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HISTORICA VICTORIA DE LA SELECCION A BRASIL EN MARACANA

CON UN GOL DEL PIOJO RESUCITADO

A cuarenta días del Mundial '98, Argentina derrotó a los tetracampeones en su estadio más emblemático. El gol fue de López a poco del final. La torcida aplaudió a la selección y abucheó a  su equipo.

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Claudio López escapa de la marca de Roberto

Carlos.Daniel Passarella y Américo Gallego rezan.


Síntesis

0 BRASIL: Taffarel; Cafú, Junior Bahiano, Aladair, Roberto Carlos; César Sampaio, Zé Elías, Denilson, Raí; Ronaldo, Romario. DT: Mario Lobo Zagallo.

1 ARGENTINA: Burgos; Vivas, Ayala, Sensini, Zanetti; Simeone, Almeyda, Verón; Ortega; Batistuta, López. DT: Daniel Passarella.

Goles: En el segundo tiempo, 39m López (A).

Cambios: En el segundo tiempo, 19m Cleber por Aldair (B);; 21m Leonardo por Raí (B); 23m Edmundo por Denilson (B); 29m Delgado por Ortega (A); 43m Pineda por López (A).

Estadio: Maracaná, Río de Janeiro.

Arbitro: Alain Sarci (Francia).

t.gif (67 bytes) Fue un partido que, en emotividad, más allá de las pocas situaciones de peligro que se crearon frente a los arcos, sirve de anticipo, aperitivo sintomático de lo que va a ser el Mundial: cada partido, un parto. Porque no fue bueno, porque Brasil decepcionó profundamente, jugando muy por debajo de lo que uno cree que debe y puede jugar; porque Argentina llegó muy pocas veces debido a la imprecisión de tres cuartos de cancha hacia adelante. Y sin embargo fue un partido memorable por su significado --perdonando la palabra-- histórico: en el Maracaná no se ganaba desde hace casi cuarenta años y en Brasil, desde 1970. Y Brasil es siempre Brasil, con todo lo que significa y todo lo que tiene.

Y anoche --empecemos por el campeón-- jugó con casi todo lo que tiene: sólo faltó Dunga en el medio y un enganche que llenara el ojo. Porque ni Raí, ni Leonardo ni el invento de Edmundo satisficieron las expectativas. Tal vez Rivaldo sea el dueño de ese lugar. Tal vez. Pero hay otras cosas que no tienen arreglo aparente ni suplentes a la vista: la línea final del equipo de Zagallo fue de terror. Los dos grandotes centrales, Junior Bahiano y Aladair, no dieron garantías; y menos un desconocido Cafú, sin velocidad, seguridad en la marca, sin proyección en ataque. En ese lugar del campo (ataque argentino, defensa brasileña) se vieron los mayores despropósitos de la noche: facilidades de los zagueros dilapidadas por los delanteros. Hasta que el último error --el pelotazo de Verón al Piojo quedó dividido y el defensor se cae-- terminó en gol porque López, por primera vez en la noche, terminó una, ésa, bien. Muy bien. Egoísta. Con todo respeto: a lo Grillo, como el Pelado Grillo contra los ingleses, aunque cortando para adentro y resolviendo con la de palo. Y telón.

Argentina --sigamos ahora con el equipo de Passarella-- jugó un partido tácticamente inteligente. Y le salió bien porque nunca se desordenó, cumplió algo que dijo el técnico en estos días: los equipos compactos, homogéneos, son los que cuando juegan mal no se les nota... Algo de eso. Fue decidido, supo qué tenía que hacer y lo hizo. Esa determinación y ese orden compensaron actuaciones individuales por debajo de lo deseable y posible: Batistuta, muy desacertado; Verón, impreciso en general con pocos pelotazos justos y un solo remate efectivo; el mismo López, que terminó mal la casi totalidad de las jugadas de ataque menos una. A la inversa, tuvo una actuación sobresaliente en defensa, casi sin fallas en los centrales --lo de Ayala fue impecable-- con un Vivas mucho más seguro que lo habitual y un Burgos que respondió. El medio juego, que había sido el punto más débil de los partidos anteriores de esta minigira, mejoró. Zanetti estuvo impecable; no fue el lateral que se esperaba sino un volante suelto que apareció por derecha, delante de Vivas al principio, tapando a Denilson mientras Ortega se tiraba sobre Roberto Carlos para que no subiera --después se turnaron otros--; del mismo modo que Simeone, por izquierda, tapaba por allí la proyección de Cafú. Y eso funcionó. Almeyda, que empezó llegando tarde a todas en el medio, mejoró con el correr del partido y terminó bien.

El problema de Argentina fue, después de unos primeros diez minutos impecables de pressing y movilidad, que ni Ortega ni Verón se conectaban fluidamente con los aislados puntas. Pelotazos, imprecisión, excesiva distancia para conectarse. Y cuando la pelota llegaba a los dos de arriba, resolvían mal, solos, no se buscaban, tampoco nadie acompañaba. Y sin embargo se ganó. Y bien. Porque Brasil no le llegó casi nunca y terminó casi maniatándolo. Mérito de Argentina que, además, embocó una. La necesaria.

 


 

LO MEJOR ESTUVO ATRAS

EL TRIUNFO EMPEZÓ EN EL FONDO

Burgos (6): Tuvo poco trabajo. Brasil fue tímido. Lo emplearon más en el segundo tiempo. Estuvo seguro de manos y salió bien en los centros aéreos. Le hizo un penal, innecesario, a Ronaldo, que el árbitro ignoró.

