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AMENAZAN PARAR TODO SI HAY ELECCIONES, O IMPEDIRLAS

PARAGUAY ES MUY DEMOCRÁTICO

Una manifestación de gangsters --o 4000 funcionarios públicos, lo que en Paraguay no es mucha diferencia-- amenazaron ayer con cortar todos los servicios públicos y paralizar el país si no se postergan las elecciones del 10 de mayo, en otro intento de autogolpe del presidente Wasmosy.

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Las hordas enarbolan sus pretextos antielectorales.

Otra idea es "impedir pacíficamente" la votación.

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Carlos Mojoli, titular de la Justicia Electoral, contemplando a las "hordas coloradas".

No son gente delicada: amenazan con "colgarlo" si no suspende las elecciones.

 

t.gif (67 bytes)  El clima preelectoral en Paraguay no está cruzado por encuestas y presentación de propuestas de gobierno sino más bien dominado por demostraciones de violencia y versiones de postergación de los comicios. Cuatro mil funcionarios públicos vinculados con el oficialista Partido Colorado, que acusa a la justicia electoral de ensuciar los padrones en su contra, organizaron una manifestación frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) amenazando con "colgar" a su presidente, Carlos Mojoli, haciendo estallar numerosas bombas de estruendo y anunciando que paralizarían el país y cortarían todos los servicios públicos si no se postergan las elecciones. Desde la condena a diez años de cárcel a su candidato hasta el viernes pasado, el ex general Lino Oviedo, los colorados están perdiendo por siete puntos en las encuestas previas --cuyos últimos resultados permitidos se darán hoy-- y no parecen encontrar mejor forma de reorganizar sus filas para evitar la derrota.

"El Partido Colorado tiene la fuerza ciudadana para imponer la prórroga, dado el caso, por medio de movilizaciones", dijo ayer uno de los líderes de la protesta, el senador Juan Carlos Galaverna. Esas "movilizaciones" consistirían en "impedir pacíficamente el ingreso a los lugares de votación". La vocación democrática del legislador ya había sido magistralmente expuesta la semana pasada --aún no se había confirmado en ese momento la sentencia de Oviedo--, cuando había pedido frente al mismo edificio de la justicia electoral que las fuerzas armadas encabecen un golpe para interrumpir el avance hacia unas elecciones "ilegítimas".

La hipótesis de un supuesto fraude contra los colorados es difícil de sostener sólo con mirar la historia política paraguaya: gobiernan al país guaraní desde hace más de medio siglo y con gobiernos militares, de los cuales el emblema es la dictadura del general Alfredo Stroessner. Muchos dirigentes del partido argumentan que Mojoli, al negar la auditoría que ellos exigen, está escondiendo algún tipo de maniobra, pero el presidente del TSJE respondió en varias oportunidades que los listados electorales actuales fueron fiscalizados por la Organización de Estados Americanos (OEA) hace sólo dos años, y que su enviado especial, John Murray, había calificado que el 98 por ciento de los padrones eran limpios.

En realidad, la discusión actual está teñida de una división interna en el partido oficialista que está siendo llevada a su exterior para ganar tiempo y resolver las diferencias. Oviedo había ganado las elecciones internas, luego de encabezar un intento de golpe de Estado en 1996, y el presidente Juan Carlos Wasmosy y sus aliados encontraron en un proceso de rebelión la llave para dejarlo afuera de una carrera en la que salía victorioso. Pero la justicia civil ya lo había absuelto y allí Wasmosy creó un tribunal militar extraordinario que en tiempo record dictó la condena. En una semana plagada por amenazas y manifestaciones violentas como la de ayer, la Corte Suprema ratificó la condena para alegría de los aliados del presidente. El único problema es que la división entre Oviedo y Wasmosy dentro de los colorados es muy fuerte y la salida del primero de la contienda está dejando a los colorados en las puertas de la derrota.

Raúl Cubas, el ex compañero de fórmula de Oviedo, y Luis María Argaña, líder histórico del partido y principal enemigo del ex militar, conformaron una lista común siguiendo los estatutos del partido e intentaron sellar el lunes un pacto de no agresión, lo cual duró apenas unos minutos: Cubas salió a postularse ante la Unión de Colorados Eticos (el sector de Oviedo) como el Cámpora que devolvería a Oviedo a la presidencia que estaba destinado a ganar, mientras los voceros de Argaña decían por lo bajo que habría dos campañas paralelas y que en ese contexto lucharían por la postergación de los comicios.

Ante esta situación, la dirigencia del partido decidió suspender la convención prevista para el domingo tratando de evitar otro escándalo. "Hemos tomado esta decisión por motivos económicos. La convención demanda gastos y estamos cerca de las elecciones", dijo Alberto Planas, encargado de la Secretaría de Finanzas del partido. Pero la proximidad de los comicios no es un problema financiero: la cuestión es que los habilitados para sufragar no saben si están votando a Oviedo o a los enemigos de Oviedo. Quizás por ello el candidato a presidente por la Alianza Democrática, Domingo Laíno, se encuentre, como un corredor que está segundo a más de una vuelta del puntero y un accidente de éste lo deja frente a la bandera a cuadros, en las puertas de un triunfo histórico. Y quizás los colorados estén vislumbrando la imposibilidad de echar mano al fraude electoral que tan bien ejercieron en años anteriores; de allí el enfrentamiento con Mojoli. Y quizás, también, alguien continúe manejando la idea de un autogolpe, presente cuando Oviedo se dirigía al triunfo.

 


 

OTRO BAJÓN PARA CARDOSO

Duro revés para el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (der., en la foto con el mandatario español José María Aznar): la muerte del diputado Luis Eduardo Magalhaes, ocurrida antenoche, lo dejó sin su principal punto de articulación con el Congreso, y eso se suma a la muerte el domingo de su amigo, coordinador político y ministro de Comunicaciones Sergio Motta. La muerte de Magalhaes obligó a Cardoso a suspender la gira que estaba realizando por España, resta un obvio sucesor para Cardoso en 2002 y significa un palo en la rueda para el proyecto presidencial de reforma de la previsión social, que busca eliminar un creciente déficit que en 1997 alcanzó los 5000 millones de dólares.

 

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