Curiosamente, Onetto nunca mantuvo una conversación con Pavlovsky. Y eso que lo tuvo bastante cerca en más de una oportunidad, por el vínculo del autor con Ricardo Bartís, a su vez muy cercano a la actriz. Son días en los que a ella se le viene a la mente una anécdota: cuando Pavlovsky hizo Potestad en el Sportivo Teatral (casa teatral de Bartís), ella era asistente. “Había una marca en el espectáculo. En un momento le empezaba a caer una gota de sangre al personaje. El efecto técnico de poner la jeringuita para que cayera la gota lo hice yo. ¡Me acuerdo los temblores en la mano porque temía que me saliera mal la gotita!”, recuerda. Y elogia al actor: “Tiene algo renacentista: médico, psicoanalista, pionero del psicodrama en el país, actor, escritor... era muy prolífico y muy querido”.