El ministro de Hacienda aseguró que el paro general de la CGT le provoca una pérdida al país superior a los 40 mil millones de pesos, cifra equivalente al 0,22 por ciento del PBI. Los dichos de Nicolás Dujovne dieron lugar a todo tipo de refutaciones, desde las que se sostuvieron en criterios políticos a aquellas que ridiculizaron el mecanismo de medición. Si algo le faltaba a la gestión del ministro que condujo a la economía a una de sus peores crisis en décadas, era ponerse a estimar lo que “le cuesta” a la economía que los trabajadores decidan por 24 horas no ceder su fuerza de trabajo. 

Dujovne presentó antes del mediodía, desde la Quinta de Olivos, un informe del impacto de la medida de fuerza sobre dieciséis sectores de la economía, calculando “las pérdidas” que resultarían por el paro. Desde la mirada oficial, la industria y el comercio son los más afectados, con “pérdidas” de 8167 millones de pesos en la primera y de 6935 millones en el último. La actividad inmobiliaria estaría resignando 4857 millones de pesos por el día de paro. La educación anotaría una pérdida de 3607 millones mientras que la intermediación financiera, según el mismo cálculo, registraría una pérdida de 3187 millones. A la construcción le habría tocado un costo de 2996 millones de pesos.

El método de cálculo, si bien no fue explícita, es previsible, dada las cifras exactas informadas en horas de la mañana, es decir como estimación y no como medición sobre datos concretos del impacto. La cifra pareciera surgir del cálculo del PBI, la contribución porcentual de cada sector y la división por la cantidad de días hábiles en el año. Una estimación burda, pero es la que evidentemente se hizo. 

Si se confronta el método de cálculo con datos de la realidad, la conclusión de Dujovne de un costo para la economía de más de 40 mil millones de pesos queda francamente descolocada. Industria y comercio, los dos sectores más relevantes para el cálculo de “pérdidas por paro”, son justamente los dos más afectados por la crisis económica y las medidas del gobierno contra la producción y el consumo. Cifras oficiales surgidas a partir de datos de la AFIP, sobre cantidad de empresas “dadas de baja” del padrón de contribuyentes, señala que cierran por día hábil 40 empresas en promedio. Son establecimientos industriales o comerciales que, cada día, dejan de existir, afectando por lo tanto el nivel de actividad económica de ese día y de todos los siguientes, ya que no hay aperturas de empresas que reemplacen a las caídas. 

La actividad financiera es la más próspera, en virtud de las ganancias que exponen las entidades bancarias en sus balances. El principal origen de sus utilidades es el alto rendimiento que paga el Banco Central por los depósitos en poder de los bancos que la autoridad monetaria congela canjeándolos por Leliq a una tasa anual del 70 por ciento, pero por colocaciones a 7 días. Un día de paro no evita que sigan ganando, ya que ese día cuenta como un día más de intereses para los bancos. 

Los grandes números de la economía en la coyuntura actual están definidos, fundamentalmente, por la crisis externa. Y en particular por dos factores: la fuga de divisas y la deuda externa. Los intereses de la deuda no dejan de correr ni computarse por un día de paro, ni se detiene la fuga de divisas. Sería útil conocer los datos de a cuánto asciende la pérdida de la economía argentina por una política que aumentó la deuda sin tener ningún beneficio para el país por ello, y por una fuga que se lleva a cuentas offshore buena parte de los excedentes generados por la actividad económica local. Pero a Dujovne, estos números parecen no interesarle.