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SCHOKLENDER ES EL DEFENSOR DE LOS ACUSADOS EN EL CASO DA BOUZA

UNIDOS POR UNA HISTORIA COMÚN


El abogado, condenado por parricidio, asumió ayer la defensa de la ex esposa del ejecutivo de Techint, quien fue indagada ayer por el juez y sigue detenida. También asumiría la representación de Emanuel Da Bouza, uno de los hijos de la víctima acusado por el crimen.

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Sergio Schoklender se excusó ante los periodistas: por pedido del juez y de la familia, no hizo declaraciones sobre la causa.


t.gif (67 bytes) El abogado Sergio Schoklender se hizo cargo ayer de la defensa de Patricia Polo Devoto, la ex mujer del ejecutivo de Techint asesinado hace 15 días, detenida el viernes, y podría hacerse cargo también de la representación legal de Emanuel, uno de los hijos de la víctima, también detenido en la causa. El anuncio fue la sorpresa de la jornada, en la que el juez Gustavo Karam indagó durante casi seis horas a la mujer, quien fue asistida por su nuevo abogado. El juez le levantó la incomunicación pero dispuso que siga detenida y ahora tiene diez días hábiles para resolver su situación procesal. Schoklender cumple una condena a cadena perpetua por el homicidio de sus padres pero está en libertad condicional (ver aparte).

Patricia Polo Devoto, madre de Emanuel y de Santiago Da Bouza --el otro hijo del ejecutivo que todavía está prófugo-- está sospechada de ser la autora intelectual del homicidio de su ex esposo, Ramón Da Bouza, por el que están sospechados sus hijos. Incluso, un testigo la habría visto salir de la casa de la calle Chacabuco 584, donde vivía la víctima, la misma noche en que se produjo el crimen. Pero otras fuentes sostienen que no existirían pruebas en su contra y que su detención no obedecería a otra razón que presionar a su hijo Santiago para que se entregue a la justicia.

La designación de Schoklender como defensor provocó desconcierto en el buffet de abogados que atendía a la familia hasta ayer. Aunque Juan Carlos Ciupa, quien junto a otros tres letrados había asumido la defensa de Emanuel y la de su madre, se había enterado el domingo que la familia estaba negociando con otro estudio, ayer supo por los medios que la mujer había decidido cambiar de defensor y, de inmediato, concurrió a Tribunales para renunciar a la causa.

De esta manera, provisoriamente, Emanuel Da Bouza se quedó sin defensor. "La designación del nuevo abogado es una decisión que no depende de mí", comentó ayer a Página/12 Carlos Delfino, actual pareja de la mujer detenida, quien estuvo toda la tarde de ayer en el hall del primer piso de Tribunales mientras declaraba su compañera. El cambio de abogados se habría producido por razones económicas. Según trascendió, Emanuel sería defendido por el socio de Schoklender, Daniel Gillert.

El hijo mayor del ejecutivo de Techint había sido detenido el 26 de marzo, el mismo día en que fue hallado el cadáver de Da Bouza en su departamento. Desde ese día, su hermano está prófugo. El juez Karam los había encontrado como responsables del crimen al detectar contradicciones en su versión de los hechos: los hermanos habían dicho que su padre fue asesinado por asaltantes que ingresaron al departamento con fines de robo y que habían huido por el fondo de la vivienda, descolgándose por una soga.

En aquella ocasión, tras allanar la vivienda, el juez encontró en el baño de la casa una pistola Bersa calibre 22, que habría sido comprada por Santiago y que fue el arma utilizada para cometer el crimen. Además, descubrió que la soga que estaba atada a una baranda del balcón no era capaz de resistir el peso de un cuerpo y dedujo que toda la escena había sido montada por los dos hermanos para simular un robo. Incluso, Santiago presentaba una herida de bala en su pierna, que se habría provocado él mismo para hacer más creíble su coartada.

De acuerdo con fuentes judiciales, Santiago sería el autor material del disparo, aunque el ejecutivo muerto presentaba además fuertes golpes en su cabeza. Emanuel no declaró hasta ahora ante el juez. Según se supo, en la intimidad, el joven sigue proclamando su inocencia aunque ya no repite la historia de los ladrones, que el juez no creyó.

