Una gran asamblea de mujeres se realizó ayer en el Teatro Nacional Cervantes (TNC). Durante 11 horas, se sucedieron en el coliseo de la calle Libertad talleres, conversaciones, proyecciones y una feria de libros feminista, entre otras actividades, con la participación de referentes del mundo artístico e intelectual, como Nora Cortiñas, Dora Barrancos, Rita Segato, Claudia Piñeiro, Dolores Fonzi, Julieta Benegas y Charo Bogarín. La esperanza que genera la actualidad del movimiento feminista atravesó la jornada de acción de inicio con la cual el TNC inauguró su temporada 2019.

Desde hace tres años, estas acciones vienen teniendo un gran poder de convocatoria. Un teatro público lleno es una escena linda de ver. En 2017, las 33 obras que escribió Eduardo “Tato” Pavlovsky resonaron en todas las salas, en un acto de justicia ya que había sido ignorado por el Cervantes en vida. Y el año pasado, el evento estuvo dedicado a la figura de Karl Marx. En esta oportunidad, La asamblea de mujeres propuso una recuperación simbólica de la comedia de Aristófanes, en la que el autor planteaba, en el siglo IV antes de Cristo, qué hubiera ocurrido si las mujeres hubieran decidido sobre los asuntos públicos.

“Es increíble ver al teatro así un sábado a la tarde. Lleno para escuchar a Rita Segato”, expresó Maria O’Donnell al observar la sala María Guerrero y a las más de 700 personas allí presentes. Incluso se ocuparon los cuatro niveles de palcos. Se veían mujeres de diferentes generaciones, desde niñas hasta adultas mayores, y unos pocos, muy pocos –¡poquísimos!– hombres. El vibrante intercambio entre la periodista y la antropóloga mereció varios aplausos y risas cómplices. Transitó por temáticas como la violación, el movimiento feminista, una nueva era en la política, el ojo patriarcal, el racismo y la incapacidad del Estado para responder a la violencia de género. 

“El Estado no ha tocado una molécula de la violencia contra las mujeres, porque tiene un error de fundación. No podemos entregar al aparato estatal, que guarda una distancia permanente con lo que administra, la gestión de nuestras relaciones. Tenemos que comenzar a trabajar en mecanismos donde las personas puedan autogestionar las relaciones de género”, opinó la intelectual. Valoró lo que sucede en las calles y, sobre todo, la “lucidez” de las nuevas generaciones. Otra urgencia que planteó es el abordaje del “tema espinoso y doloroso que es el racismo”, y que “no ha sido tocado en el país”.

Las diferencias entre el feminismo latinoamericano y anglosajón, sus conclusiones al entrevistar a presos por violación en Brasilia y el doble estándar de la Justicia fueron otros de los temas que Segato repasó con soltura y claridad. “Los crímenes del patriarcado son políticos. Se enmascaran y disfrazan detrás de un discurso religioso-moral”, definió. Sobre el momento actual del feminismo, expresó: “Estamos vinculadas, juntas, algo está pasando. Hay que cuidar a ese bebé para no malograrlo con un cortoplacismo. Si lo sabemos cuidar bien, hay una nueva era de la historia inaugurándose, donde la politicidad es otra, y recupera esa politicidad rasurada, cancelada, que es la manera de las mujeres de gestionar la vida”. Afirmó, en esta línea, que “la hermandad masculina es una estructura corporativa”.

  Como era de esperar, muchas de las mujeres que deambulaban por el TNC llevaban, en muñecas y mochilas, pañuelos verdes. Un vendedor ambulante aprovechaba para ofrecer en la calle los pañuelos con diferentes diseños y consignas. Por dentro, la fisonomía del teatro estaba alterada por la propuesta: hasta en los baños había carteles con datos vinculados a temáticas de género, y un cartel indicaba, por ejemplo, el camino hacia un baño “sin distinción de género”. El merchandising del teatro –desde bolsas que anunciaban la caída del patriarcado hasta libros de reciente edición– se ofrecía en un stand instalado en el foyer. Al lado, en el Café Las Meninas, donde se desarrollaba la Feria Internacional del Libro Feminista Pre-FilFem circulaba otro importante caudal de público.     

  En el quinto piso, en una sala de ensayo, diez ilustradoras y artistas plásticas trabajaban en vivo para homenajear a víctimas de violencia de género. Además, había cine de distintos países y una instalación audiovisual de Manifiesta, cooperativa de comunicación feminista, con una recopilación de discursos a favor y en contra en las reuniones plenarias de comisiones del Senado en el marco por el debate por la legalización del aborto. Dos grandes secciones eran los talleres y “Subrayadas”, en la que se comentaban lecturas. El público recibía, aparte del programa, una “línea de tiempo posible” sobre la historia de las mujeres, con investigación y textos de Soledad Vallejos.

  Más tarde también en la sala María Guerrero, el público le cantó el “Feliz cumpleaños” a Nora Cortiñas, quien el viernes cumplió 89 años. La referente de Madres de Plaza de Mayo–Línea Fundadora participó de la conferencia “La larga marcha de las mujeres en Argentina”, de Dora Barrancos, con la presentación de María Florencia Alcaraz. La socióloga e historiadora hizo un repaso sobre la participación y la lucha política de las mujeres en el siglo XIX, y al llegar al siglo XX destacó el papel de las mujeres y especialmente el de las Madres, quienes parecían apolíticas pero “se transformaron en agentes políticos soberbios; tal vez el más soberbio que tuvo la Argentina en el siglo XX”. “Salimos de la invisibilidad las mujeres”, manifestó Cortiñas, y reconoció que hubo un momento en que no se definía como feminista. “Los primeros años, las Madres estábamos en la Plaza, pasaba la gente, veía el grupo y no nos veía. Seguía de largo. Había tanto terror que no se animaba a preguntar qué hacíamos o qué estábamos buscando. Si había una gran represión, nos llevaban presas y nos lastimaban éramos noticia y existíamos. Fuimos maltratadas por los militares, por una parte de la cúpula de iglesia y políticos. ¡Imagínense si nos hubiéramos declarado feministas! En el fondo, lo éramos”, reflexionó.

  “El mundo dentro de unos años va a ser un poco mejor. Estoy segurísima de que el patriarcado se va a caer”, aseguró Barrancos. Así sintetizó algo del espíritu de esta asamblea. No fue, claro, la única charla en la que se habló de la esperanza que transmiten las nuevas generaciones. “Les jóvenes feministas de hoy experimentaron una ruptura con los cánones de la moral heterosexista”, dijo la historiadora. Destacó el trabajo del movimiento Ni una Menos y “la intolerancia que conmovió a tantísimas mujeres de observar el mundo impávido mientras se matan mujeres”. “Es una manera de asistir a la muerte de una parte de nosotras mismas”, concluyó. De La asamblea de mujeres, entre las 11 y las 22, participaron, también, Ingrid Beck, Mariana Carbajal, Liliana Daunes, Diana Maffía, Naty Menstrual, María Moreno, Luciana Peker, Susy Shock, Marlene Wayar y Eugenia Zicavo.