Las organizaciones sociales volvieron a denunciar que la ministra Carolina Stanley redujo los envíos de alimentos a los comedores y merenderos populares. Esta vez lo hicieron trasladando su reclamo de provisión de leche a los hipermercados. Hubo protestas en la puerta de los locales de Coto en Constitución y el Abasto, así como en un Chango de Panamericana y 197, y en el edificio de La Serenísima de General Rodríguez. La dirigente de Barrios de Pie Silvia Saravia aseguró el Gobierno está mandándoles menos de la mitad de los lácteos que en diciembre. “La situación está muy difícil y lo que hacen es una locura. Venimos a plantear que, ante la dilación en las reuniones que debimos tener con el ministerio, el sector privado colabore”, explicó en la puerta del Coto de Lima al 1500.

Hasta ese supermercado llegaron, después de subirse a los vagones del ferrocarril Roca, un millar de mujeres y jóvenes de barrios de sur del conurbano: Quilmes, Lanús, Avellaneda, Almirante Brown. Algunos fueron con sus niños más chicos, los que todavía no están en edad escolar. Al mediodía cortaron la calle para entregar el petitorio. La policía estaba desplegada en la puerta del local, pero se mantuvo sin avanzar sobre los manifestantes. Uno de los gerentes de la sucursal esperó en la vereda para recibir la demanda. 

El sector de Barrios de Pie que realizó la protesta alimenta en sus comedores y merenderos a unos 80 mil chicos. Los insumos empezaron a serles retaceados en diciembre; en enero les enviaron menor cantidad y en febrero no les llegó nada. En marzo el Ministerio de Desarrollo volvió a mandarles, pero en menor cantidad: la leche, por ejemplo, pasó de 60 mil unidades en diciembre a 29 mil el mes pasado, tras sucesivos recortes.

En la mayoría de los lugares, la copa de leche fue sustituida por mate cocido. “Las compañeras se la rebuscan pidiendo donaciones y yendo a buscar a los mercados la verdura descartada. Los recortes no tienen sentido, porque el ministerio visita nuestros comedores, los audita, sabe que existimos”, agregó Saravia.

Las denuncias sobre estos recortes en la asistencia tienen un doble marco: el año electoral y el aumento de la pobreza. Todos los movimientos sociales señalan que sufrieron recortes, aunque el tamaño de la tijera varía según su poder de presión. En marzo, el Presidente anunció un aumento de la Asignación Universal por Hijo, dando cuenta de la inflación, pero en cambio la distribución de alimentos y planes a través de las organizaciones sociales fue discontinuada. El argumento que Desarrollo Social viene dando a los dirigentes es que el Ministerio de Hacienda no habilita más fondos, o los tiene en estudio. Al mismo tiempo, la suba de los precios pega con  fuerza sobre la canasta alimentaria. En el último año, en el conurbano el precio de la leche aumentó más del 60 por ciento. A su vez, la canasta básica de alimentos acumuló de marzo de 2018 a marzo de 2019 una suba del 65,77 por ciento.

Los datos son del último índice barrial de precios que elabora el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), a partir de los comercios en los que se abastecen los sectores populares. El informe advierte que el conurbano encabeza la tabla de aumentos en los precios. “Es en ese distrito donde se dieron, en los últimos doce meses, las mayores subas de precios de la canasta de alimentos”, precisaron sus autores, Isaac Rudnik y Juan Fresno, en las conclusiones. Para cubrir la canasta básica de alimentos una familia tipo del Conurbano debe tener un ingreso mínimo de 10.649 pesos. El costo de la Canasta Alimentaria varía según la provincia. En Tucumán es de 9739 pesos; en el Chaco de 9534 pesos y en Santiago del Estero de 9358 pesos.

Barrios de Pie también mide el índice de malnutrición entre sus niños. Esos  registros muestran que por las crecientes dificultades para acceder a una alimentación de calidad, el 49,4 de los niños de los sectores populares está mal alimentado. El índice de marzo está dos puntos peor que el año pasado. 

Isepci