“Lo que más extraño, lo que me gustaría que volviera a juntarse, son Los Fabulosos Cadillacs”, se sincera Sergio Rotman durante la entrevista. “Tuvimos la suerte de cambiarle la vida a la gente, a sociedades enteras. Hay cien mil hijos nuestros esparcidos en todo el continente, bandas influidas por nosotros, estadios llenos y gente cantando canciones que compuse en casa de Fidel Nadal, tapando con un colchón los parlantes porque pone la música muy fuerte. Eso sonaba en Quito, Boston, Londres y París. Vi cosas que nadie vio en el escenario. Cuando tenés una convocatoria igual que la del Indio Solari, a quien admiro un montón porque lo creo magnánimo e incomensurable, aunque le habla a su gente. Lloro cada vez que me acuerdo de esas cosas. La banda paró dos veces: tras La marcha del golazo solitario y ahora. Es un parate muy sensible el que sucedió después de la aparición del disco La salvación de Solo y Juan. Nunca pensamos que iba a suceder algo por el estilo”.
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