El autor de la puñalada al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, durante la campaña electoral del año pasado fue declarado inimputable. El juez Bruno Savino, de primera instancia, concluyó que Adélio Bispo sufre un trastorno mental y no podrá ser castigado con una condena de cárcel. “Todos los profesionales médicos psiquiatras que actuaron en tal hecho, así como los peritos oficiales y los asistentes técnicos de las partes, coincidieron en concluir que sufre un Trastorno Delirante Persistente”, indicó la Justicia Federal del estado de Minas Gerais (sudeste) en un comunicado. Bispo se encuentra detenido en una cárcel federal en Campo Grande, capital del estado de Mato Grosso do Sul, por apuñalar al entonces candidato del Partido Social Liberal en septiembre del año pasado durante un acto de campaña en la localidad de Juiz de Fora (Minas Gerais). Allí permanecerá hasta que concluya el proceso en su contra. En caso de condena, Bispo podrá ser trasladado a un hospital psiquiátrico. Por la puñalada, Bolsonaro sufrió graves heridas en el abdomen que lo obligaron a pasar por el quirófano en tres ocasiones. Por ello, el ultraderechista pudo ausentarse de la esfera pública en el último trecho de la carrera por la presidencia. El ataque lo excusó de presentarse en los debates previos a los comicios –su punto débil–, donde los candidatos podrían haberle preguntado por sus más polémicas declaraciones y propuestas, como la de flexibilizar la portación de armas, pero no tuvieron la oportunidad. La puñalada le permitió no hacer agua en televisión nacional. En cambio, fortaleció su ya potente presencia en las redes sociales. Bolsonaro se dedicó a tuitear a diestra y siniestra, y a recolectar likes, retuits y votos, mientras que los medios tradicionales le ofrecieron una especie de cadena nacional al actualizar permanentemente sobre su estado de salud, al tiempo que reproducían sus dichos y slogans de campaña.