Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ENTREVISTA A RAUL CARNOTA
FOLKLORISTA DE CULTO

Es uno de los autores y compositores más respetados del género, pero hace unos años debió emigrar a EE.UU., por falta de trabajo. No le fue tan mal --hasta hizo letras para Ryuichi Sakamoto-- pero volvió porque le costaba imaginar chacareras desde Los Angeles. Desde hoy, graba un disco en vivo tocando para el público.

Hijo: "¿Qué es el folklore de proyección? ¿Y el folklore de fusión? Yo la única fusión que reconozco es el hecho de que soy de mi mamá y de mi papá"

Consumo: "Antes estaba ávido de información. Ahora no tengo cable ni casetera. Escucho música. Compro diarios los domingos por la parte cultura"

na31fo01.jpg (12307 bytes)
Raúl Carnota volvió de Estados Unidos sabiendo que en música hay distancias difíciles de salvar.
"Es tarde para que toque jazz como ellos y es un milagro que un yanqui entienda una chacarera", define.


Por Fernando D'Addario

t.gif (67 bytes) Raúl Carnota no es el entrevistado modelo, aquel que se regodea en clases magistrales de relaciones públicas cada vez que tropieza con la prensa. Observa seriamente antes de responder, y con una mueca que esconde gravedad e ironía casi siempre rechaza o relativiza el razonamiento expuesto por su interlocutor circunstancial. Sobre todo si se lo abruma con teorías acerca del supuesto antagonismo entre conceptos como "proyección" y "tradicionalismo" dentro de su ámbito musical natural, el folklore. Hoy comenzará a grabar un disco en vivo en el Club del Vino, junto con Rodolfo Sánchez y Willy González bajo el nombre de El reciclón, encuentro que se repetirá todos los miércoles de junio.

La dicotomía que divide las aguas del folklore pone a Carnota a la defensiva, aunque nada parezca perturbarlo: "Eso de lo tradicional es un invento argentino. Yo no veo que en otros países y con otras expresiones del arte se haga lo mismo. ¿Cuál es entonces el cine tradicional? Es un eufemismo. Y con la música, y especialmente con el folklore, se abusó de eso. ¿Qué es el folklore de proyección? ¿Y el folklore de fusión? Yo la única fusión que reconozco es el hecho de que soy de mi mamá y de mi papá", responde tajante en diálogo con Página/12. Carnota ha vuelto al país después de un par de temporadas en Los Angeles, donde se ganó la vida haciendo versiones en castellano de famosas canciones en inglés. De Abba, por ejemplo. Pero también pudo aportar una canción suya para un disco del talentoso Ryuichi Sakamoto. Por estos días, la reedición de Entre la ciudad y el campo (posiblemente su mejor disco, grabado en 1987), lo reubica en el centro de la escena folklórica. De culto, pero escena folklórica al fin. Aunque él no quiera y responda: "Me crié en Mar del Plata, qué me voy a hacer el gaucho...".

--¿Dónde se siente más cómodo para trabajar, en Estados Unidos o en la Argentina?

--Para trabajar el mejor país es Estados Unidos. Pero para vivir, me quedo con la Argentina. Desde la comida, hasta la solidaridad --aunque desde acá no parezca--, o el hecho de que puedas ir a tomarte un café con tus amigos. Dicen que también acá se está perdiendo, pero creo que pelea por sobrevivir. Allá tienen todo diagramado, pero cuando ves a esos tipos con dos celulares colgando como si fueran pistoleros del oeste, entonces ahí termina la gracia y empieza el patetismo.

--¿Allá se sintió en inferioridad de condiciones?

--Me resultó difícil adecuarme, sin perder nivel, a la música de ellos, y me resultó más difícil aún encontrar músicos de allá para hacer mi música. Es decir: es tarde para que toque jazz como ellos y es un milagro que un yanqui entienda una chacarera. Hay algo que es intransferible, que es la pasión. Acá pasa también que hay tipos que tocan jazz a la perfección, pero son un freezer técnico.

--Entonces, a pesar de reconocerse como un artista sin fronteras estilísticas, ¿todavía cree que hay músicas que le pertenecen más que otras?

--Y... aunque yo no nací en el norte del país, a mí una vidala me pertenece más que el jazz. Todavía soy capaz de emocionarme con una vidala, y no me pasa eso con el jazz, aunque pueda servirme de elementos del jazz para mi música.

--A pesar de pertenecer a la vanguardia dentro de la música folklórica argentina, trabajó en el disco "Grito en el cielo", de Leda Valladares, que tiende a rescatar ritmos del norte pero en estado puro. ¿Hay una contradicción allí?

--Primero tengo que aclarar que yo no pretendo ser ni vanguardista ni original ni nada. Hay expresiones estéticas, sólo eso. Y por otra parte, a pesar de lo que muchos creen, la música que rescata Leda es muy creativa. Agarrá 100 copleras y decime si encontrás a dos que canten igual. Improvisan tritónicamente. Esa música es increíble. Está despojada de todo. No podés maquillarla.

--Pero existió una mixtura entre los sonidos que sugiere la ciudad y la música del campo.

--No, hay una música que se genera en la ciudad y una música que se genera en el campo. Pero la experiencia no me demostró que haya habido una fusión. Lo que sí pasó fue que se incorporaron elementos tecnológicos a las distintas músicas. Es como que alguien diga Lo nuestro es arar con bueyes... Y otro le conteste: está bien, pero mire que ya se inventó el tractor... El origen de la discusión entre tradicionalistas y no tradicionalistas en el folklore es tan confuso como los misterios de la iglesia. --Sin embargo usted pudo integrarse...

--Tengo un gran respeto por la cultura rural, y me he preocupado por saber cómo viven, cómo son, pero no por eso me voy a poner un poncho. Escuché con mucha admiración a Adolfo Abalos, a Sixto Palavecino y me adapté a ellos, aprendí de todos, pero también tuve acceso a otra información. De chico escuché al Chango Farías Gómez, a Piazzolla y a los Beatles. Puede sonar raro hoy, pero en aquella época era normal. Hoy, te bajás del avión en Los Angeles y es lo mismo que si siguieras en Buenos Aires.

--En todos estos años fueron cambiando los tiempos políticos. ¿Cómo repercutió eso en su proceso creativo?

--Cuando uno tiene una propuesta clara, la creación sale de uno, no está tan supeditada al entorno. Quizás si me dedicara a hacer canciones políticas...

--Pero su compromiso artístico también es una manera de posicionarse políticamente.

--No sé, pero yo vivo aislado de todo. Antes estaba siempre ávido de información, hasta hace seis o siete años. Ahora no tengo cable ni casetera. Escucho música. Compro diarios los domingos por la parte cultural. Y nada más.

--¿Qué lo hizo cambiar tan radicalmente?

--Darme cuenta de que la verdadera información no existe. Hay un desgaste de las noticias, quizá por el horror. Es como que primero te pegan despacito, después cada vez más fuerte, pero resulta que el anterior golpe te adormeció la zona. La gripe de una diva es tapa de revistas. Eso hace que pierda interés. Pero tampoco quiero profundizar en esto, se lo dejo a los sociólogos.


PRINCIPAL