"La verdad que es un disco que ya me ha traído muchas satisfacciones al escucharlo", refiere Mariano Loiácono sobre Vibrations, su sexto trabajo. La presentación es esta noche, a las 21, en Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río). Y la apreciación del trompetista no es un dato al pasar, sabida como es su manera obsesiva de trabajar la música. "Soy insoportable con eso", agrega riendo.

Vibrations es un paso mayor y bien arriba en la trayectoria del músico de Cruz Alta. Grabado en Nueva York a mediados del año pasado, el trabajo reúne los talentos de George Garzone (saxo), Anthony Wonsey (piano), David "Happy" Williams (contrabajo) y Rudy Royston (batería). Wonsey y Royston participarán en la presentación de hoy, junto a Ron McClure (contrabajo) y Antonio Hart (saxo tenor).

"Fue una gran apuesta: ir a grabar a Nueva York, convocar a músicos que conocí en este último tiempo y que ahora son amigos; los quiero y respeto mucho, pero siguen siendo mis ídolos como antes. Vinieron con la mejor de las ondas, y eso para mí es una alegría", señala Loiácono a Rosario/12.

-¿Cómo fue el proceso de grabación?

-Fue un desafío. Yo había mandado la música por mail, y al llegar a Nueva York y al estudio, no tuvimos tiempo para ensayar. Les expliqué los temas, lo que quería, y fue ponernos a tocar. Los músicos mostraron un profesionalismo increíble. Cuando llegamos al estudio ya se habían estudiado la música, y yo que había pensado que tal vez -por ser un trompetista de Argentina- ni la iban a ver. A lo mejor uno tiene una visión errónea de la situación, porque ya estaban listos. Tocamos una toma de cada tema y quedó grabada. No hubo mucha vuelta.

-Dada tu manera obsesiva de trabajar, decir que estás conforme no es poco.

-La verdad que sí. No quiero pecar de ego ni nada por el estilo, pero tuve una buena performance para lo que era la situación. Hubo bastante presión porque no era fácil ir a tocar allá. Creo que estuvo bien y la música llegó a un lugar que era el que pretendía. Era muy arriesgado porque no sabía si lo iba a lograr: había un solo día de estudio, no había ensayo; pero he trabajado para eso, mucho, y estoy muy conforme con el resultado.

-Más allá de las dudas y presiones, entiendo que sobresale la música como lenguaje en común.

-Yo trato de poner mi música y toda la energía en ella, para que el resto de la banda sienta que tengo una idea de hacia dónde llevar la música, de que tengo un compromiso importante con la música, y con esta música. Me parece que es eso lo que ellos ven y notan enseguida. Yo tengo mucho respeto por su música, por su tradición, porque tuvieron a los grandes músicos de jazz de la historia, que para ellos son como dioses. Creo que ellos lo notan y por eso me han apoyado. Cuando voy allá, y trato de hacerlo todos los años durante un mes o mes y medio, siempre he tenido muy buena recepción de parte de grandes músicos de la escena, como es el caso de quienes vinieron ahora a tocar conmigo.

-¿Qué distingue a Vibrations del resto de tus discos?

-Todos los discos son un paso importante en mi carrera. Pero aquí hay algo distintivo y es el sonido, está muy bien grabado. En eso hay un poco de diferencia con el audio que a veces se consigue acá. No hay mucho secreto, es un estudio donde se graba jazz desde hace 40 años y el técnico graba jazz hace 40 años. Acá todavía no hay estudios en donde sólo se grabe jazz y donde el técnico sólo escuche jazz todo el día. Entonces, el tipo conoce muy bien cómo hacer sonar eso, cómo llevarlo adelante. Hay una marca en eso. Y hay una cuestión en la jerarquía de los músicos que es inevitable al escuchar. No quiero comparar con los músicos argentinos, porque toco con músicos de acá y soy de acá y está buenísimo, pero hay una jerarquía en ellos que se nota un poco.

-El año recién empieza, pero ¿cómo sigue?

-Lo que tengo más fresco es la presentación de este disco y terminar toda esta gira con una buena sensación, que salga todo bien. Tener a los músicos acá es toda una responsabilidad, por eso, tengo una especie de objetivo cercano que me impide un poco proyectar. Voy a seguir presentando la música del disco con el quinteto de Buenos Aires, por los clubes, por donde se pueda tocar, y después con la orquesta del CCK, que estoy dirigiendo. Este año parece que va a haber bastante movimiento, por lo menos eso me dijeron desde el CCK. Básicamente, esas dos cosas son lo que más me van a tener ocupado, por lo menos durante esta primera mitad de año.

-No sos oriundo de Rosario, pero es un lugar significativo para vos. ¿Qué le produce Rosario a Loiácono?

-Es un lugar especial, viví allí siete años y tengo muchos amigos, hay gente con la cual toqué y aprendí. Y después hay mucha gente de Cruz Alta que viaja a verme a Rosario, a veces van hasta cien personas, es una locura. La gente es siempre cálida y me es muy familiar. Tocar en Rosario me resulta lo más cercano a estar en Cruz Alta.