Tan movida como multitudinaria fue la conferencia de prensa de ayer convocada por la Asociación Argentina del Teatro Independiente (Artei) para denunciar la gravísima crisis que atraviesa el sector. Primero se leyó un documento que detalló con datos y precisiones la herida de muerte de la actividad teatral independiente. Luego se anunció que, en un patético manotazo de ahogado, Enrique Avogadro, ministro de cultura porteño que sorpresivamente se hizo presente en la actividad, había anunciado una hora y media antes la inyección de una partida presupuestaria extra para salas y espacios culturales. Por último, desde la comisión directiva de la organización que agrupa a cien salas y espacios independientes deslizaron que si no aparecen soluciones reales pronto, llevarán a cabo un plan de lucha, un hito que sería histórico para el sector.  

 “El desarrollo de nuestra actividad se ha hecho inviable y estamos acá porque llegamos a una situación límite. En nuestros espacios trabajan más de 25 mil personas cuyos trabajos peligran. Tenemos la necesidad de poner un freno”, abrió Liliana Weimer, la presidenta de Artei. Expuso, antes de leer el documento, que en los últimos dos años la tarifa eléctrica, por tomar sólo uno de los servicios, aumentó un 300 por ciento, mientras que el precio promedio de entrada sólo subió un 25. A esos datos se sumaron otros que se revelaron en la lectura del texto. Por ejemplo, que los subsidios que otorga el Estado por ley tan sólo cubren entre el 5 y el 30 por ciento de los costos de funcionamiento de las salas y que encima funcionan mal: hay atrasos en los pagos del Instituto Nacional de Teatro, un desfinanciamiento de Proteatro y una deuda por distintas prestaciones que las salas le han brindado al gobierno de la Ciudad.

 “Es el Estado quien tiene el deber de proteger, acompañar y fomentar nuestra actividad y nuestros espacios. Responsabilizamos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y al Gobierno Nacional por la situación de emergencia y precariedad que estamos viviendo y por poner en riesgo todo el aporte que nuestro sector realiza al desarrollo económico, social y comunitario”, denunciaron los trabajadores de la cultura. Antes de pasar a responder preguntas, contaron de dos reuniones que mantuvieron en los últimos días: la primera con el secretario de cultura de la Nación, Pablo Avelluto, que se comprometió a transferir de la tarifa comercial de servicios a la social a las salas que correspondieran. La segunda con Avogadro, que prometió la partida extra para paliar el mal momento. Consultado por PáginaI12, el ministro no quiso hacer declaraciones. Su equipo de prensa, sin embargo, dejó trascender que la partida será de 20 millones (menos del 20 por ciento de lo que ya destina en subsidios).

   Entre los presentes en la sala grande de Timbre 4, donde se hizo la conferencia, hubo periodistas, miembros de la comunidad cultural y hasta el diputado Daniel Filmus, presidente de la comisión de cultura de esa cámara. Se hicieron presentes también los “grandes maestros” del circuito teatral, como Tito Cossa, Ricardo Bartís y Norman Briski, entre otros. El último llamó a la reflexión colectiva e invitó a los presentes a pensar “qué significa decir basta”. En línea con su discurso, Bartís arengó: “Hace años que venimos diciendo que nos van a matar y no hacemos nada”. Al final del encuentro, por los pasillos de Timbre 4, más de uno hablaba con un colega sobre la idea de “parar la actividad”.