Lo que el año pasado era uno de los flamantes pasos limítrofes entre México y Estados Unidos muy pronto podría convertirse en víctima del blindaje por el que apuesta Donald Trump. Dividido por el Río Grande, en el sur de la frontera descansa la ciudad de Guadalupe, mientras del lado yanqui se halla Tornillo. Justo ahí está El mató a un policía motorizado, en uno de los principales atractivos de esa urbe de 1500 habitantes, ultimando detalles de su nuevo álbum: los estudios Sonic Ranch. “Aterrizamos el mismo día que asumió Trump”, destaca el cantante Santiago Motorizado, quien advierte por Skype que está sentado debajo de un árbol, gozando el sonido de los pájaros.

“Estamos encerrados en el medio de la nada, así que vemos las mismas noticias que pasan en La Plata y la sensación es similar”, suma Santiago. El quinteto llegó allá por sugerencia de su sempiterno ingeniero y coproductor, Eduardo Bergallo. “Cuando le comentamos que queríamos grabar, él nos tiró esta posibilidad, porque le copaba trabajar sin distracciones, en este microclima.”

De las siete salas de Sonic Ranch, estudio por el que pasaron artistas como Beach House y Animal Collective o los argentinos Juana Molina y Utopians, El Mató ocupó la Neve Control Room (diseñada por el dueño del lugar, Vincent Van Haaff), para registrar este nuevo álbum que aún no tiene título. “Es la más grande y tiene la consola con más canales en el mundo; su magia es única”, asegura Santiago sobre este híbrido de 80 canales integrado por una mitad que era de Madonna y otra con la que grabó buena parte de la Motown.

Además de brindar servicios de vivienda y comida, el complejo creado en 1989 surtió a la banda de todos los instrumentos. “Es medio un parque de diversiones porque hay quinientas mil guitarras y teclados y opciones de amplificadores. Estuvo siempre esa cuestión lúdica de probar cosas. Reservamos el estudio 21 días para grabación y mezcla. Para nosotros era un montón porque nunca encaramos un disco de esa manera, siempre lo grabamos de a poco. Muchas canciones o partes surgieron en la sala y algunas letras las terminé acá. Tenía vértigo, pero se solucionó bien.”

Pese a que El Mató desembarcó en Tornillo con 16 canciones, acaba de poner el foco en 13 que nunca fueron tocadas en vivo para este primer trabajo grabado fuera de Argentina. “Los temas de Violencia (EP de 2015 que es su última producción hasta la fecha) estaban metidos en este grupo de canciones”, apunta el cantante y bajista de la banda pilar del indie patrio, quien matiza de su nuevo repertorio el contraste entre letras melancólicas y sonidos alegres. “Lo que más me divierte es que tras laburar en esto por dos años, llegás acá y aparecen cosas nuevas.”

Es que hasta último minuto la hechura del inminente disco pide cancha. “Las canciones son diferentes entre sí porque así fueron encaradas. Algunas no tienen guitarra y eso no pasó antes. Al igual que el uso de percusión. También había gran cantidad de sintetizadores con diferentes climas y sonidos. Se abrió el juego. Me gusta cómo está quedando, pero el resultado me genera un poco de intriga.”

* Domingo 26 en C.C. Konex, Sarmiento 3131. A las 18.