Canciones de amor, de locura y de muerte (tangos, valses y milongas del siglo XXI) sintetiza más de veinte años de trabajo poético y compositivo del cantor Alejandro Guyot. Voz de 34 Puñaladas, parte de innumerables dúos, colaborador con las principales figuras de la generación actual del tango, Guyot es una pieza central en la renovación estética del género. El libro, publicado por el sello Tinta Roja, inaugura una colección dedicada a la nueva poética tanguera. Canciones de... incluye versos inéditos, trabajos que realizó para 34 Puñaladas, para el Cuarteto Coviello, el trío Cañón, junto a la pianista Elbi Olalla, con Pablo Bernaba y muchos más, que pueden escucharse mientras se leen gracias a los códigos QR que incluye la edición, ya que remiten a videos de Youtube o enlaces de Bandcamp para oir las grabaciones.

El título, con la referencia ineludible de Horacio Quiroga, lo apronta a lo literario al mismo tiempo que plantea una categorización de los principales temas del tango. “Es el mejor título que encontré para resumir las distintas temáticas que abordan las poéticas de mi laburo como autor”, reflexiona Guyot. “Todo mi laburo compositivo-letrístico se puede resumir en esos grandes e infinitos títulos. Me obsesionaron los cuentos de Quiroga ya desde adolescente, pero también me parece que es un tríptico de grandes temas universales que aborda la poética, la literatura, la música, el arte, para poder explicárselos”, plantea. “Temas insondables que muchas veces están entrelazados en un nudo desentrañable”. En el espíritu del libro y su título también se resume su admiración por “cantautores como Nick Cave, Leonard Cohen, Tom Waits, así como grandes letristas y compositores del tango del siglo XX”.

En su propia poéticas, las fronteras entre un tema y otro pueden ser “borrosas”, reconoce el cantor. “Por ejemplo, ‘Jardín del desierto’, que hicimos con Elbi para Fargüest, puede ser una canción de amor como una de desesperación. También está ‘Fuera de estación’, un vals junto a Edgardo González para Bombay Buenos Aires que es una canción de amor velada, desteñida, como si fuera una especie de pintura expresionista. Por eso fue divertido sentarnos con la editora Vanina Steiner, para ver en qué parte caía cada una de las canciones”.

Guyot aborda asuntos contemporáneos, como la trata de personas (su “Vírgenes rotas”, junto a Lucas Ferrara, se incluyó en el compilado Se trata de nosotras, para concientizar sobre el problema. “También hay una milonga que se llama ‘Niña santa del lugar’, que está inédita y la compuse hace 30 años con uno de mis mejores amigos, porque éramos jóvenes posta, adolescentes, y nos impactó mucho el asesinato de María Soledad Morales, así que nos imaginamos ese clima de ciudad-pueblo donde la situación bucólica y relativamente tranquila de estas ciudades donde ocurría un femicidio. Recién lo estrenamos en la FLA en diciembre”.

Canciones... es su segundo libro, después de Brumarios (otro poemario) y antes de su primera novela, que saldrá más adelante en 2019. Este año será intenso para Guyot, pues también se presentará en la Opera de Strasburgo, Francia, en la puesta que el bailarín y coreógrafo argentino Matías Trípodi hará de María de Buenos Aires. Canciones..., además, cuenta con prólogos del ensayista e investigador Gustavo Varela, del periodista Gabriel Plaza y un texto de Juan Pablo Fernández, de Acorazado Potemkin, quien –explica– le hizo “una suerte de curaduría poética” en muchos trabajos.

La colaboración con Fernández no es casual. Guyot pertenece a una generación que aborda el tango con la influencia de otros géneros. Por eso para él, como para otros compañeros, son referentes bandas como The Cure o Depeche Mode, y poetas como Waits, Cave o Cohen. “Tienen una sensibilidad que sin dudas roza o se superpone con la visión poética, hasta la filosofía propia del tango”, analiza el letrista. “Es algo que pasa incluso distintas músicas del mundo, como el blues, músicas brasileras”, desliza y recuerda que su colega Rodrigo Perelsztein, del Sexteto Fantasma, le mostró una canción de Cartola, que se llama “El mundo es un molino” que “se puede calificar de totalmente tanguera, tanto en melodía como en letra”.

“Si te remontás a la época de los cantores y las cantoras nacionales, que luego devinieron en cantores de tango, no se limitaron a cantar tango-canción, también cantaban zambas, estilos, foxtrots, pasodobles. Hasta hay canciones de Corsini y Gardel evocando a personas del Lejano Oriente. ‘Lejana tierra mía’, tanto en la sucesión armónica como la poética, evoca un pago lejano en España. El tango tiene esa posibilidad porque es una música del mundo surgida en una ciudad-puerto que se nutrió de músicas y culturas, lenguajes, y sigue pudiendo apoderarse de otras formas poéticas para imprimirle su propia impronta”, propone Guyot. En su disco Piano canción, junto a la pianista mendocina Elbi Olalla, ambos tanguean temas de Carlos Gardel y de Ignacio Corsini, pero también obras de Gustavo Cerati (“Corazón delator”), y versiones de David Bowie (“Héroes”) o Leonard Cohen. “Elbi adaptó “Everybody knows” al lunfardo y la dejó como discepoleana”, dice Guyot.

Todos temas que se intersectan con las grandes categorías del libro. “Creo que hay fronteras grises entre el amor y la locura, la locura y la muerte. Por eso me parecía divertido y elocuente poder nombrarlas así. Si uno se pone a pensar, hay algunas que pueden caer en las tres categorías. Creo que hay canciones de locura que mezclan amor y muerte, me viene a la cabeza ‘La última curda’, ‘Una canción’, incluso ‘Anclao en París’, donde la locura, la muerte, la nostalgia, están merodeando el estado de ánimo del poeta. Justamente esas zonas de frontera entre las categorías son lo que más me apasiona”, cuenta Guyot. “Entre el amor y la locura hay una zona donde se juntan las aguas, los amores tormentosos, los desamores y esas rupturas inexplicables que pueden llevar a la misma muerte. Era una necesidad casi pulsional explorar todo ese costado. Desde el tango contemporáneo se pueden abordar practicamente todas las temáticas y una de las mejores maneras de explicar la locura es mediante la poesía. El tango del siglo XXI puede llegar a servir para explicar esto, la locura desde una perspectiva más introspectiva, pero también cuestiones políticas y sociales que uno bien podría encasillar dentro del término. Hoy el presente es elocuente respecto a esto en la Argentina”.