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![]() Ninguno de los responsables de la organización del partido pudo explicar fehacientemente por qué los árbitros brasileños Marcio Rezende, Francisco Dacildo y José Melonio no viajaron a Buenos Aires para controlar el partido River-América. Lo cierto es que las 15.000 personas que concurrieron al Monumental fueron convertidos en virtuales "rehenes" de la desorganización ya que hasta último momento no se avisó de la suspensión pese a que desde el mediodía se sabía que los brasileños no habían llegado. También fue una burla para los televidentes --ver recuadro-- a la que no se le informó sobre el episodio mientras se transmitía Olimpia-Colón, manteniendo cautiva la audiencia. Eduardo Deluca, secretario general de la Confederación Sudamericana, dijo ayer que la entidad informó en tiempo y forma a la Confederación Brasileña de Futbol que tres de sus árbitros habían sido designados para controlar River-América. En cambio, Marcio Rezende, desde su casa de Belho Horizonte, dijo a radio La Red que "recién anoche --por el jueves-- a las 22 me enteré de la designación cuando el periodismo me llamó". El juez dijo que sus colaboradores Dacildo y Melonio tampoco habían recibido comunicación oficial alguna "ni de la CBF ni de las federaciones locales donde dirigimos". Rezende aseguró que el presidente de la Comisión de Arbitros de la CBF, Antonio Marques "tampoco estaba al tanto de que teníamos que viajar a Buenos Aires para dirigir ese partido". En cambio, Deluca dijo que "Marques estuvo presente en una reunión reciente de la CSF en Asunción donde se lo puso al tanto de la terna brasileña y de los árbitros que iban a dirigir los otros siete partidos de la Copa. Entonces, no existe la posibilidad de desconocerlo oficialmente". Agregó que "el 24 de abril las agencias difundieron las designaciones de árbitros. No puede ser que entre esa fecha y el partido no haya habido ninguna comunicación, aunque sea extraoficial". Deluca atribuyó el cortocircuito que derivó en la suspensión "en una desinteligencia entre la CBF y sus árbitros". Los dirigentes de River y de la AFA parecen no tener responsabilidad en los hechos, lo que no es estrictamente correcto. Por lo general, una terna arbitral arriba al país donde debe dirigir en la noche anterior. El partido estaba previsto para las 21.40: hubo casi 24 horas para tomar recaudos o al menos alertar a los hinchas de una posible suspensión. Sin embargo, maniobraron en las sombras, buscaron un acuerdo con los directivos de América para cambiar la terna por un trío uruguayo fácil de convocar o en su defecto jugar con un árbitro argentino, a lo que se negaron los dirigentes mexicanos. En esta decisión tuvieron importancia vital sus jugadores argentinos --Sergio Zárate, Leo Rodríguez, Antonhio Mohamed-- y el uruguayo Gabriel Cedrés, quienes recomendaron no jugar si no había un juez neutral. "Yo no juego" les dijo Mohamed a los directivos. El árbitro escogido era Roberto Ruscio pero los "argentinos" del América sospecharon del referí. Con él, River ganó el 90 por ciento de los partidos que jugó en el medio local. El plantel regresó ayer al Distrito Federal en un vuelo charter. Pese a que la CSF designó el jueves 7 de mayo como nueva fecha para el partido postergado, los mexicanos todavía no dieron su acuerdo con lo cual se avecina un nuevo conflicto. Mañana, América juega la revancha de la semifinal del Torneo de Verano de su país con Toluca y si se clasifica entonces jugará la primera final con el vencedor de Atlas-Necaxa el miércoles 6. ¿Aceptará América venir con suplentes a Buenos Aires por un conflicto que no fue generado por ellos?
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