución que preside Mario Giammaría es la primera en recibir el reclamo de los clubes y desde hace dos años lleva adelante una política de asistencia con fondos que estaban destinados a proyectos de infraestructura, el más importante de ellos en los terrenos cedidos por la Municipalidad en el ex Batallón 121.

La Rosarina hace dos años que no aumenta los aranceles de los clubes, bajó al mínimo los costos anuales de afiliación, repartió el año pasado más de 2200 pelotas y miles de prendas para el fútbol masculino y femenino. "Hemos destinado más de tres millones de pesos en asistencia. Ese dinero estaba reunido para un proyecto que tenemos detrás del Museo del Deporte, en el ex Batallón 121, pero la demanda de las instituciones nos exigió hacer otro uso de esos fondos", reconoció Giammaría a Rosario/12.

En este marco de urgencias, la ARF hizo un relevamiento de las estructuras de las instituciones el último año y confeccionó un informe que expresa una situación calamitosa. "Hay clubes que ni siquiera tienen disyuntor y están con los cables al aire", graficó Gimmaría. Hay más de mil fotos tomadas sobre instalaciones deficientes pero los clubes no tienen adónde llevar el reclamo y pedir colaboración. "Nosotros tenemos con la provincia una bonificación de tarifas de servicios del 50 por ciento que ya no alcanza porque se licuó con la inflación. Pero tampoco podemos pedirle a la provincia que se haga cargo de todo en un país donde ya no tenemos ni una Secretaría de Deportes", lamentó el dirigente del fútbol amateur local.

"A la gente en los clubes ya no se le puede pedir más, la gente perdió hasta la voluntad, está sin fuerzas y agobiada por esta dictadura de la economía", recalcó Giammaría. "Los clubes sustituyen al Estado en educación y formación, eso no debería ser así, es el Estado el responsable. El problema es que así no se puede seguir y si los clubes se retiran de su rol social será muy grave", advirtió el presidente de la ARF.

Tampoco la Asociación del Fútbol Argentino muestra interés por los clubes de la provincia. A pesar de que Santa Fe ha entregado numerosas figuras a la Selección Nacional de fútbol, no hay ningún programa o política que le preste atención a las entidades sin fines de lucro que no juegan al fútbol en las principales categorías.