El dólar volvió a dispararse y alcanzó un nuevo record. Se ubicó ayer en 44,92 pesos, con un incremento de 1 peso y 25 centavos en la jornada (2,86 por ciento) y un avance de 4 pesos con 78 centavos en lo que va del mes (11,90 por ciento). Las presiones de devaluación en la región fueron un elemento clave para explicar el salto del tipo de cambio, pero su disparada encuentra factores locales que lo potencian y lleva ocho jornadas consecutivas. El real brasileño marcó un aumento de más del 3 por ciento y alcanzó uno de los niveles más elevados de los últimos 20 años. El peso acompañó esta tendencia y rozó los 45 pesos. El Banco Central no encuentra la vuelta para contener las presiones cambiarias. Las tasas de interés subieron hasta 67,75 por ciento (desde 66,93 previo) pero fueron poco efectivas para contener la compra de dólares en el mercado interno. Las reservas volvieron a bajar en más de 300 millones en la jornada y acumulan una pérdida de casi 1500 millones en el mes.

El tipo de cambio comenzó la mañana con un incremento de casi 2 por ciento. La cotización mayorista con la que operan los bancos y los grandes inversores arrancó en 43 pesos (36 centavos por encima del día previo). A partir de ahí las presiones continuaron aumentando y el dólar mayorista cerró la rueda en un pico de 43,87 pesos. El avance diario fue de 1 peso con 23 centavos. El dólar acumuló en marzo un incremento de casi el 12 por ciento y del 16 por ciento en lo que va del año. Esto genera diferentes problemas para la macroeconomía. El principal se concentra en la inflación. La suba de la divisa acelera las expectativas de precios y ubica la inflación para este año en un piso cercano al 40 por ciento.

La cotización del dólar arrastró a todos los activos financieros. La bolsa porteña atravesó un miércoles negro con una caída de casi 4 por ciento medida en moneda dura. Las empresas argentinas que cotizan en Nueva York se llevaron la peor parte. Las 19 empresas que operan en Wall Street terminaron en rojo. El Banco Supervielle volvió a los valores más bajos desde finales del año pasado, al registrar una caída de 2,3 por ciento y cerrar en 6 dólares por acción. La caída del Banco Macro fue del 6,9 por ciento y del Grupo Financiero Galicia, del 4,8 por ciento. 

El riesgo país siguió aumentando hasta los 791 puntos. La suba fue de 31 unidades. Esto se explicó por una fuerte caída en el precio de los bonos en moneda extranjera. Los títulos de mediano y largo plazo fueron los más afectados. El Argentina 2037 anotó una baja de 3,6 por ciento, mientras que el Discount 2033 perdió 3,2 por ciento. El Bonar 2024 registró una caída de 2,2 por ciento y el Argentina 2020 cayó 2,6. Algunos títulos ya cotizan al 70 por ciento de la paridad y arrojan rendimientos de más de 12 por ciento. Estas tasas son las más altas de la región después de Venezuela. Los inversores del exterior siguen disminuyendo la participación de activos argentinos en sus carteras y potencian el retroceso de precios de los bonos.

Las reservas internacionales es otra de las variables que muestra el desgaste de la situación financiera. Las divisas del Banco Central cerraron ayer en 66.866 millones de dólares, con un retroceso de 314 millones de dólares. Esta semana ya habían bajado fuerte por el pago de una deuda repo a bancos internacionales y en lo que va del mes se acumula una caída de 1478 millones de dólares. En la autoridad monetaria esperan ansiosos la llegada de los dólares del Fondo Monetario Internacional. El Tesoro consiguió el aval del organismo de crédito para vender 60 millones de dólares diarios a partir de abril. En la lectura oficial consideran que estas divisas aportarán oferta permanente en el mercado y permitirán moderar las tensiones. El monto parece bajo si se tiene en cuenta el volumen que opera el mercado cambiario por día. En la jornada de ayer fueron 851 millones de dólares.

La liquidación del campo es el otro elemento que en el Gobierno consideran que permitirá bajar las presiones cambiarias a partir del próximo mes. El problema es que el complejo agroexportador ya adelantó que no va a liquidar con un tipo de cambio debajo de los 50 pesos. El argumento que ofrecen los empresarios es razonable a nivel financiero. El planteo que hacen es simple: si el Central vende futuros a un precio por encima de 57 pesos, no tiene sentido vender la cosecha a un dólar de 45. La conducta es repetida en el mercado interno por los ahorristas. El dólar sube pero los individuos con ahorros en moneda extranjera prefieren mantenerlos a la espera de una devaluación mayor. La principal tensión es que las expectativas de devaluación siguen acelerándose con el correr de los días. En los mercados de futuros se operaron divisas a 62,50 pesos para febrero del próximo año.