El estadounidense Jeff Tarango y el austríaco Daniel Koellerer no tuvieron grandes actuaciones pero sí saltaron a la fama por situaciones polémicas. El primero, ex 42 del mundo y ganador de dos títulos ATP en singles, cobró notoriedad en Wimbledon 1995: perdía en la tercera ronda con el alemán Alexander Mronz y explotó de ira cuando el umpire francés Bruno Rebeuh le cantó malo uno de sus servicios. El estadounidense no sólo lo insultó sino que le dijo que era uno de los jueces más corruptos del circuito.

El público lo reprobó y Tarango respondió con furia para que la gente se callara, por lo que Rebeuh lo penalizó con un punto. Mientras se retiraba y repartía insultos para todos lados, su esposa entró a la cancha y le propició dos cachetazos al umpire. Tarango fue multado con 48 mil dólares y no pudo disputar los siguientes tres Grand Slams.

Tristemente conocido como “Crazy Dani”, Koeller vivió casi toda su carrera entre sanciones. En 2005 hizo llorar a un joven Juan Martín del Potro en el Challenger de Buenos Aires: se burló por los calambres del tandilense y hasta simuló inyectarse en relación a los tenistas argentinos suspendidos por doping en aquella época.

Un año después insultó al español Nicolás Almagro y fue suspendido por seis meses; en 2010 fue descalificado en el Challenger de Cordenons por discutir con Robin Haase, romper seis raquetas y hablar todo el tiempo con su entrenador; allí en Italia también provocó la suspensión de su compatriota Stefan Koubek, quien no pudo controlarse y lo levantó del cuello. En mayo de 2011 fue suspendido de por vida por parte de la Unidad de Integridad del Tenis, acusado de arreglar partidos.