“Uno no puede tener reina sin tener reinado”, responde Victoria Alonso y zanja así una de las preguntas más frecuentes que recibe respecto a la recientemente estrenada Capitana Marvel, protagonizada por Brie Larson. Para muchos, el estreno de la primera película del universo cinemático de Marvel Studios con una superheroína en el rol principal demoró mucho tiempo. Es que pasó más de una década desde el estreno de Iron Man, cinta fundante de la que quizás sea la saga más ambiciosa de la historia del cine, que ya cuenta con más de veinte films y varias series de tv (con actores y animadas), todos entrelazados y en función de un plan a gran escala y largo plazo. Capitana Marvel, además, se ubica cronológicamente en uno de los primeros momentos del universo de la pantalla grane de la Casa de las Ideas: la acción transcurre en 1995, quince años antes de los sucesos de la primera Iron Man. “Es importante decir que ella es el personaje más poderoso del MCU, pero si no te mostramos cuál es el MCU, ¿cómo lo sabés? Su poder queda en la teoría, así que teníamos que preparar todo esto para ponerla y que tuviera la mejor cabida, y poder contar la mejor historia para su personaje y al mismo tiempo en relación al resto”, plantea Alonso en la segunda entrevista que concede a PáginaI12 (la primera fue en mayo de 2016).

Alonso es productora ejecutiva de la película y, además, ocupa un puesto de vicepresidenta (vicepresidente ejecutiva de producción física, concretamente) en Marvel Studios, una posición inusual para una mujer en Hollywood. La argentina accedió a ese cargo hace cuatro años, pero forma parte de la producción del universo Marvel desde el primer día, lo que le vale el reconocimiento de propios y ajenos. Tampoco pasa desapercibido el hecho de que el estreno de la película haya coincidido con una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, algo que señala –con una sonrisa orgullosa– como “planeado”.

  La previa de Capitana Marvel no estuvo exenta de controversia. La ola ultraconservadora que atraviesa Estados Unidos lleva cierto tiempo rondando el cómic norteamericano (la guionista Gail Simone dio cuenta de esto hace algunos meses en una entrevista a este medio) y sus ramificaciones empiezan a alcanzar al cine. Hombres blancos quejándose de la representación de mujeres y minorías en la pantalla. A Larson le lanzaron acusaciones de lo más ridículas, como “odiar a los hombres” y llamaron a boicotear el estreno. Las cifras de apertura, en tanto, están por las nubes. Al punto que sitios como Rotten Tomatoes dudan de la existencia misma del movimiento de “haters”. Quizás se trate de un grupito minúsculo de tipos vociferantes agitando consignas de odio. Alonso también los pone en duda. “¿Son reales?”, pregunta. “La gente va a hablar. Vos no podés tener algo tan popular como el éxito que tenemos sin que la gente hable. Bien y mal. Nosotros hacemos cine. El resto no está en nuestro control. Entonces es algo que me pregunto cuando ustedes me lo preguntan. No es que entro a mi oficina y paso ocho horas de mi día viendo qué dice la gente”.

–A largo plazo, parece que Marvel Studios entendió muy bien la lógica narrativa de las grandes sagas de historieta superheroica. ¿Trabajaron con guionistas de historieta, con ejecutivos de la editorial?

–Nosotros constantemente hablamos con los escritores de historieta. Hay mucha influencia. Por ejemplo, hablamos de vestuario. Si en los comics tenemos esto y no podemos hacerlo porque es una locura, ¿podemos hacer algo parecido para estar más cerca? Si bien no todas las cosas que hacemos reflejan exactamente las historietas, es muy importante la conexión. Para mucha gente esa fue la primera introducción que tuvo a nuestras historias, nuestros personajes. Entonces lo mejor de la franquicia en historieta tratamos de que esté y se respete.

–El universo cinematográfico de Marvel excede al número de lectores de historieta. ¿No les tienta por momentos correrse de esa fidelidad?

–Podés tener fidelidad en las historietas y en el cine. Depende de qué quieras hacer vos en el momento. Uno no define al otro, ni lo excluye. Hay gente que es lectora. Yo leo, por supuesto, pero prefiero ver la imagen en movimiento. Lo entiendo mil veces más, es como visualizo la historia. Yo no hubiera sido nunca el grupo de gente al que le tratás de vender una historieta. Entonces entiendo que por ahí hay mucha gente como yo, especialmente en este momento de las redes sociales, que la gente se comunica a través de sus teléfonos, ve películas o series de tv en su tableta o ipad. Entonces no creo que la correlación sea de exclusión.