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No será éste el debut de Dylan --que llega hoy-- en Buenos Aires: llenó tres Obras en 1991, en los que su banda sonó afiatada y él permaneció fiel a su costumbre de reinventar sus éxitos en escena, escapándole al canto colectivo. Para esta segunda visita no ha perdido ninguna de sus mañas, sino que le ha agregado el aura de sobreviviente de un año --el pasado-- en el que se llegó a temer por su vida a causa de una seria infección en las vías respiratorias que lo obligó a internarse. Y coronó la temporada con un show ante Juan Pablo II y la edición de un álbum que se inscribe por derecho propio entre lo mejor de su larga carrera: Time Out of Mind (por el que recibió un Grammy), que seguramente aprovechará para presentar sobre el escenario de River. Dylan se quedará hasta el lunes en Buenos Aires, ya que el martes debe actuar en Porto Alegre. Su gira sudamericana continúa con dos shows junto a los Stones en Río de Janeiro (11/4) y San Pablo (13/4), para luego tocar en Chile el miércoles 15. Pero es posible que vuelva este mes, aunque eso será parte de otra historia.
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