En medio de las negociaciones del Gobierno con el peronismo para consolidar el ya vapuleado acuerdo de 10 puntos, el precandidato presidencial de Alternativa Federal, Sergio Massa, cuestionó que se haya filtrado el decálogo, al que calificó como una propuesta “electoralista”. El líder del Frente Renovador, quien la semana pasada había señalado que el Gobierno debía convocar también a Cristina Fernández, dio detalles sobre la conversación que mantuvo con el presidente Mauricio Macri, en la que le aclaró que “Argentina necesita que lleguemos a un compromiso que fije el rumbo de los próximos cinco meses”. 

Entre otros conceptos, señaló que "Argentina necesita políticas de Estado, no marketing electoral". También afirmó que este "es un gobierno terco".

“Este acuerdo debe dar seguridad y previsibilidad sobre el futuro de la política argentina, sí, pero fundamentalmente estar centrado en medidas inmediatas y urgentes para paliar la grave situación económica y social de la mayoría de los argentinos. El mercado necesita señales; los argentinos necesitan respuestas, soluciones”, resaltó en un comunicado publicado en su página de Facebook. 

Massa aseguró que tiene que ser el propio presidente quien convoque “a todos los sectores, sin exclusiones”, al tiempo que le advirtió que en caso de que no lo concrete, será la oposición quien lo lleve adelante.

“Si no actúa con la seriedad y el patriotismo que exige la situación, si no cumple con lo que se comprometió ayer, seremos nosotros quienes convoquemos a todos los dirigentes políticos opositores, sin exclusiones, y a líderes sociales, económicos y sindicales a dialogar y definir un programa de transición”, puntualizó. 

El documento, al que tituló “Argentina necesita políticas de Estado, no marketing electoral”, llegó a días de que el Gobierno anunciara un principio de acuerdo con Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y Massa, en el que también intentó sumar a Roberto Lavagna. Sin embargo, la mayoría de los convocados tomó distancia de la propuesta del oficialismo.

“La declaración, además no es otra cosa que un listado de buenas intenciones. No son propuestas de políticas reales y concretas, no buscan solucionar las urgencias de la Argentina, sino evitar el debate. No se puede discutir un eslogan”, señaló hoy Massa, al destacar que ese “ha sido un mal comienzo” para el acuerdo. “No hay opciones para un dialogo sin honestidad y sinceridad. El Gobierno no tiene ninguna voluntad de corregir el rumbo, solo quiere que nos hagamos cargo de su fracaso”, agregó. 

De acuerdo al precandidato de Alternativa Federal, la propuesta del Gobierno “es electoralista” porque “no incluye a buena parte de la oposición ni a los actores que han sido perjudicados por sus políticas”, en ese grupo ubica a los trabajadores, los jubilados y las Pymes.

“No habrá acuerdo, no habrá salida de la crisis, no tendremos soluciones reales a los problemas de los argentinos, si buena parte del Congreso no participa y si una porción importante de la sociedad no se siente representada. Hay que terminar, de una vez, con el negocio de la grieta”, insistió respecto a la reticencia del Gobierno de ampliar el espectro de negociación hacia otros espacios.

Sobre el final del texto, advirtió al Gobierno sobre la importancia de las negociaciones y los exhortó a que sean ellos quienes motoricen el acuerdo si no quieren que lo haga la oposición, en pos de “definir un programa de transición que nos ayude a salir de esta profunda y grave crisis en la que estamos inmersos”.

“Es nuestro deber y responsabilidad dejar las diferencias y prejuicios atrás y ponernos a trabajar juntos por Argentina. Argentina necesita políticas de Estado, no marketing electoral”, cerró.

A continuación, el texto completo publicado por Massa en sus redes sociales.

ARGENTINA NECESITA POLÍTICAS DE ESTADO, NO MARKETING ELECTORAL

El país está atravesando una gravísima crisis por el fracaso de Macri. No fracasamos los argentinos; fracasaron él, su gobierno y sus políticas. Macri eligió un mal camino, un camino equivocado; y, pese a la innegable realidad, desoye a quienes intentan ayudarlo e insiste con las mismas recetas. Es un Gobierno terco, que repite una y otra vez: “no hay otro camino, es por acá”, pero nosotros sabemos que hay otra manera de hacer las cosas, que hay otras soluciones, que hay alternativa.

