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PIRATEANDO


Por Antonio Dal Masetto

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T.gif (67 bytes) --Rayos y centellas, afuera está más oscuro que guarida de piratas. Por las barbas de Neptuno, buena noche para emboscar a un galeón español --digo al entrar en el bar iluminado con velas por un apagón en la zona (estas expresiones me brotan naturalmente cuando vengo de releer algunas páginas del querido Emilio Salgari).

--Hablando de galeones y piratas, ¿usted sabía que un antepasado mío sirvió a las órdenes de Charles "Puré" Magnificent, el más temible, astuto y cruel de los corsarios que asolaron las costas del Caribe? --me dice Tusitala acodado a la barra.

--Lo tengo fichado a Magnificent, pero ignoraba que me apodara Puré.

--Sepa que todos los piratas de la Hermandad de la Costa tenían su nombre de guerra. A Charles le venía por su tremenda voracidad con las papas.

--Permítame dudar de que Charles "Puré" Magnificent fuera el más temible, astuto y cruel. Podría recordarle algunos nombres que todavía causan espanto de sólo mencionarlos.

--Usted estará pensando en Sir Henry "la Chancha" Morgan, Jacques "el Cabezón" Sore, Eduard "Poroto" Mansfield, Pierre "Besugo" Legrand, Cristóbal "Diente de Leche" Myngs, Piet "Chupete" Heyn, el lujurioso Francis "Tres Patas" Lolonois. Comparados, eran nenes de pecho al lado de Puré. Todos saqueaban, incendiaban, pedían rescate por los prisioneros ricos y a los demás los torturaban hasta morir o los ensartaban alegremente. Con las doncellas hermosas no pedían rescate porque ellas tenían en sí mismas con qué pagar. Pero él los superaba.

--¿Todavía más sanguinario?

--Imagine cómo sería de negra su alma que con quien peor se ensañaba era con la gente de la comarca donde había nacido y se había criado. No dejaba ningún cristiano entero, a todos los mutilaba un poco, destruía las cosechas, envenenaba los pozos de agua, mataba los animales y se llevaba hasta los sonajeros de los pibes. Cuando se corría la voz de que se acercaba el galeón con la negra bandera de Puré, sus paisanos huían despavoridos al grito de: "Cuidado que viene el pariente". Vaya a saber por qué tenía ese berretín.

--A primera vista parecería un clásico trauma de la infancia.

--Cierta vez estaba tomando un aperitivo mientras los capones se asaban sobre las brasas y un contramaestre le robó una papa frita del plato. Lo hizo atar a un árbol, pidió unos tallos tiernos de apio, después le asestó una descomunal cuchillada que le partió el pecho, le arrancó el corazón y se lo devoró todavía palpitante.

--¿Así nomás?

--Con el apio. Y mi antepasado contaba que pareció complacerle mucho aquel bocadillo.

--¿Todo por una papa frita?

--Más bien por influencia de una hechicera de la isla Tortuga, a quien había acudido para que le revelara el destino, y que le había dicho: "El gran arcano está en la papa. Con las papas florecerás invencible y eterno".

--Qué profecía tan extraña, ¿se le cumplió?

--Las majestades le habían otorgado patente de corso que lo autorizaba a robar para ellos. Luego de cada saqueo, Puré les entregaba la parte convenida del oro, plata, joyas, piedras preciosas, sedas, doblones, especias y también papas, que como se sabe eran muy apreciadas. Después del vaticinio de la bruja, siguió repartiendo el botín, pero empezó a escatimarles las papas. También se las negaba a sus hombres. Tenía escondites por todas las islas donde las ocultaba en sólidos arcones, y luego mataba a los testigos.

--¿Y cómo lograba que no se amotinaran esos fieros filibusteros?

--Magnificent era muy ladino, se las conocía todas, mentía mucho. En secreto, alababa a uno y calumniaba al resto. Cambiaba de favoritos a cada rato, fomentaba así el recelo y la desunión, y mientras los piratas se peleaban por rivalidades minúsculas, él se quedaba con todas las papas.

--¿A Las Majestades también las empaquetaba?

--Durante un tiempo las empaquetó, pero bien pronto se avivaron que había dejado de ser negocio tener trato con un corsario ladrón, así que decidieron cortar por lo sano y los limpiaron a todos. Colgaron a la Chancha, al Cabezón, al Poroto, al Besugo, al Diente de Leche, al Chupete y al Tres Patas Lolonois.

--¿Y qué le pasó al temible Puré?

--Lo hicieron descuartizar con veinticuatro caballos percherones. Uno para cada dedo, dos para las orejas, otro para la nariz y el último para la protuberancia restante.

--Que lo tiró, qué escaso sentido del humor tenían Las Majestades.

--Una esclava fiel, Alelí, bella berebere que lo había seguido en todas sus correrías, recogió los fragmentos, con sus ahorros adquirió una propiedad en el Cabo Desengaño y los enterró a lo largo y a lo ancho de la parcela. Sobre cada uno plantó amorosamente trocitos del tubérculo predilecto del terrible corsario y, cuando llegó el tiempo propicio, brotaron, crecieron y el terreno se convirtió en un florecido y alegre campo de papas.

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