Los bancos fueron de nuevo los grandes ganadores de la incertidumbre cambiaria. El Banco Central les autorizó un incremento de los límites para la compra de Leliq, cediendo a las presiones de la banca por la urgencia para intentar controlar la volatilidad del tipo de cambio. Las entidades financieras tenían margen para comprar hasta el equivalente al 65 por ciento de los depósitos y a partir de ahora la cifra se eleva al 100. La medida aumenta la rentabilidad del sistema. Los depósitos en cuentas bancarias equivalen a 2,7 billones de pesos. Esto implica que los intereses devengados potenciales de las entidades con las Leliq se elevaron de 98 a 150 mil millones de pesos al mes.

La banca embolsa importantes ganancias por la inestabilidad y la necesidad de mantener altas tasas de interés. Pero los beneficios extraordinarios del negocio financiero con Leliq no terminan de convencer a los inversores bursátiles. Los bancos son un activo de alto riesgo en la bolsa porteña. En el acumulado de marzo registraron pérdidas de casi 30 por ciento. La situación parece contradictoria. Ganan mucho pero sus acciones no convocan a inversores. La percepción que tienen es que esas ganancias fáciles pueden evaporarse por la falta de sustentabilidad de la política económica. La lectura del mercado es que las Leliq antes o después terminarán canjeándose por un bono de largo plazo impactando en el patrimonio de los bancos.

El retroceso de las distintas acciones bancarias fue notable en el acumulado de marzo. El Baco Supervielle registró un retroceso superior al 29 por ciento medido en moneda dura y lideró las caídas. El Grupo Financiero Galicia anotó una merma de 17 por ciento, al tiempo que el Banco Macro lo hizo en 9 por ciento y el Francés en 13. El precio de estas acciones volvió a los niveles mínimos anotados a finales del año pasado, cuando el ingreso de capitales a los países emergentes en enero y las primeras semanas de febrero generó un fuerte rebote. Los bancos no terminan de entusiasmar a los fondos locales ni a los extranjeros porque la contracara de sus activos son deudas con el sector público y el Banco Central. 

El panorama para las acciones no bancarias tampoco esta despejado. La Argentina tiene un nivel de volatilidad cada vez más importante en el precio de los activos. El sector energético lo muestra a la perfección. Entre las empresas locales que cotizan en Nueva York se destacó el desplome de Edenor. La pérdida fue del 25,1 por ciento en marzo (anotando en un solo día bajas de más del 10 por ciento). Central Puerto (-10,5 por ciento), Pampa Energía (-13,4) y Transportadora Gas del Sur (-9,1) fueron otras firmas con importante retroceso. El factor clave para explicar estas contracciones es que no es claro cómo será la política económica después de octubre. 

El índice de acciones MerVal acumula una pérdida cercana al 10 por ciento medido en dólares en lo que va de este año. Se trata de un retroceso que va a contramano de lo que ocurrió en la región. En el mercado brasileño la bolsa acumula un avance de 6 por ciento, mientras que en el mexicano el aumento es del 5 por ciento y en el peruano se eleva al 7 por ciento. En el resto de los países emergentes también se vivió un clima de mayor tranquilidad financiera. La bolsa de India aumenta 7 por ciento, mientras que la de Grecia lo hace 32 por ciento y Rusia 13. Esto indica que los inversores buscan mantenerse lejos de los activos argentinos.