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BUENOS AIRES, ENTRE LOS QUE SE IBAN Y LOS QUE LLEGABAN

El aeropuerto, la terminal de micros y las rutas soportaron una avalancha: unos 700 mil porteños abandonaron ayer la ciudad por Semana Santa, mientras llegaban unos 200 mil turistas del interior.

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La terminal de Retiro soportó el malón de gente entrando y saliendo de la ciudadA la capital, llegaron unas 200 mil personas, principalmente del interior del país.


t.gif (67 bytes) Se apilaron en el aeropuerto, en la estación de micros, en las interminables caravanas de las rutas atlánticas. El día había amanecido nublado pero a nadie pareció afectarle demasiado: 700 mil porteños dejaron ayer la ciudad rumbo a algún rincón donde pasar los cuatro días de la Semana Santa. No por eso la ciudad quedó vacía. Unos 200 mil turistas, la mayoría del interior del país, entraban al mismo tiempo a la capital. No ahorraron en gastos: la capacidad de los hoteles de cinco estrellas se vio colmada. La actividad turística, se calcula, habrá aumentado esta vez un 20 por ciento en relación a esta fecha el año pasado.

Fueron Mar del Plata, Bariloche, Córdoba, las Cataratas del Iguazú y Buenos Aires, las que recibieron el mayor aluvión de visitantes.

Con todos los pasajes agotados y la capacidad hotelera colmada, Mar del Plata albergó más de 200 mil turistas en las últimas horas. Aunque el frío se hizo sentir, los visitantes se pusieron los pulóveres y salieron a recorrer las playas o se abandonaron al vicio de la compara en la peatonal San Martín, Alem y Guemes. No todos tienen asegurada la vuelta para el domingo: las empresas de transporte anunciaron que los pasajes están agotados hasta el lunes a la tarde. Los 60 servicios adicionales que agregaron el domingo se acabaron rápidamente y casi no quedan asientos en los 20 programados para el lunes. El panorama es similar en el aeropuerto, donde los vuelos llegaron colmados y no quedan pasajes para regresar.

En Buenos Aires, el doble efecto de ingreso y egreso de visitantes movilizó a casi 2 millones de personas. Los que llegaron del interior del país se entusiasmaron con la posibilidad de asistir a los dos megaeventos proyectados para el fin de semana: la carrera de Fórmula 1 y el clásico enfrentamiento entre Boca y River. Los organizadores estiman que unas 130 mil personas peregrinarán hasta el autódromo y la Bombonera para presenciar los espectáculos deportivos que ganan cada vez más adeptos.

Por su parte, la secretaria de Turismo local informó que los hoteles cinco estrellas están prácticamente colmados, en su mayoría por pilotos, equipos de competición, empresarios y la prensa extranjera. En total, las 16 mil plazas de que dispone la ciudad --entre aparts y hoteles de una a cinco estrellas-- están ocupadas en un 95 por ciento.

En el Aeroparque los vuelos despegaron con demoras: la explicación oficial fue que la Fuerza Aérea estableció márgenes de 10 minutos entre las partidas de los aviones. En la estación Retiro, un promedio de 86 mil personas se subieron a los 400 servicios diarios que se programaron durante el feriado largo. El congestionamiento de gente fue un panorama inevitable.

Las sierras cordobesas también se vieron tapadas por ola turística. La directora de Turismo provincial, Irma Ivetta, estimó que llegarán unos 350 mil visitantes, preferentemente a Villa Carlos Paz y Villa General Belgrano, donde las reservas de alojamientos en hoteles, cabañas y hosterías se agotaron hace varias semanas. Los comerciantes confían en un buen balance de caja al final del feriado porque, dicen, "los que vienen ahora son los de mayor nivel económico".

 


CAMBIAN VIAS SUBTERRANEAS EN UNA SOLA NOCHE

ADIÓS A LOS LEÑOS DEL '30

Los operarios trabajan por la noche al estilo fordista.

Por la mañana, la gente viaja en subte con vías nuevas.

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t.gif (67 bytes) Una cuadrilla de obreros con overoles gastados casquean piedras sobre rieles subterráneos. Se acerca la medianoche en los túneles de la Línea C. Monstruos de ganchos amarillos devoran como nada durmientes y acero fundido de la década del '30. La obras forman parte del programa de recambio de vías que emprendió la concesionara. Antes de las cuatro de la mañana, 54 metros de vías pasarán del romanticismo de los leños al hormigón. "Es la primera vez que se hace este trabajo sin interrupción del servicio", explican ingenieros de Metrovías sobre la novedad. A las cinco, las bocas del ramal se abren como cualquier día. Pero esta vez los pasajeros iniciarán el ritual matinal sin el legendario traqueteo de la máquina.

Las obras reemplazarán en total unos nueve mil metros lineales de vía, desde Constitución hasta Retiro, en un trabajo que se extenderá hasta el mes de setiembre. En total, unos ochenta hombres pasan las noches bajo los adoquines para encarar la tarea que se inició a comienzos de año. "Es la primera vez que se utilizan en el país estos equipos de alta tecnología que permiten hacer el trabajo sin interrumpir el servicio", explicó a este diario el ingeniero Carlos Leguiza. Hundido en los sótanos de la estación Moreno, de 9 de Julio y Belgrano, el ejecutivo desoye el crujido de las piedras y anticipa que el cambio de rieles "mejorará la seguridad de las redes y otorgará mayor confort a los pasajeros".

En los túneles de la línea C, la clásica y por lo visto aún vigente producción fordista es el eje metodológico de las tareas. "El trabajo se hace en montaje, ninguno pregunta lo que debe hacer", apunta el ingeniero Marcelo Garibaldi, a cargo de la obra. Por la noche se cambia un promedio de 60 metros de vía, de un sólo carril, que pueden menguar si los tramos son curvos. La reforma se hace en cuatro fases sincronizadas entre obreros y máquinas. Para la primera, gigantes metálicos en forma de trenes se deslizan desde un obrador de Plaza Constitución con cincuenta volquetes para cargar restos de piedras y cascotes, soportes de las antiguas vías. Una pala mecánica carga en los recipientes las piedras de balasto empetrolado, mientras que detrás, otra cuadrilla rasca los restos para limpiar la superficie. En tanto, y con esos metros liberados, zarpa otra tropa a cargo del hormigón.

El concentrado cuenta con alto porcentaje de cemento para lograr una rápida solidificación. "Pasa el rodillo y cuando se logra un 95 por ciento se está en condiciones de habilitar el nuevo tramo de la vía sin peligro de deformación." Enseguida un nuevo monstruo de acero se acerca y deja caer las vías prearmadas de durmientes de hormigón biblock y luego de un ajuste de seguridad, esperarán la noche siguiente para recibir la segunda capa de hormigón, final definitivo del trabajo.

"Esto es como si un coche dejara el adoquín viejo y se sube para circular a la autopista", así explicó Leguizama el resultado del trabajo. Estas reformas integran el paquete de reformas exigidas en el pliego de licitación a la empresa.


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