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"NO EXISTEN LAVADEROS DE DÓLARES PARA EL HUMOR Y PARA LA CULTURA"

El cantante y cómico Horacio Fontova regresa el miércoles a la televisión con "Delicatessen", en el que se propone "volver a dar vuelta las cosas", sin necesidad de acudir a la realidad.

Para el programa Fontova convocó a un equipo de actores-humoristas.
Entre otros, estarán Fabio Alberti, Diego Capusotto y Damián Dreizik.

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Por Patricia Chaina

t.gif (67 bytes)  Hace ya un tiempo que el "General" Horacio Fontova entregó buena parte de su tiempo a la televisión. Sin embargo, llevaba varias temporadas sin dar en la tecla, aunque no sin intentarlo. Metido en otros mundos, el de la música, que le es permanente, y hasta en un negocio gastrónomico, estuvo "craneando" ideas con el libretista Pedro Saborido para arriesgarse a un programa que lo mostrara al frente del equipo. El siguiente paso fue presentarlas en Cuatro Cabezas --la productora de Mario Pergolini--, y convocar a un elenco nutrido de nombres fuertes. Diego Capusotto, José Luis Oliver, Fabio Alberti, Damián Dreizik y Luis Ziembrowski conforman su nueva compañía humorística, que se presentará en América con "Delicatessen", el próximo miércoles a las 22.

 

--¿Cuál es su opinión sobre la televisión actual?

--Le faltan elementos que la mantengan con vida. Ahora se me vino a la cabeza una comparación, aunque ojo, no es bueno comparar, pero ante otras televisiones como la española, nosotros ganamos por leguas. A pesar de eso, insisto, siento que le faltan un montón de cosas. Humor, por ejemplo. Humor y cultura. Que son las dos cosas donde parece que nadie lava dólares. No existen lavaderos de dólares para el humor y para la cultura. Y para hacer reír no sólo faltan dólares, sino fundamentalmente ideas. Hay un abuso del humor basado en la realidad, que está muy bien, pero para hacer reír no necesariamente hay que basarse en la realidad. Claro, es uno de los paños que da más para cortar, pero yo prefiero otros matices.

 

--¿Cómo es su relación con la realidad?

--Prefiero no tener casi ninguna relación con la realidad. Se puede imaginar, y vivir contento igual. Creo que es mejor soñar que padecer la realidad. Me provoca una horrible sensación de encierro, de estar enclaustrado en algo que no cambia demasiado, nunca. Y como la naturaleza existe merced a muchos cambios, me gusta provocarlos y ayudar a la naturaleza y no a la muerte.

 

--La detención de Videla es un cambio, ¿no le parece?

--En este momento me acaba de dar una arcada, lo juro por mi madre. Me parece espantosa su presencia, representa al infierno. Prefiero hablar de fútbol antes que pensar en Videla.

 

--¿Le gusta el fútbol?

--No soy muy futbolero, soy de River pero no soy un apasionado. Pero por supuesto sigo el Mundial. Me emociona mucho ver a la selección.

 

--¿Podría decirse que usted es un patriota?

--Sí, me gusta eso. Y me gustan los símbolos patrios, pero cuando hoy uno dice "soy un nacionalista", los demás se asustan. Y es porque los fachos se apropiaron de ese término. Y de los símbolos que lo representan. Pero como decía el amado Luca Prodan, "Yo quiero a mi bandera", y me enorgullezco. Desde ese lugar sí puedo pensar en Videla preso.

 

--¿Cómo surgió aquel apodo de General?

--Fue en pleno Proceso, y todos me decían que me iban a matar. Pero mis argucias eran que aludía a la generalidad de todas las cosas. La primera acepción de la palabra es perteneciente a la generalidad. En general los generales son los más particulares de todos, se dieron vuelta los verdaderos conceptos de las cosas.

 

--¿Fue muy costosa la transición de la música a la televisión?

--Fue medio doloroso, a pesar de que sigo haciendo música, estoy tocando con Los Tíos, en Oliverio Allways. No querría dejarla porque forma parte de mi persona, hasta por una cuestión genética: vengo de dos familias de músicos, y sobre todo la de mi madre, los Fontova, eran músicos muy exquisitos. El responsable fue el petiso Guinzburg. Me robó de las huestes de la música, me convenció. Para mí fue un cambio, agregué algo, no sacrifiqué nada. Mientras se pueda hacer todo lo que uno quiera, fantástico. Pero "Peor es nada" no es el estilo de humor que a mí me gusta.

 

--¿Cuál es ese estilo de humor que le gusta?

--Grotesco. No es sexópata, no hay gatos a la vista. Es más escatológico, negro. En televisión, el humor muy blanquito, o es sexual, o es naïf.

 

--¿Cómo surgió la idea del programa?

--El año pasado estuve con un programa con Pedro Saborido, "Código de barras", en la radio, y a partir de ahí, escribimos una obra de teatro y empezamos a cranear "Delicatessen". Un nombre que en Europa utiliza los negocios de repostería fina. Como un absurdo, la idea aquí es hacer rico lo feo y feo lo rico. Y empezamos a dar vuelta la cosa, otra vez. Hay que desprogramar: ésa es la misión.

 

 



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