La crisis del sector lechero no se detuvo. Así lo testifica el vicepresidente de la Unión General de Tamberos, Guillermo Draletti, quien asegura que tan sólo en la provincia de Buenos Aires “tenemos el cierre de dos tambos por día”. Con estas cifras, se verificaría que la situación de emergencia que se planteó en septiembre del año pasado, cuando se advirtió que se había registrado la desaparición de 604 tambos con respecto al año anterior (2017), sigue en camino de profundizarse. 

En declaraciones recogidas por la agencia de noticias Infogei, Draletti señaló que “los niveles de producción de 1994 a la actualidad se han mantenido, por lo que hubo un estancamiento durante 25 años que se ha agravado en los últimos tres o cuatro”. En ese marco, sostuvo que cierran “dos tambos por día en la provincia y en algún momento se llega adonde estamos ahora y faltan productos en las góndolas”. 

El dirigente insistió en que la brecha de precios entre lo que paga el consumidor y lo que le llega al productor sigue ampliándose. Draletti indicó que de los 45 pesos que se paga por un sachet común en el supermercado, al productor sólo le llegan 10 pesos. “La brecha es la más grande del planeta”, se quejó.  

En su último informe de coyuntura (marzo de 2019), el Observatorio de la Cadena Láctea de Argentina (OCLA), si bien da cuenta de una caída del consumo interno y de la producción, acota lo dicho por el dirigente de la Unión General de Tamberos a la situación de las unidades más pequeñas. “La información relevada (por el Observatorio) muestra, para prácticamente todas las cuencas, que los casos de cierre con liquidación de vacas son aislados”, informa. “La mayoría de estos casos están asociados a tambos de escala más chica (menos de 2000 litros diarios) y/o gerenciados por productores con mayor edad y dificultades para la continuidad familiar, sin sucesores”.

No obstante, OCLA da cuenta de una caída en el consumo interno de 2 por ciento en 2018 (con respecto a 2017) “que se acrecentó a finales de año y principios de 2019, compensado por la caída de producción”. En 2018, se bajó a un consumo promedio de 193 litros al año por habitante de leche y su equivalente en derivados. El informe subraya que a la caída de la demanda, hay que sumarle el efecto de “cambios en el mix de productos y marcas, hacia los de menor precio, segundas marcas, promociones y menor valor agregado”.

Por otra parte, la desaceleración en la producción quedó graficada en la evolución en cada trimestre con respecto al año anterior. El primer trimestre de 2018 registró un aumento en la producción de 9,5 por ciento con respecto al mismo período del año anterior. En el segundo, la variación interanual fue positiva en un 5,2 por ciento. Ya para el tercer trimestre de 2018, el incremento con respecto a 2017 llegaba al 4 por ciento, mientras que en el cuarto (octubre a diciembre) ya se verificaba una caída de 0,3 por ciento. Las cifras de enero de este año ya exponen una caída respecto del primer mes de 2018, de 7,3 por ciento en la producción de leche. El informe de OCLA estima “factible que la disponibilidad de materia prima leche sea inferior al año anterior, entre un 6 a 8 por ciento en el primer cuatrimestre”, a lo cual se suma una mayor demanda para exportación, por mejora de precios internacionales y la suba del dólar. Lo cual permitiría prever que, pese a la baja en el consumo, persista la escasez de productos en góndolas, tal cual advertía Guillermo Draletti. El informe de OCLA completa sus proyecciones indicando que, “de cumplirse las actuales perspectivas, el primer semestre cerraría con una baja del 4 por ciento interanual en la producción, que se iría corrigiendo durante la segunda parte del año”.