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EL PRESIDENTE CAZABA EN UN COTO PROPIEDAD DE YABRAN

MARCHE UN CIERVO ROJO PARA MENEM


Por Susana Viau

t.gif (67 bytes) Andrés De Cabo, el hombre que participó en los escasos avisos fúnebres publicados a la muerte de Alfredo Enrique Nallib Yabrán, era el representante de los negocios que el empresario postal tenía en Miami y Nueva York. Pero los negocios no eran la única pasión que ambos compartían: De Cabo sentía, como Yabrán, el entusiasmo por la caza y fue uno de los integrantes del grupo que acompañó al presidente Carlos Menem cuando éste abatió el ciervo rojo que le valiera el premio del Safari Club Internacional. El Presidente cobró la pieza en Parque Diana, según se afirma, una de las últimas inversiones inmobiliarias de Yabrán en la zona de San Martín de los Andes.

Pese a la discreción que rodeó siempre las actividades de Yabrán, Andrés De Cabo, junto a Héctor Colella y Alejandro De Carlo, es considerado uno de sus principales colaboradores y, aseguran, uno de sus amigos más íntimos. Así lo confirmaría el aviso fúnebre que La Nación publicó el 22 de mayo, donde De Cabo y su mujer Leticia --y sin el tradicional (a) que denota la ausencia del firmante-- despiden a "su querido amigo". Ese mismo día habían tenido un arranque similar Alejandro Barassi, ex directivo de OCA y titular de unos terrenos aledaños al hotel Patagonia Plaza --también de San Martín de los Andes-- que el rumor atribuye, en realidad, al imperio Yabrán. El tercer aviso fue el de la familia Balbín, relacionada con el ex presidente del radicalismo, Ricardo Balbín, y uno de cuyos miembros, Jorge, directivo de OCA, murió en un extraño accidente automovilístico. Héctor Colella, el albacea informal que Yabrán designó para asesorar a su familia, también regenteaba OCA; De Cabo, en cambio, había sido uno de los fundadores de Ocasa, el único de los courriers que el entrerriano siempre admitió como propio.

Es más, De Cabo, cuyo número no figura en las guías telefónicas de Estados Unidos, fue socio fundador de Ocasa y de la empresa de viajes Pasintur. Otro dato ilustra la relación de confianza que vinculaba a estos dos hombres: De Cabo fue el presidente de La Royal, encargada de la limpieza parcial de los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque durante la dictadura militar. La Royal sería absorbida luego por Limpiolux, adjudicataria de la otra parte del servicio de limpieza de esos dos aeropuertos y adjudicada, asimismo, al holding Yabrán. Hace muchos años que De Cabo se instaló en una zona residencial de Miami, Coral Gables, y desde allí y en oficinas de Nueva York, se comenta, manejaba las inversiones del misterioso amigo.

Con Alfredo Yabrán, De Cabo compartía más aficiones que la acumulación de dinero: Yabrán y De Cabo eran adherentes al Safari Club Internacional (SCI), una de las tantas organizaciones de cazadores con sede en Tucson, Arizona, el más puro oeste americano. Eso sí, no todas las asociaciones dedicadas a la caza deportiva reúnen a personajes tan empingorotados como SCI. Un despliegue de famas, siempre discutibles, claro, pudo observarse en abril de 1997, cuando la entidad realizó la entrega de premios donde el presidente Menem se llevó el galardón de la categoría "ciervo rojo". El premio consistió en la reproducción de una cabeza de puma y fue entregado a Alberto Kohan, que lo representó durante un almuerzo al que asistieron George Bush y el general Norman Schwarzkopf, comandante de la Operación Tormenta del Desierto. Lo que tampoco se le escapa a nadie es que una organización de esta naturaleza es el caldo donde se cultiva el lobby contra la restricción de armamento y la portación de armas de fuego. Es decir, el lobby de los fabricantes y traficantes de armamento.

En aquella ocasión Kohan se preocupó en dejar sentado que Menem había cobrado la pieza "dentro de las normas legales vigentes". Los cazadores expertos fueron escépticos: "Uno de cada cien cazadores, con suerte, logra algo de esto una vez en su vida", explicaron. A Menem lo acompaña la fortuna, pero un cazador experto no es. Quien sí es un hábil tirador es De Cabo, que (tal como confió a este diario hace un año un testigo), junto a Chiantore --predecesor de Martínez de Hoz en la titularidad de la filial argentina del SCI-- acompañó al jefe del Estado en la cacería de Parque Diana. Chiantore había negado a Página/12 que Yabrán estuviera afiliado al SCI. Pero Bill Quimby, director de publicaciones del SCI, salvó su mala memoria corroborando la información. Las 3000 hectáreas de Parque Diana son otras de las posesiones que todos sindican como parte del patrimonio del suicidado empresario postal.

 

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