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"ALLER SIMPLE", UN NOTABLE DOCUMENTAL
La prehistoria rioplatense

Combinando elementos de archivo y de ficción, tres directores construyen la historia de tres personajes cuyas vidas sirven como ejemplo del fenómeno de la inmigración del siglo pasado.

La infanta Isabel de Borbón aparece en fragmentos documentales.
"Aller simple" invierte ese recurso para contar ficciones.

Cambio: Un fragmento de un documental sirve para ayudar a construir una historia de ficción, mientras algunos momentos de ficción funcionan como documentos.

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ALLER SIMPLE, TRES HISTORIAS DEL RIO DE LA PLATA 8 puntos

(Aller Simple) Francia/Argentina, 1996
Dirección y guión: Noël Burch, Nadine Fischer, Nelson Scartaccini
Música: Jean Pacalet
Producción: Jacques Bidou/La Sept Arte/Channel Four/Cine-Ojo
Estreno de hoy en el cine Cosmos (proyección en formato original video).

Por Luciano Monteagudo

t.gif (862 bytes) Si hay un rasgo particularmente distintivo en Aller simple, tres historias del Río de la Plata es la audacia con que transita por esa frontera indiscernible entre el documental y la ficción, entre el registro de una realidad y la construcción de una saga, que no es otra que la de ese imperio --como decía Malraux-- que nunca existió, Argentina. El punto de partida de este film que resiste estoicamente cualquier intento fácil de clasificación o encasillamiento es el de la inmigración europea al país entre 1830 y 1930, cuando se constituyeron los cimientos económicos, políticos y sociales de la nación. ¿Cómo abordar ese período tan amplio y complejo? ¿Cómo trazar unas líneas que lo conecten con la actualidad? ¿Cómo evitar las formas más trilladas y televisivas del documental convencional? Para todas estas preguntas, los cineastas Nelson Scartaccini, Nadine Fischer y Noël Burch encontraron una respuesta en los modos representativos del cine de ficción y empezaron por imaginar tres historias de vida que pudieran reflejar, a partir de su trayectoria individual, los vectores de todo un país en el momento de su formación.

De unas tomas registradas en Buenos Aires hoy, en unas calles superpobladas, los realizadores eligen al azar tres rostros anónimos, congelan un instante su imagen y se interrogan acerca de los antepasados de esa gente, de los caminos que transitaron sus abuelos y aun sus bisabuelos, cuando cruzaron el Atlántico en busca de un mundo distinto, mejor. "Supongamos que..." se plantea la película y a partir de allí se disparan las novelas familiares de Ulysses, de Pietro, de Pilar, un francés, un italiano y una española que no por ser imaginarios se corresponden menos con la realidad. De hecho, cada uno de ellos va iluminando, con su experiencia personal, la de todo el país. Ulysses, por ejemplo, que salta de una modesta colonia agrícola en Santa Fe a formar parte de la incipiente y poderosa Sociedad Rural. O Pietro, un artesano que abrazará las causas del anarquismo y el tango. O Pilar, una española analfabeta que progresará hasta forjarse un lugar en la nueva pequeña burguesía comerciante.

La identidad de cada uno de ellos va surgiendo de manera elocuente en sus voces en off, que repasan sus memorias. En la imagen, los autores de este Pasaje de ida al que alude el título original del film acuden a un monumental trabajo de archivo y montaje: Ulysses, Pietro y Pilar son todos y uno a la vez, no hay una identificación concreta de sus fisonomías, pero no cuesta reconocerlos en las imágenes parpadeantes de viejas películas del período mudo, o en las fotografías que documentan tanto una boda cuanto la construcción del ferrocarril, o la aparición de la imponente cúpula del Congreso nacional en el horizonte plano de Buenos Aires.

Uno de los hallazgos de Aller simple --que comparte con algunos trabajos de Edgardo Cozarinsky, otro cineasta fronterizo que rechaza los encasillamientos-- es la inversión en el uso de sus materiales. Así, un fragmento de un film documental sirve para ayudar a construir una historia de ficción, mientras que algunos momentos de ficción (El último malón, Pampa bárbara, Su mejor alumno, entre muchos otros) funcionan como documentos de una época. Si hubiera que hacerle un reproche al film de Scartaccini, Fischer y Burch (este último también un reconocido teórico cinematográfico, autor de libros como Praxis del cine y El tragaluz infinito) sería que por momentos sus personajes son excesivamente arquetípicos, existen más en función de lo que representan que de su propio itinerario vital. Aun así, Aller simple no deja de sorprender, esencialmente por la manera en que viene a recordarnos que el cine, el video y aun la televisión --el canal francoalemán Arte y el Channel Four inglés participan de esta producción, junto al grupo argentino Cine Ojo-- tienen aún toda una serie de posibilidades expresivas no suficientemente exploradas.

 

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