El enfrentamiento entre dos bandas narco que provocó la muerte de Kevin Molina se produjo porque disputaban una casa que está enfrente de la vivienda donde estaba el niño con su familia. En el juicio se pidió un guiño judicial para que ese lugar, que tenía un cartel que decía “kiosco” pero donde se vendían estupefacientes, pueda ser ocupado por la gente del barrio para instalar un centro cultural. La casa sigue deshabitada, pero el juez Edmundo Rabbione dijo que nada puede hacer en favor de la inquietud de los vecinos.