La indagatoria de Patricia Polo Devoto se llevó a cabo en medio de un inusual dispositivo de seguridad. El juez dispuso su traslado a la alcaidía de Tribunales a las 4.30 de la madrugada, para eludir la presencia de periodistas. Le iba a tomar declaración por la mañana pero la mujer se descompensó y recién comenzó la indagatoria a las 16.40. Dos policías impidieron a los periodistas acercarse siquiera al juzgado, mientras Karam le sugería a Schoklender mantener la máxima reserva sobre la causa, sugerencia que el abogado acató al pie de la letra. A las 21.30, finalizada la indagatoria, Karam dispuso trasladar a la detenida a la cárcel de mujeres de Ezeiza.

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Santiago Da Bouza, todavía prófugo.

 

 

EL CASO DEL QUE FUERON CULPADOS LOS SCHOKLENDER

CRÓNICA DE UN ASESINATO DOBLE

Para la opinión pública, todo empezó el domingo 31 de mayo de 1981, cuando los diarios publicaron la noticia: el día anterior, a media tarde, policías de la seccional 21ª habían descubierto, en el baúl de un Dodge Polara estacionado en Coronel Díaz y Pacheco de Melo, los cuerpos del matrimonio Schoklender. Desde ese sábado, la sociedad siguió paso a paso la persecución de dos hermanos, "la cacería de los chacales" según los llamaron algunos medios. El 4 de junio de 1981, Pablo Guillermo Schoklender, por entonces de 23 años, y su hermano Sergio Mauricio, de 20, fueron detenidos, el mayor en Tucumán y el menor en Mar del Plata, acusados del asesinato de sus padres Mauricio y Cristina Silva Romano. A partir de entonces se inició una larga y controvertida secuencia de decisiones judiciales que derivaron en la condena a perpetua para ambos, y luego en la libertad de Sergio, en 1996.

Los Schoklender vivían en el 4º piso de 3 de Febrero 1480, en Belgrano, con Sergio y Ana Valeria, por entonces de 18 años. Pablo, distanciado de la familia por los continuos enfrentamientos que tenía con su madre, vivía en Uruguay. Mauricio era ingeniero de la empresa Pittsburg.

El 29 de mayo, cenaron juntos en un carrito de Costanera Norte. El 30, entre las 3 y las 6 de la mañana, primero Cristina y luego Mauricio, murieron por asfixia, luego de haber sido golpeados en la cabeza con una barra de hierro de 20 kilos. Los cuerpos de ambos, vestidos con sus ropas de dormir, envueltos en toallas y bolsas de residuos, junto a la barra y la soga con que fueron ahorcados, aparecieron dentro del baúl del Polara.

Cinco días después, Pablo fue detenido en Ranchillos, Tucumán, por una patrulla policial. Ese mismo día, Sergio, disfrazado de gaucho y a caballo, fue atrapado por el dueño de un almacén de Vivoratá, pudo escapar y finalmente se entregó, a la madrugada, en la Ruta 2, a la altura de Coronel Vidal. En Mar del Plata, la confesión de Sergio ante la policía no fue convalidada judicialmente. En Tucumán, la de Pablo corrió la misma suerte: el juez y el secretario olvidaron firmar el acta.

En los siguientes pasos judiciales, Sergio rectificó su declaración, culpando a Pablo de la muerte de su madre --a quien Sergio describió como alcohólica y toxicómana-- motivado por sus constantes insinuaciones sexuales. Más adelante, en cambio, sostuvo la inocencia de ambos y atribuyó el asesinato a una trama de tráfico de armas en la que habría estado involucrado su padre.

Tanto Pablo como Sergio fueron encontrados culpables. En 1984, Pablo fue absuelto de culpa y cargo, pero dos años después la Cámara del Crimen revocó la excarcelación y pidió su captura. Diez días antes se había fugado. Lo encontraron en Bolivia, en 1994. La Corte Suprema había ratificado seis años antes la cadena perpetua para ambos. A partir de entonces, ambos se solidarizaron con los reclamos por las condiciones de vida de los presos. En 1997, Sergio salió en libertad condicional, como abogado, título que obtuvo mientras estuvo preso.

 



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