En estos días posteriores al #8M, aún resuena en el corazón el poema más célebre de la poeta lesbiana Susana Thénon por qué grita esa mujer que para muchxs se ha vuelto un estandarte. Leído, gritado, actuado en la plaza, un poema publicado hace más de 30 años se vuelve una referencia casi obligada para dar cuenta de la acción de la poesía sobre la memoria. Para lxs viejxs lectorxs de su Ova completa esta presencia, este grito unísono es también una reivindicación de una poeta a quien la escena pública siempre le resultó esquiva. 

A la hora de su muerte en 1991, Thénon tenía un reconocimiento de sus pares y fue justamente su último libro el que la había llevado nuevamente al reencuentro de sus lectorxs en 1987. Para sus contemporánexs, era una escritora que se había dedicado con más ahínco a su otra pasión, la fotografía. Sólo cinco libros componen su breve, extraña y contundente obra poética [Edad sin tregua, Habitante de la nada, De lugares extraños, distancias y Ova completa]. Kilómetros de película fotográfica, arman su álbum amoroso, eternizando en el puro presente los movimientos alados de la inigualable Iris Scaccheri. No fue sino a comienzos del 2000, cuando la edición de su obra completa nos permitió descubrir a otra poeta. 

La morada imposible I y II son un tesoro, gracias al trabajo de Ana María Barrenechea y María Negroni. 

Y es, vuelve a ser en el presente, cuando nuevas oleadas de jóvenes nadan con admirada extrañeza sobre sus poemarios, que la Ova completa se erige como uno de los libros más rupturistas de su generación, la del 60, sí, pero con ecos de  Alfonsina Storni, en Amelia Biagioni, en Alejandra PIzarnik y Juana Bignozzi. Hoy, que sin mucho problema podemos subrayar su carácter disidente, Susana Thénon dialoga con lxs contemporánexs, nos abraza, nos resulta tanto más amable. Es que por esos andariveles también pasaron Diana Bellessi, Irene Gruss, Mirta Rosenberg, Alicia Genovese. Imaginemos, por un momento, lxs lectorxs de fines de los 80, atrapadxs en una tela de araña histórica muy diferente a la del presente. Imagino -leo azorado ese poema y el libro todo unos pocos años después- que más que un abrazo sororo, la Ova fue un sopapo. Como la navaja que corta el ojo en El perro andaluz de Buñuel, así “por qué grita esa mujer/ por qué grita” nos sigue descolocando, nos tuerce la sonrisa. La loca, la que conlleva esa pregunta hoy se ha vuelto más dramática. “¿Qué pasa con la rea? ¿Y con la maleducada, con la loca? ¿Qué pasa con la loca? ¿Dónde está? ¿qué pasa con los locos? ¿Con una loca en medio de los locos?”, se preguntaba Thénon en una entrevista dada en 1988 a las jóvenes Diana Bellessi y Mirta Rosenberg (Diario de Poesía Nº 11). Para después subrayar: “Y así salió el librejo éste…” En el mismo reportaje, había afirmado que “Ova no es un libro cómico, como dicen algunas personas. Yo también me he matado de risa a veces escribiéndolo, pero sin ignorar los aspectos terribles así encubiertos.” 

Y claro que tiene razón, la Ova completa es un libro incómodo. Lo fue en el momento de su aparición, y lo sigue siendo. Pero cómo no reír (y aplaudir) estos versos: “si durmieras en Ramos Mejía/ amada mía/ qué despelote sería”, si siguen siendo una revelación de la escritora lesbiana, sin remilgos, sin neutros que hacen el guiño pero no la nombran. Cómo no vamos a reír a carcajadas leyendo La Antología: “¿tú eres/ la gran poietisa/ Susana Etcétera? (…) porque tú sabes que en realidad/ lo que a mi me interesa/ es no solo que escriban/ sino que sean feministas/ y si es posible alcohólicas/ y si es posible añoréxicas/ y si es posible violadas/ y si es posible lesbianas/ y si es posible muy muy desdichadas”. Y así, podríamos seguir verso a verso descubriendo, revelando la ironía lacerante, la cita culta, el chiste, la filología y lo popular que le permiten cantar a voz en cuello “olé olé/ olé ola/ yo soy el nieto/ de mi papá”. Y todxs con ella.

Ciclo La Vuelta Entera en Casa Brandon Luis Maria Drago 236. Domingo 17 a las 20hs.