Ayala (8). Muy firme. Impuso rigor en cada salida sobre Romario y Ronaldo. Barrió bien por detrás de Sensini y Vivas. Cuando salió recto y lejos perdió, por eso barrió a Ronaldo un par de veces.

Vivas (8). Muy aceptable trabajo. Controló bien a Romario ayudado por el estatismo del brasileño. Se arriesgó a pedir la pelota y proyectarse por el lateral pero sin soltarse del todo.

Sensini (7): Fue el más complicado porque Brasil atacó mucho por su costado y entre Cafú y el delantero o volante que iba por ese lado lo sacaban de posición. Cuando esperó estuvo muy firme.

Zanetti (7): Arrancó bien y se fue desdibujando porque perdió importancia táctica. Por ese lado Roberto Carlos subió poco, preocupado por Ortega, Raí no encontró la posición y Denilson se iba para adentro. Se animó varias veces y metió un derechazo que fue una de las llegadas claras del primer tiempo.

Almeyda (6): Noche floja. Debía ser auxilio de todos y alternó buenas y malas. Las buenas fue cuando anticipó o cuando se replegaba como cuarto zaguero entre Ayala y Sensini. Las malas cuando salía a destiempo y quedaba desairado por el toque de primera de los brasileños. Además estuvo impreciso, aun en pases cortos.

Simeone (6): Más preocupado en contener las subidas de Cafú y en asistir a Sensini que en jugar. Fue el volante de más despliegue y apareció por sorpresa en el área de Taffarel buscando pelotazos de Verón. El equipo lo necesita con más llegadas.

Verón (5): Sigue siendo un proyecto. No se puede jugar parado a los 20 años y menos en la llanura de Maracaná. Abusó del pelotazo y para colmo estuvo muy impreciso. Debe entender que si lanza y mira, resta. Si lanza y acompaña es una preocupación más para el rival. El técnico lo liberó, jugó suelto y sólo una vez aprovechó esa libertad para ser más audaz y rematar desde lejos provocando un rebote en Taffarel y un "casi gol" de Batistuta.

Ortega (6): Arrancó bien abierto y contuvo a Roberto Carlos. En cuanto la pelota tardó en llegar, se fue al medio pero nunca intentó el juego asociado, siempre intentó la gambeta personal y terminaba perdiendo, rodeado por los brasileños que le achicaban los espacios.

Batistuta (5): Esta vez tuvo más espacios que con Israel e Irlanda pero nunca le llegó clara la pelota. Fue inteligente para moverse y crear espacios pocas veces aprovechados por los demás. Tuvo una en el primer tiempo y definió mal, de zurda, sin ángulo. En el segundo tuvo mala suerte en un rebote.

López (6): Pese a su torpeza fue el que más inquietó a la más torpe defensa brasileña. A fuerza de picar y ofrecerse resultó el hombre de descarga y penetración. Hizo el gol en una jugada en la que prefirió rematar pese a que tenía dos compañeros llegando libres.

 


 

FUERA DE JUEGO

t.gif (67 bytes) Durante el partido se produjeron dos reacciones increíbles del público brasileño. Después del gol de Claudio López, varios hinchas aplaudieron la maniobra del delantero del Valencia. Además, luego del tanto, cuando el conjunto argentino manejaba la pelota, la torcida gritó "Ole" ante cada pase de los argentinos y la pasividad de sus jugadores.

 

Diego Simeone fue el capitán del equipo argentino y, para darle la razón a Passarella, demostró su personalidad por el césped del Maracaná. Antes de los cinco minutos ya había "denunciado" ante el árbitro a su compañero en el Inter, Ze Elías. Luego le quedó tiempo para tocarle la cara a Edmundo, pelearse con Leonardo y le dejó un recuerdo en la tibia a Junior Baiano. Además, jugo bastante bien y ni siquiera recibió amarilla.

 

Varios hinchas argentinos estuvieron anoche en el Maracaná. Un grupo de marplatenses se identificó con una bandera y camisetas del club Alvarado, aquel en el que César Menotti encabezó el proyecto de privatización, que luego fracasara.

 

El brasileño René Simoes, director técnico de la selección de Jamaica, aprovechó el amistoso para observar detalles del equipo argentino. Simoes, junto un colaborador, tomó notas sobre los jugadores, la disposición táctica y las informaciones que le llegaban del entrenamiento. "Tener datos sobre los rivales es tan importante como prepararse uno mismo", argumentó.

 

Simoes no fue el único espía que hubo en Río de Janeiro. El capitán de la selección de Escocia (integra el grupo A junto a Brasil), Gary Mac Allister, fue el comentarista de la transmisión televisiva de Inglaterra y aprovechó la ocasión para recabar datos sobre los futuros rivales. Sin embargo, Mac Allister lo negó y dijo que sólo vino a trabajar. "No anoté nada de Brasil porque el técnico Craig Brown ya lo sabe todo", señaló el volante.

 

Para garantizar la seguridad de los espectadores, la Confederación Brasileña y el Municipio de Río de Janeiro armaron un operativo policial

que contó con casi 2000 efectivos policiales. Las puertas del estadio se abrieron a las 17, pero desde el mediodía ya había gente haciendo cola para ingresar.

 


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