Por eso, el 2 de abril, ante dirigentes de todo el país, planteamos una serie de compromisos para defender a la Argentina, un punto de partida para dialogar, debatir y consensuar sobre las políticas de Estado que el país necesita para resolver las urgencias del presente y enfrentar los desafíos del futuro. No presentamos nuestro programa de gobierno, sino que hicimos una invitación sincera a dirigentes políticos, empresarios, trabajadores, entidades religiosas, organizaciones de la sociedad civil y a todo aquel que quiera participar de un debate amplio y generoso.

El pasado lunes, en una conferencia de prensa, volví a insistir en la necesidad de acordar una serie de políticas públicas y le pedí al Presidente Macri que organice y convoque una “mesa de diálogo” con todos los líderes de la oposición, sin exclusiones. Una mesa abierta, también a líderes sociales, empresariales y sindicales. Argentina necesita un programa de mínimos para que el deterioro económico no lleve a la Argentina a un default antes del proceso electoral, para que la crisis no se convierta en desastre. Un programa de mínimos que nos ayude a acabar este mandato sin más daños a nuestra economía y a nuestra sociedad. Pero no habrá solución (ni mensaje de tranquilidad y certidumbre) si no participan las principales fuerzas de Congreso. Suya es la mayoría, suya la responsabilidad.

El jueves a la tarde, el Gobierno filtró a los medios de comunicación que estaría negociando una declaración conjunta con Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y conmigo. No fue el anuncio de una negociación real y sincera, sino una nueva operación del Gobierno para distraer y dividir a la oposición. El diálogo no se hace a través de filtraciones de prensa; y los acuerdos no se construyen por WhatsApp.

Ha sido un mal comienzo. El gobierno sigue generando desconfianza, cuando lo que necesitan los argentinos y argentinas es totalmente lo contrario: confianza, certeza y previsibilidad; y sigue sin admitir sus errores, su fracaso. No hay opciones para un dialogo sin honestidad y sinceridad. El Gobierno no tiene ninguna voluntad de corregir el rumbo, solo quiere que nos hagamos cargo de su fracaso.

La declaración, además, no es otra cosa que un listado de buenas intenciones. No son propuestas de políticas reales y concretas, no buscan solucionar las urgencias de la Argentina, sino evitar el debate. No se puede discutir un eslogan.

La propuesta del Gobierno es electoralista. Por eso, no incluye a buena parte de la oposición ni a los actores que han sido perjudicados por sus políticas: los trabajadores, los jubilados, las PYMEs, etc. No habrá acuerdo, no habrá salida de la crisis, no tendremos soluciones reales a los problemas de los argentinos, si buena parte del Congreso no participa y si una porción importante de la sociedad no se siente representada. Hay que terminar, de una vez, con el negocio de la grieta.

Ayer, finalmente, llegó la llamada del Presidente. Le expliqué detalladamente lo que vengo sosteniendo en el último tiempo y lo que dije en las conferencias de prensa del lunes y viernes. Argentina necesita que lleguemos a un compromiso que fije el rumbo de los próximos cinco meses. Este acuerdo debe dar seguridad y previsibilidad sobre el futuro de la política argentina, sí, pero fundamentalmente estar centrado en medidas inmediatas y urgentes para paliar la grave situación económica y social de la mayoría de los argentinos. El mercado necesita señales; los argentinos necesitan respuestas, soluciones.

Este compromiso no puede esperar más. Lo natural y esperable sería que lo lidere el Presidente en persona, sin delegaciones ni filtraciones u operaciones políticas con intereses electorales. Pero si no actúa con la seriedad y el patriotismo que exige la situación, si no cumple con lo que se comprometió ayer, seremos nosotros quienes convoquemos a todos los dirigentes políticos opositores, sin exclusiones, y a líderes sociales, económicos y sindicales a dialogar y definir un programa de transición que nos ayude a salir de esta profunda y grave crisis en la que estamos inmersos. Es nuestro deber y responsabilidad dejar las diferencias y prejuicios atrás y ponernos a trabajar juntos por Argentina. Argentina necesita políticas de Estado, no marketing electoral.