Muy poco después de finalizar sus estudios en San Francisco, Lourdes Portillo comenzaba un camino de compromiso social que se haría evidente con el tiempo. Corría el año 1979 cuando dirigió su primer película, Después del terremoto, sobre la vida de una joven inmigrante nicaragüense en California. En 1986 obtuvo una nominación a los Oscar y más de veinticinco premios internacionales con Las Madres de la Plaza de Mayo, que filmó durante tres años en Argentina junto a Susana Muñoz.

Entre sus obras, cabe mencionar La ofrenda: The Days of the Dead (1988), sobre las celebraciones del día de los muertos en comunidades mexicanas y chicanas; El diablo nunca duerme (1994); Corpus: A Home Movie for Selena (1999), sobre la popular cantante texana; Señorita extraviada (2001), sobre los centenares de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y Al más allá (2008), documental experimental sobre el tráfico de drogas en la costa maya.

Sus obras reivindican derechos y documentan las consecuencias de las políticas económicas neoliberales, el legado nefasto de los regímenes militares, así como el vínculo de la violencia de género con las estructuras de dominación en la vida diaria de las mujeres.