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BERGÉS FUE DETENIDO Y LA APROPIADORA CONDENADA

Fue el primer juicio oral y público sobre apropiación de menores. La condena es a tres años en suspenso. Bergés, que había falsificado un certificado, fue acusado por falso testimonio.

 

 

Según la abogada de la querella, intentaba conmover al tribunal.

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La apropiadora se mantuvo llorosa durante toda la audiencia.

 

t.gif (67 bytes)  "Si los padres, dondequiera que estén, ven a Carlos, se pondrán muy contentos de que su hijo lleve su apellido", dijo María René Pallares de D`Elía al conocer la sentencia contra la apropiadora de su nieto, Marta Elvira Leiro. Esta frase condensa la emoción por la restitución de la identidad del hijo de desaparecidos que fue anotado como Carlos Rodolfo De Luccia y la decepción porque la acusada recibió tres años de prisión en suspenso, lo que implica que no irá a la cárcel. El caso De Luccia fue tratado ayer en el primer juicio oral y público por sustracción de un menor durante la última dictadura militar. El juicio se realizó en una única jornada, que terminó con la detención por falso testimonio del ex médico policial Jorge Antonio Bergés.

"Yo puedo mirar a la familia biológica de frente y decirles: yo no tuve la culpa. Yo no sabía de dónde venía Carlos", afirmó llorando Leiro. Era la primera vez que admitía que el niño que crió y que hoy tiene veinte años no es hijo suyo. En 1995 Leiro aseguró que tuvo a Carlos al regresar de un viaje a Mar del Plata en una clínica de Quilmes. Dicha clínica pertenecía a Bergés, quien firmó el acta de nacimiento falsa.

Carlos Rodolfo, o Martín --como sus padres querían llamarlo-- nació en el centro clandestino de detención conocido como "Pozo de Banfield". Sus padres fueron Julio César D`Elía Pallares y Yolanda Iris Casco Ghelpi, una pareja de uruguayos que fueron secuestrados en 22 de diciembre de 1977 en San Fernando, provincia de Buenos Aires, cuando la mujer estaba embarazada de ocho meses. Durante el juicio, la abuela y la tía de Carlos revivieron la desaparición de la pareja. "Mi marido y yo vinimos Buenos Aires para visitarlos y en el ascensor nos encontramos con cinco hombres de civil que nos apuntaron con metralletas --narró D`Elía--. Nos llevaron al departamento y nos tuvieron hasta las diez de la noche. A mi esposo lo desnudaron, buscando correspondencia. La casa la saquearon por completo, se llevaron todo lo que era de valor, hasta la ropa del bebé. Se comieron la comida que mi nuera había preparado para nosotros." Los padres de Julio César fueron conducidos hasta el aeropuerto por el personal de civil y fueron obligados a abandonar el país.

El teniente de navío retirado Carlos De Luccia no fue juzgado debido a que falleció hace dos años. Su ex mujer "aprovechó para tirarle el fardo al muerto", se decía en los pasillos. Leiro, sin parar de llorar, aseguró que siempre creyó que el niño era hijo de alguien que no lo podía criar. "Un día fuimos con mi marido en auto hacia la zona sur, en un lugar, no recuerdo exactamente dónde, nos detuvimos. Una persona me entregó al bebé y me dijo que era un varón. Desde ese día fuimos uno solo", relató Leiro, quien argumentó que en 1995 mintió presionada por De Luccia, pero admitió que la inscripción falsa del niño como propio fue acordada conjuntamente.

Después de los testimonios de la acusada y de los familiares biológicos del menor, el tribunal llamó a Bergés, quien reconoció su firma en el acta falsa de nacimiento e incurrió en varias contradicciones. Por ese motivo los jueces Daniel Cisneros, Víctor Blanco y Luis Nieves decidieron detenerlo para procesarlo por falso testimonio (ver nota aparte).

La bióloga Mariana Herrera y la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, Ana María Di Lonardo, explicaron diferentes métodos por los que se llegó a comprobar la filiación genética del menor. Las pruebas dieron como resultado que el niño que se crió con De Luccia y su mujer tiene un 99,99 por ciento de probabilidad de ser hijo de D`Elía y Casco. "Se habla de probabilidad pero en estos casos deberíamos decir certeza", dijo Di Lonardo.

La resolución del juicio se precipitó debido a que el abogado defensor, Antonio Merguin, desistió de tomar testimonio a varios de sus testigos: eran otras personas supuestamente atendidas por Bergés. La querella estaba interesada en estas declaraciones, ya que podría tratarse de otros casos de apropiación.

Finalmente Leiro, quien durante todo el juicio tenía en una mano un rosario negro y en la otra un pañuelo de papel para secarse las lágrimas, fue encontrada culpable de ser coautora penalmente responsable de ocultamiento y retención de un menor y condenada a tres años de prisión en suspenso. El tribunal ordenó también la detención de Bergés (ver recuadro) y la inscripción de Carlos con sus verdaderos apellidos, D'Elía Casco. Pero el castigo no fue el esperado. La abogada de la querella, Alcira Ríos, había solicitado diez años y el fiscal Pedro García cuatro. "Esta condena demuestra el machismo de la Justicia, que considera a la mujer menos culpable que al hombre", afirmó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, luego de conocer el fallo y agregó: aunque esta mujer quede libre, fue condenada y vivirá su libertad como una delincuente."

Informe Victoria Ginzberg


EL REPRESOR QUE FUE PRESO POR FALSO TESTIMONIO

"A LA MANERA DE AL CAPONE"

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t.gif (67 bytes) Entró en la sala cojeando y apoyándose en una muleta de acero. Con una carpeta en sus manos, se sentó arrogante ante el tribunal. Jorge Antonio Bergés, comisario profesional jubilado de la provincia de Buenos Aires --como él mismo se definió-- fue llamado para prestar declaración en al caso De Luccia. No sabía, ni esperaba, que terminaría preso. Pero así fue.

Ante la primera pregunta se puso los lentes y sacó sus papeles. "No se puede leer nada", le advirtieron los jueces.

Bergés, médico obstetra acusado por varios detenidos como entregador de bebés, reconoció su firma en el acta de nacimiento falsa del menor anotado como Carlos De Luccia. Dijo que ese nacimiento se había producido por casualidad en su consultorio, pero que había sido el único. Poco después reconoció otras actas en donde la clínica también figuraba como el lugar del nacimiento. "No ocurrieron allí, dijo, sólo lo puse como mi domicilio". Volvió a contradecirse: "No dije que este nacimiento ocurrió en mi consultorio, dije que hubo uno". Leiro ya había admitido que no había parido ningún niño. Absuelto de homicidio, tormentos y de otros delitos de similar calibre por las leyes de obediencia debida y de punto final, terminó detenido por falso testimonio. "Es el estilo Al Capone", dijo al respecto Carlotto.



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