Los tiempos de crisis encierran en su núcleo la promesa de un legado: para que nunca más se repita lo que está sucediendo tendremos que aprender de los puentes que cruzamos, las paredes que construimos y los desvíos que tomamos para llegar hasta aquí.

La Ciudad de Buenos Aires nació como Ciudad Autónoma hace poco más de veinte años, pero todavía no decidió su propósito, su deseo como comunidad. Y fue tomando distintos atajos para resolver distintas prioridades o bosquejar distintos modelos. Hoy es una ciudad que conserva intacta su potencialidad cultural, su belleza, su dinámica intelectual, sus espacios para el buen vivir pero atravesada por una crisis económica y social que acentuó la inequidad y sepultó los mejores sueños.

Es aquí, es ahora que hay que empezar a construir ese futuro mejor. El corto y el largo plazo empiezan en el mismo momento: la utopía en el presente es generosidad y es compromiso.

Sólo la construcción de un amplio acuerdo de fuerzas democráticas y progresistas en la ciudad de Buenos Aires, alrededor de una agenda que contemple desafíos inconclusos como la igualdad, la libertad y la fraternidad puede sacarnos de este abismo y volver a permitirnos sentirnos comunidad. 

El proceso que estamos viviendo de integración de distintas organizaciones políticas y sociales, referentes que vienen de nuestra historia política pero también del feminismo, las organizaciones de la sociedad civil, el deporte, la juventud es en sí mismo profundamente emancipador.

Estamos construyendo desde la empatía y la vocación transformadora, sin prejuicios y sin autoritarismos. La forma que terminemos dándole a esta alianza hablará mucho de la forma en que queremos pensar, soñar y gobernar la ciudad.

Con o sin dragones, de lo que se trata es de romper la rueda y descubrir las nuevas formas que las distintas mareas han traído a las costas de la política. Para desatar la esperanza. Para volver, mejores.

Gabriela Cerruti: Diputada nacional Frente para la Victoria.