“Un cliché causa risa, cien clichés emocionan”, escribió una vez Umberto Eco. Si la afirmación era válida a propósito del excesivo romanticismo en la película Casablanca, lo propio puede decirse con relación a La ratonera de Agatha Christie que parece acumular en sí misma todos los tics de las ficciones de misterio y policiales. Quizás eso explique en parte la perdurabilidad de su éxito a nivel mundial desde hace más de 66 años.

El argumento se ha visto y leído incontables veces pero la fórmula siempre fascina: la radio anuncia que hay un asesino suelto, se sabe por los vericuetos de la trama que se esconde en una hostería alejada del mundo y aislada por una tormenta de nieve (Monksweel Manor), la tensión se sostiene porque todos los personajes son sospechosos y, como en las novelas de Ross Macdonald, un crimen antiguo se cierne y amenaza con tener una nueva versión en el presente dando cuenta así de que las comunidades que no revisan su pasado, están condenadas a repetirlo. 

Pero hay además en La ratonera, referencias a las diversidades sexuales tal como eran percibidas en el imaginario social de la década del cincuenta del siglo XX, de manera mucho más explícita que en otras obras de Christie. La versión de Jorge Azurmendi, con un elenco excepcional en el que destacan Gloria Carrá, Hugo Arana y María Rosa Fugazot, hace hincapié en este aspecto. Así, el joven neurótico y alocado Christopher Wren (Walter Quiroz) de identidad falsa y gustos refinados que espera que en la habitación que le asignaron (la rosa, por supuesto), “la cama sea de columnas y tenga un cobertor con rosas estampadas”, exagera adrede su afeminamiento y también su atracción por los uniformados en general y por el policía, interpretado por Guillermo Pfening en particular. Y la hombruna Miss Casewell interpretada por Valentina Bassi, lleva al extremo modales poco femeninos para los cánones de la época y la voz varonil sugerida por las didascalias de Christie, a la vez que intenta esconder secretos del pasado y cartas a posibles enamoradas. Tildados de “raros” el afeminado y la “marimacho” son particularmente despreciados por el resto de los personajes pero redimidos por la mano de Christie. De hecho todos los caracteres esconden un costado siniestro al extremo de que Mollie Ralston (Carrá) llega a dudar de que su propio marido sea un asesino. Quizás como señala Christie nos encontramos en un mundo de desconocidos donde al igual que en las pesadillas el amigo puede devenir en enemigo. 

La ratonera de Agatha Christie. Dirección: Jorge Azurmendi. Viernes 20.30; sábados 21.00 y domingos a las 19. Multitabaris Comafi. Av. Corrientes 831 -CABA