¿Qué opinaría usted si alguien le dijera que va a estudiar una carrera universitaria donde le enseñarán a analizar la implementación de nuevas tecnologías como el fax? Seguramente se le escaparía una risotada o una mueca de espanto. Sin embargo, la triste realidad es que eso es lo que debería enseñarse en Ciencias de la Comunicación de la UBA según los contenidos mínimos que establece el plan de estudios vigente, diseñado hace más de 30 años. Si, a pesar de esto la Carrera de Comunicación es hoy una de las más importantes del país y América Latina, es porque sus docentes se esfuerzan permanentemente por mantener actualizados los contenidos alrededor de problemáticas contemporáneas –como narrativas transmedia, plataformas digitales, nuevas relaciones entre prácticas culturales, subjetividades y ciudadanías, vínculos entre comunicación, política y tecnología, entre otras– para formar profesionales con capacidad crítica, académicamente calificados y competitivos para el mundo laboral actual.

El plan de estudios vigente fue escrito con la creación de la Carrera en 1985 y levemente modificado en 1990. Cuando se gestó, la televisión por cable prácticamente no existía; la FM como la conocemos hoy, tampoco (la mítica Rock & Pop nacía ese año); la TV satelital a domicilio era una utopía, qué decir de Internet.

Pero no es éste el único motivo que hace necesaria una actualización del plan. No se trata sólo de actualizar el libreto por la emergencia y expansión de nuevas tecnologías. La estructura de nuestra Carrera la convierte en una de las más rígidas y extensas de la UBA, con un promedio de tiempo de graduación de ocho años. Lo sabe buena parte del periodismo porteño que transitó nuestras aulas.

Por estos motivos, en 2010 la comunidad de la Carrera en sus tres claustros (estudiantes, graduados y profesores) puso en marcha un proceso de reforma de dicho plan de estudios: cientos de foros, charlas y debates se realizaron a lo largo de tres años. A fines de 2013 se aprobó la propuesta en la Junta de Carrera y, al año siguiente, previa realización de una audiencia pública, hizo lo propio el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales. 

De allí en más, un largo periplo de ajustes técnicos condujo a que finalmente el 7 de julio de 2017 la Secretaría, y luego la Comisión de Asuntos Académicos del Consejo Superior de la UBA, aprobaran el plan. Sólo restaba entonces la aprobación en sesión plenaria de la máxima autoridad colegiada de la UBA, el Consejo Superior, pero ésta nunca llegó. En cambio, el expediente fue sacado de tratamiento sin la debida consulta a dicho Consejo.

Un planteo por una presunta falta de fondos para su implementación sepultó el proyecto en un cajón. En reiteradas oportunidades, consta en el expediente, las autoridades de la Carrera han aclarado que no se requerían nuevos recursos para la reforma del plan, aunque por supuesto se precisan los ya existentes para garantizar los derechos de las y los docentes de la planta actual, punto acordado con las gremiales. La reforma del Plan se centra en un acortamiento de asignaturas anuales a cuatrimestrales, en cambios de denominaciones y contenidos de algunas materias, y en la incorporación de electividades y optatividades que permitirán a las y los estudiantes elegir dentro de menú de opciones curriculares más amplio que el actual. Todos estos cambios se realizarían con los cargos docentes vigentes.

El pasado 27 de diciembre el rector de la UBA, Alberto Barbieri, señaló en una nota publicada en este diario: “Quiero remarcar que la actualización de nuestros planes de estudios cumple un rol importantísimo. En mi gestión hemos modificado, de manera participativa en cada una de las unidades académicas, muchos de ellos, como muy pocas veces se hizo a lo largo del proceso democrático que nos toca vivir”. Es cierto, algunos de los planes modificados pertenecían a nuestra Facultad de Ciencias Sociales. Lamentablemente, el nuestro, tan democráticamente discutido y consensuado, no estuvo en la agenda.

Si bien se lo hemos ya planteado en reiteradas oportunidades a nuestra actual decana, Carolina Mera, aprovechamos nuevamente la ocasión para recordarle a ella, al rector y al Consejo Superior que nuestro nuevo plan se encuentra en un cajón desde 2017 y que las y los estudiantes de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, si el cuerpo docente se apegara al texto vigente, aún deberían analizar la implementación de “nuevas tecnologías” como el fax.

* Director de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA.