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SUP-ERMAN QUIERE EXPLICAR LA REFORMA LABORAL. FISCHER, EL Nº 2 DEL FONDO, ADELANTA LA RECEPCION

El FMI ya tiene la kriptonita preparada Erman González pedirá una audiencia con Michel Camdessus porque piensa que "lo malinterpretaron". Stanley Fischer le responde que "está todo muy claro". Advierte sobre los riesgos políticos.

 

Por Maximiliano Montenegro

Desde Washington

t.gif (67 bytes) En diálogo con Página/12 y otros cuatro periodistas latinoamericanos, Stanley Fischer, el número dos del Fondo Monetario, le respondió ayer mismo al ministro de Trabajo, Antonio Erman González: "Si cree que lo malinterpretamos, nos sentaremos a escucharlo. Pero lo que está escrito (en el memorando) es muy claro", afirmó. Fischer es el hombre del gobierno estadounidense en el FMI, y en consecuencia su palabra pesa tanto como la del propio Michel Camdessus. En su despacho del piso 12º del edificio del FMI, en la avenida 19, tiene un busto y una foto del economista inglés John Maynard Keynes ("Es mi verdadero ídolo", afirmó). Dijo, además, que el Ministerio de Economía está de acuerdo con que "la reforma laboral es un retroceso", y rechazó evaluarla en el contexto de la reforma tributaria, como pretende Erman: "Es importante por sí sola". Por otro lado, reveló que sólo le concedió dos meses de espera al gobierno argentino para medidas de ajuste para reducir el déficit externo. E insistió con que los proyectos de aumento de gasto público del ala política "son peligrosos para la economía". "Hay riesgos políticos en el horizonte" para la economía, advirtió.

--El equipo de Roque Fernández se resiste a tomar las medidas que propone el FMI para reducir el déficit de cuenta corriente. ¿Lo convencieron los argumentos que le dieron para no hacer ningún ajuste?

--La obligación del acuerdo era consultar cuando el déficit comercial excediera los 5000 millones de dólares en 12 meses, cosa que sucedió. A esta altura estamos sólo en consultas, basados en el número de 4 por ciento de déficit en cuenta corriente, un número que en el contexto argentino es motivo de preocupación. No hay ninguna situación económica en que las cosas estén absolutamente claras. Lamentablemente, sólo después de que las crisis ocurren las cosas se ven claramente. Hay algunas señales que discutimos con (Pablo) Guidotti y (Miguel) Kiguel, y nos dieron algunas razones de por qué piensan que el déficit va a empezar a declinar. Si el déficit no baja y la necesidad de entrar en acción se vuelve aún más seria lo discutiremos nuevamente.

--¿Entonces, lo convencieron los argumentos del Gobierno?

--Bueno, en una discusión entre economistas serios uno no cambia una visión abruptamente. Ahora el peso de la evidencia (de que el déficit declinará) le queda al gobierno argentino. Nosotros veremos. Posiblemente, en dos meses la respuesta estará clara.

--¿Ud. dijo que un déficit de cuenta corriente del 4 por ciento del PBI es alto "en el contexto argentino". Me imagino que se refiere a la convertibilidad. Muchos dicen que un sistema tan rígido requiere un mercado laboral flexible. El Gobierno impulsa un proyecto reforma laboral que a ustedes no les satisface...

--...No sólo a nosotros, sino también a integrantes del propio gobierno argentino. Hay mucha gente seria en Argentina, incluyendo funcionarios del Gobierno, que piensa que la medida ha sido debilitada y es un retraso respecto de la ley anterior. Acá hay un claro dilema: uno puede tener más o menos desempleo. Argentina está afortunadamente bajando el desempleo. Uno puede estar seguro de que, cuando el crecimiento es alto, aunque con cierto rezago, el desempleo cae. Desde 1996 nunca dudamos de que el desempleo disminuiría, como antes había sucedido en Chile. Pero si uno tuviera un mercado laboral más flexible, el desempleo sería menor. Si uno tiene leyes laborales inflexibles, el desempleo no caerá tan rápido. Es una elección muy simple.

--¿Ha visto alguna señal del gobierno argentino en el sentido de estar evaluando modificar el proyecto laboral de acuerdo a los lineamientos que pretende el FMI?

--No puedo decirle lo que piensa hacer el Gobierno. Ellos tienen que decirlo. Entre economistas profesionales argentinos, dentro y fuera del Gobierno, no hay lugar para la duda: todos estamos de acuerdo. Pero hay un proceso político en la Argentina que hay que ver cómo sigue.

--El ministro de Trabajo (Antonio) Erman González se ofreció a explicarle personalmente al FMI su proyecto de reforma laboral. Dice que el proyecto es lo que el Fondo estaba pidiendo y que ha habido un malentendido en su interpretación.

--No conozco los detalles de lo que dijo, pero obviamente cada vez que un ministro quiere hablar con nosotros no es un problema. Si cree que lo malinterpretamos, nos sentaremos a escucharlo. Pero lo que está escrito (en el memorando) es muy claro.

--¿Cuando vuelvan a examinar el programa en julio, evaluarán la reforma laboral por sus propios méritos, o la van a poner en la balanza de un paquete de reformas más amplias, como la tributaria? (Este es el argumento de Erman para justificar que la reforma baja el costo laboral como quiere el FMI.)

--No debe haber ninguna confusión sobre esto: la reforma laboral es crítica, fue explícitamente acordada. No es algo que se tiró así como así, como una parte más de la reforma estructural. Es un elemento central. Son ya varios años que se entiende que la reforma laboral es una necesidad crítica para el proceso de reformas argentino. Así que tendrá una atención especial.

 

CORRUPCIÓN

"El gobierno argentino y el ministro de Justicia están ansiosos de combatir frontalmente la corrupción." La frase no pertenece a un aviso institucional de la cartera de Raúl Granillo Ocampo, sino al presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn. Sus palabras fueron interpretadas como un apoyo a la gestión del presidente Menem y, a la vez, una presión para implementar las políticas que sugirió el Banco. Para bien o para mal, el jefe del BM equiparó a la Argentina al resto de Latinoamérica. "Estamos trabajando en 15 países con paquetes anticorrupción; lo que está pasando en la Argentina no es distinto a otros países" de la región, dijo. "El nuevo ministro de Justicia, ex embajador acá en Washington, volvió a Buenos Aires para reformar la Justicia y tratar de combatir así la corrupción", comentó. Días atrás, un funcionario de primera línea del equipo económico no paraba de reírse frente a este diario, ante un documento llegado de Ginebra: la primera función del gobierno en el seno de la OCDE (que reúne a los países desarrollados) será organizar un seminario internacional sobre corrupción.


"EL DEFICIT EXTERNO ES PREOCUPANTE", DICE FISCHER

LA LÍNEA ROJA ESTÁ MÁS CERCA

t.gif (67 bytes) Stanley Fischer también se refirió a los riesgos de un déficit de cuenta corriente desbordando el 8 por ciento del PBI. Evaluó que la convertibilidad no hay que tocarla, e incluso especuló que recién habría que discutir una salida en la segunda década del siglo próximo. Y esa salida --para él-- no sería una devaluación, sino la de crear una moneda única del Mercosur "si el Euro tiene éxito".

--¿Hay alguna línea roja para el déficit en cuenta corriente?

--Mi línea roja, desde la cual muy raramente un país puede volver sin sufrir una gran crisis, es 8 por ciento. Pero eso depende de cada país. Me empiezo a preocupar al 4, y al 8 por ciento tal vez sea demasiado tarde. Razón adicional para preocuparse antes.

--¿Cree que existe alguna posibilidad de que la Argentina reconsidere la convertibilidad en el mediano plazo?

--Es una decisión para el próximo siglo. La convertibilidad le ha servido extremadamente bien a la Argentina. Desde 1991 el país tuvo un solo año muy malo, en el que se defendió muy bien y en el período tuvo altas tasas de crecimiento. No veo por qué habría de abandonar la convertibilidad. Hubo predicciones como que el tipo de cambio estaba muy sobrevaluado y el país no podría volver a crecer. Pero lo está haciendo por dos años consecutivos e, incluso si contrae la política fiscal en 1998 crecerá a buen ritmo. Tal vez no en la primera década del siglo XXI, pero en la segunda o tercera, si la Unión Monetaria Europea tiene éxito veremos más bloques monetarios. Tal vez otros países se unan a la Argentina en la convertibilidad.

--¿Tendría sentido una moneda común para el Mercosur?

--Uno tendría que tener un Banco Central muy fuerte y desarrollar mecanismos comunes de ajuste. Y eso lleva tiempo.

--¿Quién manejaría ese Banco Central?

--Brasil tiene una política muy firme.


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