Desde Roma

Después de 17 años de la primera visita de un pontífice a Bulgaria –Juan Pablo II en 2002–, el papa Francisco emprenderá hoy y hasta el 7 de mayo, un breve viaje que lo conducirá primero a Bulgaria y luego a Macedonia del Norte, dos pequeños países en los que pese a que los católicos son una minoría –ortodoxos y musulmanes son mayoritarios– el Papa ha querido llevar su mensaje de fe, paz y unidad, basándose en dos figuras que tuvieron que ver con esta región: el papa Juan XXIII y Madre Teresa de Calcuta.

El lema de este viaje número 29 del papa Francisco, en particular en relación a Bulgaria, es recordar la encíclica de San Juan XXIII, Pacem in Terris (paz en al Tierra). Juan XXIII fue “delegado apostólico” durante varios años en Bulgaria antes de ser elegido pontífice en 1958.

 El tema de la paz que el Papa lleva como objetivo en este viaje tiene que ser visto en dos sentidos, explicó el secretario de estado vaticano Pietro Parolin en una entrevista con la agencia  vaticana Vatican News. Por una parte la idea es recordar “cuáles son los fundamentos de la paz según la encíclica de San Juan XXIII: verdad, justicia, libertad y amor”. Pero por otra parte recordar también, agregó el cardenal, la figura de San Juan XXIII que fue un “gran amigo de Bulgaria” y que con su actitud de “búsqueda de la amistad, suavidad, amabilidad, encuentro con el otro, y el hecho de destacar más que nada lo que une y no lo que divide”, consideraba se puede construir mejor la paz.

Así lo reiteró el Papa en su mensaje televisivo dirigido a los búlgaros antes de partir,  donde recordó que  su “peregrinaje será en recuerdo del Santo Papa Juan XXIII que transcurrió 10 años en Sofia como delegado apostólico y creó con vuestro pueblo una relación de estima y de afecto que dura todavía hoy. El ha sido un hombre de fe, de comunión y de paz”, dijo Francisco.

Bulgaria ha pasado por numerosos conflictos y guerras desde siglo XIX, lo que según algunas versiones históricas, llevó al país a aliarse con los alemanes tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, la planeada deportación de los judíos búlgaros a campos de exterminio programada en 1943, nunca pudo efectuarse, gracias a que la iglesia ortodoxa búlgara pidió clemencia al rey Boris III y al mismo tiempo varios dirigentes de esa iglesia junto a unos 300 fieles, lograron bloquear la deportación de 8.500 judíos que los nazis estaban cargando en los trenes.

En 1946, Bulgaria se transformó en una república popular comunista. A partir de 1991, luego de la caída del Muro de Berlín en 1989, se organizó como una república democrática con una nueva Constitución. Desde diciembre de 2000 es miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que une militarmente a los países europeos y Estados Unidos principalmente, y desde 2007 forma parte de la Unión Europea.  Cuenta con poco más de siete millones de habitantes.

El papa llegará la capital búlgara, Sofía, en la mañana de hoy. y se encontrará con las autoridades locales. Por la tarde se reunirá con el patriarca ortodoxo Neofit en el palacio del Santo Sínodo y luego rezará ante el altar de los santos Cirilo y Metodio -dos santos del primer milenio del cristianismo, cuando católicos y ortodoxos todavía no estaban divididos- en la catedral patriarcal de San Alexander Nevsky. Por la tarde celebrará una misa en la plaza de Knaz Alexander. 

El lunes visitará un campo de prófugos, con la intención de subrayar, ha explicado el Vaticano, la necesidad de “construir puentes y derrocar muros” referido a las migraciones de todo el mundo. Insistirá además, en los cuatro verbos que él considera fundamentales: recibir, proteger, promover e integrar, pese a que algunos políticos europeos, como el viceprimer ministro de Italia, el derechista Matteo Salvini, consideran que “la integración es posible sólo si los números (de ingresos) son controlados. Se lo digo también al Santo Padre que habla de ‘puertas abiertas’ y de ‘todos adelante’”, dijo Salvini.

Al final de la tarde, siempre en Sofía, presidirá un encuentro por la paz  con exponentes de varias confesiones religiosas en la plaza Nezavisimost.

El martes 7 viajará a Skopie, capital de Macedonia del Norte, donde encontrará las autoridades locales y también mantendrá un encuentro ecuménico e interreligioso con jóvenes. Pero antes habrá visitado el memorial de Santa Teresa de Calcuta, conocida más bien como Madre Teresa de Calcuta, la monja de origen albanés que se hizo famosa por sus obras de caridad en la India pero que en realidad nació en Macedonia en 1910. Fue canonizada por Francisco en Roma en 2016.

De esta visita al memorial de Madre Teresa, construido en el lugar donde surgía la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús destruida por el terremoto de 1963, participarán distintos líderes religiosos y el papa Francisco encontrará también un centenar de pobres asistidos por las monjas de la caridad.

Macedonia del Norte tiene oficialmente este nombre desde enero de 2019, después de una larga disputa con Grecia que no quiso reconocerle el nombre de República de Macedonia porque ella posee la mayor parte del territorio de la antigua Macedonia. En épocas comunistas, sin embargo, era conocida como República Popular de Macedonia y formaba parte de Yugoslavia. 

Hoy, Macedonia del Norte es un país muy pequeño de 25.300 km² (un poco más grande que la provincia de Tucumán), con poco más de 2,3 millones de habitantes, en su mayor parte macedonios y albaneses, de religión principalmente ortodoxa y musulmana. Es parte de la península balcánica y no tiene salida al mar, estando rodeada por Grecia, Albania, Kosovo, Serbia y Bulgaria. Todavía, dicen los expertos, no se ha recuperado totalmente de los efectos de la guerra en Bosnia-Herzegovina de mediados de los años 90 y de la crisis económica mundial comenzada en 2008. Ahora se están empezando las negociaciones para su posible incorporación a la Unión Europea.