Finalmente, a las 12.13 del martes 21 de mayo el Gobierno obtuvo su foto más deseada. Sin embargo, la imagen de Cristina Kirchner sentada por primera vez en el banquillo de los acusados desplegó un incómodo mensaje para sus oponentes políticos. La emblemática sala AMIA de los tribunales federales está dividida por un vidrio que separa a imputados, fiscales, jueces y abogados del público en general. La ex presidenta eligió sentarse en la tercera y última fila, justo donde comienza el blindex. A sus espaldas, la muralla transparente dejaba ver, estratégicamente ubicadas, a su derecha a Taty Almeida con su pañuelo blanco y a su izquierda a Estela de Carlotto. Allí estaban la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la titular de Abuelas cuidando las espaldas de Cristina. El resto de las sillas fueron ocupadas por Hebe de Bonafini, integrantes de la agrupación Hijos y nietos recuperados. En el inicio del juicio conocido como "Vialidad", la senadora contó, además, con el apoyo variopinto de dirigentes políticos, sociales y sindicales. Jorge Taiana, Carlos Tomada, Axel Kicillof, Sergio Berni, Horacio Pietragala, Oscar Parrilli, Mayra Mendoza, Sergio Urribarri, Martín Sabbatella, Cristina Álvarez Rodríguez, Rodolfo Tahilade, Marcelo Fuentes, Héctor Recalde, Gabriela Cerutti, Diana Conti, Hugo Yasky; fueron algunos de los que se alistaron a primera hora para ingresar al recinto. También dieron el presente varios intendentes del conurbano bonaerense. Lo que consideran es una persecución a Cristina Kirchner y el optimismo por la flamante fórmula Fernández-Fernández fueron los ejes de las declaraciones y las charlas en los pasillos. El habitual eco de la planta baja y el subsuelo del edificio de Retiro dejó de escucharse, y tomó protagonismo el murmullo constante de la gran cantidad de invitados y periodistas que pugnaban por pasar por cada puerta, como si buscaran escapar de la salida del subte en plena hora pico.
Quince minutos antes de la hora señalada, de saco azul y camisa blanca, CFK se mostró sonriente al ingresar por una de las puertas laterales. El edificio de Retiro estuvo envuelto en un fuerte operativo de seguridad dispuesto por los jueces del Tribunal que comenzó a juzgarla a ella y a otros doce imputados, entre los que se encuentra el ex Ministro de Planificación Julio De Vido y el empresario Lázaro Báez.
Los integrantes del Tribunal Oral Federal 2 Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso dieron inicio a las audiencias a pesar de la advertencia de la Corte Suprema respecto de la posibilidad concreta de que el proceso se declare nulo o sea interrumpido. La primera jornada comenzó con la extensa lectura del requerimiento de elevación a juicio y las imputaciones de los fiscales de instrucción Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques. Antes, el abogado de De Vido, Maximiliano Rusconi protagonizó un duro cruce con el presidente del Tribunal, que no lo dejó hacer uso de la palabra para plantear las nulidades. "Se inicia un juicio sin referencias concretas a la prueba, violando las garantías de derecho de defensa. Queríamos dos minutos de seriedad y que se suspenda y no se lea la acusación hasta tanto no termine por lo menos la prueba que ordenó el propio Tribunal como instrucción suplementaria", le dijo a PáginaI12 Rusconi.
Luego de tres horas de audiencia se pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes. Se estima que la lectura podría tomar al menos tres jornadas más. En total, son más de 200 fojas de un expediente que lleva más de tres años y duros cuestionamientos. Es porque el Tribunal nunca hizo lugar a las medidas de prueba solicitadas por las defensas. De hecho, la Corte aún no estableció su posición de fondo sobre los nueve planteos pendientes, entre ellos el de la defensa de CFK que reclama medidas de prueba claves sobre las obras sospechadas. Las pericias sobre 5 de las 51 obras cuestionadas estarían listas recién en agosto y los jueces del máximo tribunal podrían incluso ordenar que se estudien algunas más o todas. En caso de que los especialistas determinen que no hubo sobreprecios y que las obras fueron hechas en tiempo y forma, se podría dar por tierra con toda la acusación y hacer caer el proceso. "Este juicio no tiene sostenimiento fáctico. Por un hecho provincial no hay un solo dirigente provincial comprometido y sí una dirigente nacional. Esto demuestra la persecución", opinó Héctor Recalde en medio del pasillo. Ante la consulta de este diario, además, lanzó una dura advertencia: "los jueces tienen que darse cuenta que hay un cambio de época. No es una amenaza, es un llamado de atención. Todo el mundo es responsable de sus actos", señaló.
Acusados de administración fraudulenta y negociaciones incompatibles con la función pública, son trece los imputados entre ex funcionarios y empresarios: Cristina Fernández de Kirchner, Julio De Vido, José López y Carlos Kirchner (primo del ex presidente y en prisión preventiva por esta causa). Los ex funcionarios de vialidad Nelson Periotti, Raúl Osvaldo Daruich, Mauricio Collareda, Héctor Garro, Juan Carlos Villafañe, Raúl Gilberto Pavesi, José Santibañez y Abel Fatala. Además el empresario Lázaro Báez, señalado como el beneficiario de los presuntos desmanejos.
Vestidos de sport, De Vido y Báez se sentaron juntos en la primera fila de la sala. Tuvieron que estar presentes ya que el Tribunal les negó la posibilidad de participar por videoconferencia. Ambos fueron trasladados desde el penal de Ezeiza donde se encuentran detenidos por otras causas y no cruzaron palabra con la ex mandataria.
Está previsto que declaren aproximadamente 160 testigos, entre los que se encuentra el flamante precandidato a presidente Alberto Fernández, propuesto por la defensa de CFK. El dirigente no estuvo presente ya que se encontraba volviendo de un acto en Santa Cruz, junto a la Gobernadora Alicia Kirchner.
Entre los testigos, en tanto, los jueces aceptaron a Leonardo Fariña, a pesar del escándalo por sus declaraciones guionadas para perjudicar a Cristina.
En principio está pautado que se realicen audiencias todos los días lunes, aunque podrían extenderse luego de la feria de invierno y en plena campaña electoral a más días de la semana. Sin embargo, como se dijo, si la Corte define ordenar las medidas de prueba solicitadas por las defensas el proceso podría interrumpirse, decisión que estará en manos del Tribunal.
La ex presidenta, quien ayer estuvo todo el tiempo acompañada por su abogado defensor Carlos Beraldi, quiere declarar. Hasta ahora lo había hecho de manera escrita en cada uno de los llamados a indagatoria, pero en esta instancia querrá hacerlo de manera oral. Como es de rigor, los jueces llamarán a declarar a todos los imputados, quienes pueden aceptar hacerlo en ese momento o en cualquier otra instancia del proceso.