Los alumnos de la escuela rural mapuche 259 Atreuco Abajo, provincia de Neuquén, conocieron Buenos Aires en su viaje de egresados de séptimo grado. Las maestras ya tenían el viaje planificado, pero fue gracias a la solidaridad de los oyentes de Una nueva aventura, el programa que conduce la periodista Any Ventura, que lograron juntar fondos para llegar a la capital y conocer, entre otros lugares, los estadios de River y Boca Juniors. “Desde chiquito que tenía el sueño de ir al Monumental. Cuando la seño me dijo que íbamos a ir yo le decía que no íbamos a llegar y cuando tuvimos los pasajes yo decía: ‘Voy a ir al lugar soñado que quiero ir’”, contó Kevin Antileo (15), uno de los egresados.

Kevin y sus compañeros, Carlos Buyones (13), Joel Cifuentes (13) y Agustina Cañicul (14), viven en la comunidad mapuche de Atreuco, a 30 kilómetros de Junín de los Andes y su sueño era conocer la Ciudad de Buenos Aires. Para cumplir el deseo de sus alumnos, la “seño” Cintia Bossini entregó una carta al vicegobernador neuquino, Rolando Figueroa, quien aceptó cubrir el costo de los pasajes. “Con ese OK nos pusimos las pilas para seguir juntando fondos”, dijo Bossini a PáginaI12. Después, consiguieron un hotel en Ezeiza y contactaron a la docente con un programa de radio. “Yo no tenía idea de con quién y cuando me llamaron me dijeron que era Any Ventura. Ella y su equipo le pusieron toda la onda”, afirmó.

Bossini contó al aire el sueño de sus alumnos y tanto Ventura y su equipo como los oyentes empezaron a actuar como hadas madrinas. La conductora los contactó con ATE para que se alojaran en un hotel sobre Avenida de Mayo; Tití Fernández gestionó la visita a la Bombonera; un oyente consiguió las entradas para que conocieran el Monumental y prometió conseguir calzado de montaña y camperas para los 38 alumnos de la escuela, además de que recibieron cientos de mensajes alentadores. “Hasta Mariana Vaschetto, una científica argentina que trabaja en Oxford y Cambridge y que fue alumna en una escuela rural de Córdoba, nos donó 10 mil pesos”, dijo Bossini, todavía sorprendida por el aluvión de afecto y solidaridad. “Me sorprende y me emociona cómo los sueños de ellos despertaron en mucha gente estas ganas de colaborar y de ser parte de ese proyecto”, agregó.

La comunidad de Atreuco también hizo lo suyo. Los padres donaron parte de su producción artesanal de tejidos y madera como premios para rifas y también hicieron una peña. “Vino un grupo folclórico a bailar, un grupo de fútbol nos prestó las sillas. Nadie cobró nada, fue todo para el viaje de los chicos”, señaló Iris Lucero, otra docente que acompañó a los chicos en el viaje. Como parte de la preparación, mandaron a hacer las camperas de egresados: rojas y negras con el escudo mapuche –que incluye el nombre de la escuela– estampado en la manga izquierda. “(Los colores de la bandera representan) el cielo, el pasto y la sangre”, enumeraron los chicos a pedido de su maestra.

“La directora pertenece a la comunidad mapuche, entonces le pone mucha impronta a la escuela”, aseguró Bossini. Si bien las escuelas neuquinas cuentan con la materia “idioma y cultura mapuche” en su currícula, en la 259 Atreuco Abajo se intenta hablar el mapudungún en otros espacios y reivindicar las tradiciones culturales. “Después es decisión de ellos y sus familias si quieren participar de las rogativas (ceremonias religiosas)”, agregó la docente.

Al ser una escuela rural, los 38 alumnos están agrupados en salas multiciclo. La maestra de jardín tiene niños de 3, 4 y 5 años, mientras que la primaria está dividida en tres ciclos: el primero comprende de primer a tercer grado; el segundo cuarto y quinto y el tercero sexto y séptimo. “Dividimos el pizarrón y damos el contenido para cada año. La directora nos exige una carpeta dividida por área y por grado para (mantener) la calidad de la educación”, explicó Lucero.

Informe: Ludmila Ferrer.