Bodegón en San Telmo

Pablo Mehanna

Don Ernesto es lo que uno definiría como un clásico restaurante de barrio: punto de encuentro de vecinos que buscan rica comida casera cuando no quieren cocinar en casa o tienen la heladera vacía. Un lugar donde saludar a los mozos y con solo decir “traeme lo de siempre”, ellos sabrán a qué se refiere. La única diferencia es que, al estar ubicado en el corazón de San Telmo, esos habitués de la zona se mezclan con turistas que buscan probar de qué se trata la cocina porteña. Un toque de color, que no desentona. Con una carta nutrida, típica de bodegón donde no faltan la parrilla, las minutas y las pastas, todos obtienen lo que buscan. El espacio es acogedor, mucha madera y el estilo bohemio del barrio. A los que eligen parrilla, el mozo recomendará una provoleta napolitana ($170), unos riñones o chinchulines crocantes ($150) y un bife de chorizo a punto ($500, hay opción de pedir medio). Para acompañar, ensaladas, papas fritas (desde $100) o una ensalada rusa, ese invento porteño que no pasa de moda ($130). El pollo se puede pedir deshuesado a la parrilla ($160), en suprema, con espinacas a la crema y papas españolas, o en versión Maryland, otro invento rioplatense (desde $320). Las porciones son generosas, aptas para compartir si se suma alguna entrada o se guarda lugar para el postre. 

Además de pastas caseras, donde ganan los canelones de verdura y los tallarines al huevo (desde $170) con salsas que van de un pesto hasta un estofado ($80), también hay platos apto celíacos, como unos fideos verdes de arroz con tomate, albahaca, aceitunas negras salteadas con oliva ($300) o una bondiola de cerdo con puré de manzanas ($340). La carta de vinos tiene etiquetas de solo cuatro bodegas, desde $210 en adelante; y las cervezas salen en botella de litro o porrón. Entre los postres hay algunos tan vintage como el Don Pedro o el almendrado, pero el flan es el best seller. Don Ernesto es un digno representante de la típica cocina argentina de inmigrantes, de tradiciones y reversiones porteñas. 

Don Ernesto queda en Carlos Calvo 375. Teléfono: 4307-6927. Horario de atención: todos los días de 12 a 01. 


Más que una parrilla

Pablo Mehanna

Ubicada en una esquina de Núñez, Solomía combina tradición con cortes especiales, pescados y algunas sorpresas, mostrando así cómo una parrilla se puede modernizar sin dejar de lado su espíritu barrial. Con una decoración rústica y sencilla, y sumando mesas afuera, es común ver tanto familias como gente joven que buscan una alternativa por la zona y se sientan allí distendidos, como si se tratara del patio de la casa. Los fines de semana recomiendan reservar para no tener que esperar demasiado. A cortes como la colita de cuadril ($390) o el solomillo de cerdo ahumado con fritas ($445) se suman el Secret Cut de la casa ($440) o un Porterhouse Steak para compartir, que son 800 gr de T-Bone (lomo y bife con hueso, $800), entre otras especialidades. A tono con la moda, también incorporaron una tremenda hamburguesa de 260 gramos que viene con cheddar y panceta, en pan de queso y acompañada de papas bastón ($350). Pero Solomía no es solo un espacio para voraces carnívoros: la carta deja lugar para pescados como el atún rojo grillado al limón ($420), la trucha patagónica con verduras ($380) o un crocante pacú para dos cocido a las brasas y servido con lechuga y tomates grillados, papas y aros de cebolla ($720). Las pastas son caseras y abundantes y, entre las guarniciones, hay unas batatas al plomo que salen perfectas.

La selección de vinos es amplia, con buena variedad  de precios; y los postres delinean una sección aparte que merece su atención. Los golosos deberían guardar un espacio importante para probar algunas de las muchas opciones. Entre las estrellas están la Lindor Cake, un fondant de chocolate Lindt con salsa de frutos rojos ($165); la Mongo Cookie, una gigante galletita Oreo rellena de helado de crema americana bañada en dulce de leche y Charlotte ($265) o las Hot Chips, unas galletitas horneadas en el momento, servidas con helado y bañadas en chocolate ($230, para compartir). Está claro: Solomía es una parrilla, pero con suficientes bonus track para diferenciarse del resto. 

Solomía queda en Quesada 1699. Teléfono: 4788-6505. Horario de atención: de martes a domingos de 12 a 16 y de 20 a 24. 


Nuevo chef, misma cocina

Pablo Mehanna

La Olla de Félix es de esos restaurantes que han logrado sobrevivir a los incesantes vaivenes de la economía argentina gracias a una fiel clientela que acompaña desde hace más de 15 años. Félix Rueda es una figura emblemática de Recoleta, un barrio que no se caracteriza justamente por sus lealtades gastronómicas. Allí se festejan cumpleaños y aniversarios, es lugar de primera cita y refugio de familias que quieren comer rico. Hace poco más de un mes tomó las riendas de la cocina nada menos que el ex chef del Plaza Hotel, Donato Mazzeo, quien llega con todo su bagaje gastronómico de años de hotel cinco estrellas a cuestas. Todavía estrenando puesto, promete sumar platos como los Huevos Poparisky, un clásico porteño olvidado; o un puchero para el 25/5, que combinará la férrea tradición del Plaza y la receta de Félix junto con una ya consagrada empanada frita de carne y una mesa dulce para terminar e irse directo a dormir la siesta. 

Aunque la carta cambia según la estación, hay platos que no salen nunca del menú, como las mollejas ($460), la milanesa de lomo ($520) o el salmón en croute en cama de quínoa negra ($600). Con el frío llegan también las sopas y siguen las pastas, se incorporan unos canelones de hongo que tienen categoría de clásico, y vuelven los risottos, favoritos de los habitués. La Olla de Félix es un restaurante amplio, dividido en distintos salones, bellamente decorados con –entre otras cosas– una gran colección de platos de todas las épocas. Todos los días se elaboran dos recetas sorpresa fuera de carta y hay un menú de mediodía que incluye bebida, sopa, principal y postre a $390. Pronto habrá también un menú por pasos inspirado en la Belle Epoque y noches especiales. 

Como buen lugar que se debe a su barrio, durante el servicio es común ver a Félix recorrer las mesas y charlar con los comensales que festejan su comida. Una comida que él describe como “sencilla, de olla, una cocina de autor con sabor a hogar”.

La Olla de Félix queda en Juncal 1642. Teléfono: 4811-2873. Horario de atención: de lunes a sábados de 12 a 12.