*Desde Madrid

A la salida del Bernabéu sólo se ven caras larguísimas. Los tipos se van diciendo que la culpa la tiene Benzema, que no le hacen un gol a nadie, que la responsabilidad es de Solari, que el lateral izquierdo (Reguilón) no puede jugar, que a Cristiano Ronaldo se lo extraña cada día más... Y esa es la sensación generalizada: el Real Madrid no le hace un gol a nadie y, de hecho, no le hizo un gol a Barcelona en dos partidos consecutivos. Entre aquel de la Copa del Rey (derrota 0-3 el miércoles pasado) y éste de la Liga (0-1 ayer, también como local), sin embargo, hubo alguna diferencia: el Barcelona jugó mejor. El Madrid insinuó tanto como en aquel encuentro, atacó y buscó como en el otro, pero no convirtió en figura a ter Stegen.

La gente vino a ver a Vinicius. Las mayores esperanzas estaban en el brasileño de 18 años. Pero, en realidad, lo que vieron fue a Toquinho. Por lo menos en algunos pasajes del partido, hubo un Toquinho espectacular del Barcelona reteniendo la pelota, más que como búsqueda ofensiva, como modo de sostener el resultado que había conseguido a los 20 con un golazo de Rakitic, picando la pelota sobre el cuerpo de Courtois. Es decir, Barcelona hizo tiempo de distintas maneras. En algunos momentos, tirándose al suelo casi burdamente y, en otros, lo que hizo fue retener la pelota, sostenerla en un toqueteo en el que inclusive llegó a tener situaciones de gol, hasta más claras que las que tuvo el Real Madrid.

Messi no deslumbró pero hizo cuatro o cinco cosas maravillosas, de esas que deslumbran. Dejó varias veces a sus compañeros en situación de gol, sobre todo a Dembelé, Coutinho y hasta a Jordi Alba, quienes no las supieron aprovechar. Siempre juega bien Messi, aunque a veces juega maravillosamente bien y, a veces, juega medianamente bien. Además, hubo otros nombres para destacar en el Barcelona: Piqué sacó todo y Busquets salió jugando mil veces. Fue un gran partido defensivo de Barcelona.

El Real Madrid se quedó con un frustración muy grande: dos partidos, cuatro goles en contra, ninguno a favor y la sensación de que no tiene con qué y que a Cristiano Ronaldo se lo extraña cada vez más. No se escucharon muchas quejas sobre Santiago Solari, pero puede que estas dos derrotas pesen bastante sobre sus posibilidades futuras.