Al partir del año que viene, los turistas que visiten Ámsterdam ya no podrán participar de las visitas guiadas en la zona roja de la capital holandesa, donde la prostitución es legal desde el año 2000.

Según las autoridades la medida ha sido tomada “por respeto a las trabajadoras sexuales”, ya que ayudaría a dejar de ver a las mujeres que ofrecen sus servicios sexuales en las más de 400 vidrieras destinadas a este fin como atracción turística. La medida busca también “evitar la intimidación” contra ellas. El año pasado, algunos concejales incluso propusieron trasladar completamente el distrito de rojo y distribuirlo en distintos puntos de la ciudad.

Ya en 2018, se implementó un sistema de licencias para guías con el fin de regular el flujo de curiosos. Ahora nuevas reglas entrarán en vigor el 1 de enero y protegerán el distrito medieval, también llamado De Wallen, de los “efectos crecientes de la superpoblación turística”, es decir que la medida también obedece a una respuesta a las quejas de los vecinos. Porque, si bien el área tiene fama por su oferta de servicios sexuales, entre otros, también es un zona residencial, que anualmente es visitada por más de doscientos mil turistas.

Estos recorridos, aseguran los vecinos, causan problemas de hacinamiento en el distrito, ya que los visitantes –no necesariamente clientes- a menudo se detienen y permanecen en lugares populares durante horas. En una encuesta reciente, las trabajadoras sexuales también apoyaron la medida: según la estadística, el 80% dijo que este tipo de visitas eran más que nada distractivas y perjudiciales para su negocio.