Trabajadoras del Centro Cultural General San Martín denunciaron por “violencia de género, abuso y maltrato laboral” al director general del organismo, Diego Pimentel. Las mujeres que se presentaron ayer ante el Fuero Penal, Contravencional y de Faltas de la CABA para denunciar a Pimentel por el hostigamiento, la intimidación y el maltrato ejercido dentro del espacio laboral habían sido despedidas de forma arbitraria luego de contar lo ocurrido y ahora exigen al Gobierno de la Ciudad la garantización de sus puestos de trabajo en otra dependencia. 

Según explicaron en un comunicado difundido ayer, los maltratos físicos y psicológicos por parte de Pimentel –a cargo del Centro Cultural desde enero de 2016– fueron aumentando y agravándose conforme “a la relación y la confianza” que él establecía con las trabajadoras. “Todos los días cuando nos saludaba, o en cualquier otro momento que lo veíamos, nos abrazaba fuertemente apretándonos contra él, nos pellizcaba el rostro, nos agarraba de la cintura ejerciendo fuerza sobre nuestros cuerpos causando dolor, nos reducía llevándonos las manos por detrás de la nuestra espalda y las retorcía, nos agarraba con su brazo desde atrás rodeando nuestras gargantas simulando querer asfixiarnos a modo de ‘juego’. Nos besaba en la frente, en las manos y hasta en el cuello, nos masajeaba los hombros y hacía comentarios sexuales sobre nuestro aspecto físico de forma lasciva”, contaron las mujeres.

Este tipo de tratos, según denunciaron, solo tenían como víctimas a trabajadoras mujeres. “Hemos padecido también humillaciones, descalificaciones y persecuciones sobre nuestras tareas: nos llamaba y nos escribía mensajes por fuera del horario laboral; durante las reuniones de equipo nos gritaba y humillaba delante del resto”, agregaron.

“En el último tiempo la situación se volvió insostenible y un día rompimos el silencio. Expresamos que no podíamos seguir trabajando en esas condiciones y como respuesta fuimos despedidas de manera arbitraria”, explicaron.

La denuncia presentada ayer fue realizada por dos de las despedidas. Según contó una de ellas a PáginaI12, la situación explotó el 14 de febrero pasado. “Ese día Pimentel se metió en nuestra oficina, me agarró de la cintura y me apretó. Me hizo doler, así que le dije que pare. Entonces fue y la tomó a mi compañera del cuello, quien también le pidió que pare porque la estaba asfixiando”, recordó.

Después de ese episodio, la trabajadora que había sido tomada del cuello fue a hablar con la mano derecha de Pimentel, quien le informó “que quedaba destituida de su cargo. Así, de la nada. Entonces mi compañera salta y le dice: ‘¿Cómo puede ser que no me lo diga él? Estuvo esta mañana en mi oficina, me toqueteó, ¿y no me informa de esto?’”, recordó la trabajadora.

Y continuó: “En ese momento, la mano derecha de Pimentel nos llevó a la oficina y puso el brazo como trabando la puerta. Nos dijo que no podíamos decir algo así, que era muy delicado y que podía jugarle la carrera a Diego. Yo le dije que era verdad lo que decía mi compañera y le conté hechos del año pasado que me habían pasado a mí: él no sólo me besaba el cuello sino que hasta me llegó a decir, cuando yo tenía un mameluco de trabajo durante una performance, ‘esto sin nada abajo’, como imaginándome, mientras me abrazaba y me apoyaba”.

En ese momento, nos dijo que si “eso era verdad, ella debía hacer una denuncia”. Pese al pedido de las trabajadoras para ser ellas quienes hablaran con Pimentel, fue la mano derecha de él quien lo puso al tanto de la charla. El 20 de febrero se armó una reunión “para reorganizar el equipo de trabajo en la que le avisaron a mi compañera que quedaba destituida de su cargo. Él nos invitó a retirarnos si no estábamos felices. Yo seguí trabajando en pésimas condiciones hasta el 1º de marzo, cuando tomamos cartas en el asunto con una abogada”, contó la mujer. 

Finalmente, las trabajadoras enviaron un telegrama al Centro Cultural, al Ministerio de Cultura de CABA y al Gobierno de la Ciudad contando lo ocurrido y pidiendo el traslado a otra dependencia. “Les dijimos que si no nos contestaban, nos dábamos por despedidas. No nos contestaron y al tiempo nos llegó un papel administrativo que informaba que nos rescindían el contrato”, contó.

Ayer, las trabajadoras afectadas difundieron su situación y presentaron una denuncia formal contra Pimentel. Este diario se comunicó con sus colaboradores para solicitarle una entrevista a fin de conocer su versión, pero no hubo respuesta al requerimiento.

Informe: Azul Tejada.