El negocio de la música suma un jugador de peso: esta noche se lanzó la versión argentina de YouTube Music, un nuevo servicio de streaming que apela al gigantesco catálogo de la plataforma audiovisual para salir a competir fuerte en lo que es ya la forma preponderante de consumo musical. La aplicación, que hasta el momento estaba disponible en 29 países y a partir de hoy estará disponible en 44, ofrece acceso a la ingente cantidad de material de compañías multinacionales e independientes, ofreciendo además el plus de actuaciones en vivo y remixes exclusivos para la plataforma.

Según el informe presentado por la compañía en la presentación, entre los mil millones de personas que consumen material de YouTube todos los meses la Argentina era un mercado al que apuntar. No solo porque nueve artistas del Top 20 global son latinos –con el ascendente argentino Paulo Londra contabilizando 500 millones de reproducciones-, sino porque los 30 primeros puestos de reproducción en YouTube de Argentina corresponden a contenidos musicales; mientras en el promedio de Latinoamérica el material de música representa el 35 por ciento de los contenidos visualizados en la plataforma, en Argentina esa cifra orilla el 40 por ciento.

Como en otros servicios de streaming, la aplicación presenta diferentes categorías. YouTube Music tiene una versión free con publicidad, mientras que la versión Premium (a 99 pesos mensuales) permite la reproducción en segundo plano y la posibilidad de descargar canciones y videos para utilizar sin conexión. Por otro lado, YouTube Premium (hasta ahora  llamado YouTube Red, a 119 pesos) ofrece acceso al catálogo de videos y producciones originales como Kobra Kai, The Sidemen Show y F2 Finding Football. Además de funciones conocidas para el usuario de plataformas de streaming como las listas recomendadas para el usuario (curadas en parte por algoritmos y en parte por musicalizadores humanos) o la posibilidad de elaborar playlists propios, YouTube Music se apoya en el caballito de batalla que significa la búsqueda de Google, su compañía madre: basta poner en el buscador algo tan poco preciso como “la de gracias totales” para que aparezca  “(De) Música ligera”, de Soda Stereo.

YouTube Music viene a seguir configurando un escenario que ni al más  optimista ejecutivo de las compañías discográficas se le hubiera ocurrido en el cambio de siglo, cuando parecía que el intercambio ilegal de archivos MP3 iba a devastarlo todo. Menos de veinte años después, la industria se encuentra en un momento de alta efervescencia, un cambio de paradigma entonces impensado. La semana pasada, un informe de la Entertainment Retailers Association del Reino Unido dio cuenta de hasta qué punto la Era Digital vino a cambiarlo todo. En ese país, en 2018 el 62 por ciento de los ingresos totales de la música correspondió a suscripciones a plataformas de streaming, mientras que el “video on demand” tiene un 55 por ciento del mercado. La industria del videogame muestra cifras similares, impulsadas por el “fee” mensual que Xbox y Playstation ofrecen a sus usuarios para jugar online y tener descargas gratuitas de nuevos juegos.

“Los servicios digitales han creado una Generación del Alquiler para la cual este es el modelo natural”, dijo Kim Bayley, la jefa ejecutiva de la ERA. “Es nada menos que una revolución para el negocio del entretenimiento”. Más  allá del aún importante sector de consumidores que conservan la costumbre de comprar CD’s, vinilos y DVD’s, en los principales polos del mercado ya se habla de “el fin de las colecciones”, ante nuevas generaciones que se inclinan por curar sus propios playlists “en la nube”, o en todo caso bajarse a sus dispositivos solo algunas cosas para escuchar offline. Incluso, un estudio publicado en abril de 2018 por la compañía LABC Warranty señaló que los livings de los hogares ingleses –allí donde suelen apilarse vinilos y cajitas y más cajitas con audio y video- son hoy un tercio más pequeños que en los años 70.

En ese panorama global, YouTube Music desembarca en una Argentina también difícil de avizorar a comienzos de siglo. En el auge de Napster y Audiogalaxy no era extraño escuchar la frase “un argentino ya nunca pagará por la música”. Y sin embargo YouTube, Spotify, Apple Music y otras aparecen hoy en el menú habitual del melómano local. Siempre queda pendiente la discusión del tamaño de la tajada que le queda en todo este gran negocio a los músicos, principal usina de todo el asunto. Pero el acceso a millones de canciones con un click no es algo para desdeñar. Nunca habrá demasiada música.