PáginaI12 En Gran Bretaña
Desde Cambridge
A la Universidad de Cambridge, con Isaac Newton a la cabeza, no le han faltado genios en sus más de ocho siglos de existencia, pero el enigma argentino parece haber desafiado las leyes de la gravedad del histórico claustro. El título del seminario celebrado ayer en el Kings College de la Universidad, bajo el sonriente busto de John Maynard Keynes, ex tesorero del College, contenía un dejo de derrota, una mezcla de perplejidad, resignación y abatimiento, la inevitabilidad del mito de Sísifo: “Argentina, yet another crisis”.
En la introducción el director del Centre of Latin American Studies (CLAS), el colombiano Felipe Hernández, buscó resumir el sentido de este título. “Es una sensación de desesperación la que genera esta frase. ¿Es la crisis inherente a Argentina?, ¿cuándo va a terminar?”, señaló Hernández. El organizador del seminario, Guillermo Makin, politólogo argentino radicado en Cambridge desde 1977, investigador asociado del CLAS, buscó una respuesta en clave político-económica.
Discípulo del politólogo Guillermo O´Donnell, Makin aplicó el concepto de “autoritarismo burocrático” de su maestro en su análisis del macrismo. “¿Es el macrismo un autoritarismo burocrático? Sí. A diferencia del militar es nacido de las urnas, pero tiene los mismos objetivos. Usa métodos represivos para desmovilizar a los sectores populares, busca sojuzgar a los sindicatos, todo con un propósito económico muy claro: la desindustrialización, la reducción del rol del Estado, algo que se ha visto claramente en el desfinanciamiento de las agencias conectadas con la investigación, como el INTA y Arsat. Otra notable característica de este autoritarismo burocrático es la subordinación al capital internacional y los intereses financieros”, señaló Makin.
Uno de los grandes enigmas de la actual crisis es cómo puede ser que el macrismo tenga todavía –según las encuestas– un considerable porcentaje de intención de voto, y por qué la protesta social no produce un cambio. Adrián Scribano, profesor visitante del CLAS, investigador del Conicet y el Instituto Gino Germani, habló de cuatro elementos. “Falta de participación institucional, programas sociales masivos, fragmentación de las protestas y desconfianza. La realidad es que una mayoría de la población no participa en las manifestaciones. La existencia de programas sociales que mantienen un nivel mínimo de consumo, es otro factor. También que las protestas están fragmentadas entre desocupados, piqueteros, vecinos, trabajadores estatales y otros sectores. La falta de confianza en el otro es importante también, es algo que se ve tanto a nivel individual, familiar o institucional. Estos cuatro factores producen un estado de descreimiento, un repliegue en el individualismo y una resignación a nivel institucional. Todo esto impide un cambio social. Pero hay grandes agentes de cambio que vienen del campo del amor y las emociones, desde las Madres de Plaza de Mayo hasta las madres del Paco o el Niunamenos”, señaló Scribano.
En lugar central del seminario estuvo el salto que pegó la deuda pública con Mauricio Macri y las obligaciones que tendrá que afrontar el próximo gobierno. Argentina es el país más endeudado de América Latina y, en el concierto de países emergentes, el que emitió más deuda desde que asumió Macri. La pesada herencia que recibirá el próximo gobierno incluye vencimientos de unos 160 mil millones de dólares entre 2020 y 2023. Si a esto se le suma la crónica fuga de capitales, profundizada por la apertura financiera de Macri, el panorama es aciago por donde se lo mire.
Con esta sangría, ¿qué hacer para que la crisis no hunda a Argentina por toda una década como está hundiendo a Grecia? El académico británico Daniel Ozarow de la Universidad de Middlesex, co-editor de “De la crisis de 2001 al kirchnerismo” tuvo su primer contacto con Argentina en 2003. “La deuda fue la razón de crisis previas. Hoy la deuda con el FMI es tan grande que solo el pago de interés es el segundo item del gasto fiscal. Es muy probable que en 2021-2023 haya un default. ¿Se puede cuestionar la legitimidad de la deuda? Creo que sí. Pero además estamos frente a políticas neoliberales que fracasaron en el pasado. Es obvio que la austeridad no sirve. Argentina necesita crecimiento. Si bien hay una alta carga fiscal, el peso de la recaudación no se centra en los sectores más acaudalados. En el mundo offshore hay unos 400 mil millones. Este es un terreno clave”, argumentó Ozarow.
Según Héctor Luisi, ex economista financiero principal del BID, residente en Washington, el acuerdo con el FMI desafía todos los préstamos concedidos en el pasado. “Primero fue asombrosa la unanimidad. Todos estuvieron acuerdo con una decisión que no tenía precedentes por el monto y los desembolsos. Creo que el FMI tiene dos objetivos. Uno de corto plazo, que no haya disturbios públicos. Y otro, que la deuda sea pagada a término. ¿Van a ayudar estas recetas a que la economía crezca? No lo creo. ¿Se viene otro default? Improbable. ¿Va a haber una reestructuración de la deuda? Quizás”, indicó Luisi.
Pedro Mendes Loureiro, profesor brasileño de CLAS, señaló luces y sombras de la política seguida por el kirchnerismo. “Este fue el único proceso exitoso en términos de crecimiento y redistribución en las últimas décadas en Argentina desde 1974. Pero cuando cambiaron las circunstancias no tuvo capacidad de reacción. Cuando se acabó el gran precio de los commodities, se encontraron los límites. Ahora las condiciones cambiaron. Lo que se va a necesitar es recuperar al Estado con su capacidad de inversión, pero también una política industrial que incluya las cadenas de valor global y que no se base tanto en los subsidios”, señaló.
Argentina va a necesitar dólares, la pregunta es de dónde van a salir. La respuesta tradicional, bastante desprestigiada con la experiencia macrista, es buscar una lluvia de inversiones. Uno de los panelistas, Jerome Booth, de la Cass Business School, principal accionista de un fondo de inversión en mercados emergentes, se planteó una pregunta que sonó a retórica: los inversores, ¿huirán o regresarán a Argentina? “La cuestión es preguntarse qué tipo de inversores se atrae. Hasta ahora se está atrayendo las inversiones indeseables”, indicó Booth.
Dato más que interesante el seminario cerró con la exposición del Director de Tax Justice Network John Christensen sobre la “maldición financiera y la fuga de capitales”. “La fuga de capitales ha frustrado el desarrollo de América Latina en las últimas décadas”, señaló. Según Christensen, los países tienen herramientas para luchar contra esta plaga. “Una herramienta que está en manos del gobierno es reforzar la autoridad impositiva nacional para que tenga los recursos necesarios para cumplir su función. También tienen que examinar cuidadosamente el sistema de subsidios corporativos que se llevan una impresionante masa de recursos. La lucha contra los paraísos fiscales no es simple porque hay muchas presiones diplomáticas, por ejemplo, en la confección de listas de paraísos fiscales. El índice de Secreto Financiero de Tax Justice Network es muy aceptado internacionalmente porque logra establecer criterios cuantificables para hacer una lista”, indicó a PáginaI12 al fin de la conferencia.