Pizza para uno

Pablo Mehanna

Hay un viejo proverbio que dice: “si querés darle de comer a un hombre un día, dale un pescado; si querés darle de comer toda la vida, enseñale a pescar”. Con esta idea, los padres de Tobías Jovenich y de Francesco Larocca decidieron enseñarles a sus hijos el valor del trabajo, ayudándolos a diseñar el plan de negocios para abrir La Fina, una pizzería ubicada en un garaje donde montaron un gran horno a leña para preparar exclusivamente pizza napolitana. Para aprender, convocaron a los maestros pizzeros de Güerrín y pronto los jóvenes empezaron a amasar, a llevar las cuentas y a recuperar ese oficio heredado de Italia. La carta se construyó sobre este monoproducto: una pizza individual, que se prepara en el momento y se cocina en apenas 90 segundos a un horno alimentado a quebracho que está a 400°C, tal como indica la ley de Nápoles. Para la salsa, compran los cajones de tomates, los cocinan en el horno, los pelan y hacen su propia receta. Hay solo ocho estilos, desde la Margherita ($190) a una de mortadela y pesto ($250) hasta la Bianca, que no lleva queso ni salsa, solo rúcula, ricota y berenjena ($200). La elasticidad de la masa y la velocidad de cocción hacen que la porción se doble con facilidad y, piernas abiertas para no mancharse, se puede comer sin necesidad de cubiertos. Para acompañar hay cerveza artesanal tirada ($100) que va cambiando de acuerdo a la producción de la semana y dos canillas donde tienen gin tonic y vermut ya preparados. Copa de vino a $140 y gaseosas completan la oferta de bebidas. La propuesta es sencilla y fácil de recordar, tanto que las cartas escritas en las tapas de cartón de las cajas de pizza solo son de referencia para quienes vienen por primera vez. Para sumar algo de sorpresa, cada semana se agrega una pizza especial. 

La Fina es un lugar pequeño y acogedor que abre solo de noche, aunque prometen que pronto estará funcionando durante el día. Una pizza de garaje, como les gusta definirla a sus dueños, sencilla, rica y noble. Tal como llegó de Italia y conquistó el corazón argentino.

La Fina queda en José Hernández 1395. Teléfono: 3246-1502. Horarios de atención: todos los días de 19.30 a 24. 


Para comer y para llevar

Pablo Mehanna

Recién mudado y estrenando local, Vino Tinto es la respuesta a esas noches en las que uno abre la heladera cabizbajo y encuentra los estantes vacíos, con apenas alguna una verdura olvidada en el fondo del cajón. Esta escena puede mejorar notablemente gracias a este lugar que, además de ser restaurante tradicional, con salón donde comer, tiene también una propuesta diseñada para llevar al hogar, con porciones envasadas al vacío. El menú es simple y rico: desde una bondiola braseada ($160) a una pesca del día al ajillo ($170) pasando por zucchinis con hongos y brie ($160). Para una comida rápida siempre hay quiches ($100) o la tortilla de papa y chorizo ($85), ya un clásico de la casa. Apto crisis, ofrece combos que incluyen plato del día con sopa o con bebida a $200 ($240 si se suman las tres opciones). Los lunes suelen ser día de pollo; los jueves, de comida chatarra (hamburguesas, tacos o burritos); los viernes siempre hay pescado, y los sábados, sándwiches. Las ensaladas combinan texturas y sabores, como la de verdes con cherry, zanahoria, rabanito, carambola, queso ahumado, palta y maní ($130), a la que se le puede sumar tiras de pollo. Y ahora que se viene el frío quedan más que recomendadas las sopas, como la de zanahoria y jengibre, la de maní o la de zanahoria y naranja. 

Porteño por adopción desde 2011, Moisés Dagui nació en Venezuela y se formó en cocinas de su país, de Italia y de Estados Unidos, lo que le marcó una cocina cosmopolita que incluye un muy rico tiramisú y un contundente cremoso de dulce de leche. Además de agua y gaseosas, hay etiquetas de vinos orgánicos y también un vino por copa por apenas $65. El salón está equipado con dos largos mostradores y dos mesas altas comunitarias, todo en tonos claros y con unas preciosas lámparas amarillas hechas a mano. 

Vino Tinto ofrece cocina hogareña bien hecha, sin sabores rebuscados y con una muy buena materia prima tratada con respeto y habilidad. Como dice el lema que puede leerse en la entrada: barriga llena, corazón contento.

Vino Tinto Cocina Andante queda en Humboldt 1602. Teléfono: 4773-6523. Horario de atención: lunes a sábados de 12 a 22.


Una esquina de barrio

Pablo Mehanna

Cecilia Ximenes y su pareja Andrés Libedinsky son dueños de Casa Aristóbulo, ya un clásico del Vicente López más cercano a la General Paz. Y ahora crecieron, con nuevo lugar: Enfrente Restaurante, un espacio abierto justo en diagonal al primero. El lugar es amplio, cómodo, con mesas separadas entre sí, en un ambiente blanco y despojado, con un gran patio interior con jardín y parrilla. Fiel a los tiempos que corren, la carta es bien inclusiva, con platos para todo el mundo. Hay recetas con carne, otras vegetarianas y unas más veganas, e incluso se ofrecen opciones sin tacc, para que disfruten tanto una pareja en plan romántico como también una familia con chicos. Acorde a esto, los precios son amigables y cercanos, algo que logran con excursiones semanales para proveerse de materias primas en las ferias de Beccar y de Mataderos. 

Para comenzar, vale arrancar con las empanadas de masa sin gluten, que tienen diversos rellenos, como las de carne ($80), de dorado, de camarón y queso (ambas $85) o de calabaza y hongos ($75). Hay también pizzas (desde $310), cuatro opciones de milanesas, desde la de cerdo con fritas o a caballo ($375) hasta otra de berenjena ahumada con puré de calabaza ($315). De la parrilla sale un gran T-Bone para compartir ($800), un chuletón de cerdo ($390) y un fantástico besugo cocido a punto justo, a $300. Para acompañar, ensalada de quinoa, tomate, verdeo, rabanitos, menta, perejil y vinagreta de limón; bastones de queso de cabra a la plancha o una bienvenida mandioca frita. 

A cargo del día a día en la cocina está Mauro Martín Olmedo; Cecilia también hizo parte de la vajilla de cerámica, cuencos y fuentes esmaltados así como las remeras y los delantales. El jardín es precioso y, en estos días otoñales, hay mantas para los más friolentos.  

Por ahora, Enfrente abre solo de miércoles a domingo a la noche, pero apenas ajusten la cocina y servicio prometen sumar el mediodía para almuerzos y la tarde para un rico vermut. Un lindo lugar, con logrado sabor a barrio.

Enfrente Restaurante queda en Aristóbulo del Valle 1896, Vicente López. Teléfono: 3662-4660 y 7395-2305. Horario de atención: miércoles a domingos a partir de las 20.