Desde Mendoza

“La única mujer que ganó este premio fue Mercedes Sosa, hace 19 años. Hoy lo gana una lesbiana”. No fue la única declaración contundente de Marilina Bertoldi en la noche, pero tuvo el impacto del contexto: era el final de fiesta en el Auditorio Angel Bustelo, y lo que la responsable de Prender un fuego tenía en sus manos era el Gardel de Oro. La 21º edición de los galardones de la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif) fue un reflejo del cambio de época. Porque hay un innegable mérito artístico en el disco de Bertoldi, pero también una búsqueda de, a la hora de los premios, empezar a visibilizar a las mujeres.

No fue casual que varias de las artistas que pasaron por el escenario aludieran al tema, que encontró una portavoz potente en Lali Espósito. La estrella del pop no solo expresó su apoyo “a todas las compañeras que reclaman por mayor espacio en los escenarios”, sino que cerró el discurso de aceptación del premio a la artsta pop (por Brava) pidiendo “por el aborto legal, seguro y gratuito, que es una causa de salud pública aunque a algunos no les guste”. Eruca Sativa, Mariana Bianchini, Miss Bolivia, fueron sumando voces. Del rol de las mujeres, también, se ocupó Teresa Parodi, que recibió un premio a la trayectoria y lo dedicó “al movimiento de mujeres que está revolucionando el mundo y a las guerreras que eligieron el arte”, para cerrar con un párrafo bien intencionado: “En este tiempo tan difícil, quiero agradecer a quienes pelean por la memoria, la justicia y la libertad. Y los y las abrazo sinceramente”.

Pero los Gardel no fueron solo una plataforma para la difusión de las reivindicaciones femeninas. También hubo otro reflejo de la época en la defensa de la labor independiente que hicieron músicos tan disímiles como Marcelo Torres, Bándalos Chinos, Las Rositas, la Orquesta Típica Fernández Fierro –cuyos representantes dijeron sin vueltas que “Hoy ganó la autogestión”–, Lisandro Aristimuño y La Delio Valdez, que arengó: “¡Que viva la independencia, la autogestión y el cooperativismo!”. 

Valga la redundancia, algunos premios estaban cantados. Escalandrum no podía irse con las manos vacías tras hacer un disco enorme como Studio 2, y así se fueron con tres premios bajo el brazo. Abel Pintos siempre pisa fuerte en los Gardel, y lo ambicioso del proyecto La familia festeja fuerte hacía prever que volvería a hacerlo. Paulo Londra tenía todos los boletos para simbolizar el nuevo peso de lo que se sintetizó como “música urbana”. Después de su propia fiesta del lunes en la bodega Robino, los Decadentes volvieron a festejar por su MTV Unplugged como “videoclip largo”.