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UN NUEVO LIBRO DESCRIBE LA VIDA COTIDIANA EN UN ESTADO POLICIAL
Traición en la Rumania de Ceaucescu

De Rumania se decía que era un país donde la mitad de la gente espiaba a la otra. Un nuevo libro revela hasta qué punto era así.

Nicolae Ceaucescu y esposa después de la caída y antes de ser fusilados.
"Era un hombre por primera vez. Estaba sin afeitar, y tenía ese temor en sus ojos."

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THE GUARDIAN DE GRAN BRETAÑA

Por Denis Staunton  desde Berlín

t.gif (67 bytes) Después de una vida de perseguida política en la Rumania de Nicolae Ceaucescu, la novelista Herta Mueller se sentó frente a su televisor en la Navidad de 1989 para ver cómo era fusilado su torturador. Pero en lugar de sentirse aliviada, la muerte del dictador la molestó profundamente. "Durante 15 años, todos los días deseé su muerte. Pensé que cuando lo ejecutaran me sentiría aliviada. Pero tuve la reacción opuesta. No podía parar de llorar. Me resultó difícil ver cómo fusilaban a un hombre. Y era un hombre por primera vez. Estaba sin afeitar, y tenía ese temor en sus ojos", dice Mueller.

Pero esos sentimientos mezclados están en el centro de la novela de Mueller La Tierra de las Ciruelas Verdes (The Land of the Green Plums), que llega a las librerías británicas ese mes con honores, desde el premio German Kleist al irlandés IMPAC, que, con 160.000 dólares, es el más generoso del mundo literario. El libro cuenta de historia de un grupo de amigos que se niegan aceptar el veredicto de suicidio sobre la muerte de Lola, una joven estudiante que se ha convertido en una carga para su amante, un miembro influyente del Partido Comunista. Entonces se convierten en el blanco de la policía secreta Securitate y son sometidos a tal presión psicológica que ambos se suicidan.

Mueller escribió este libro después de la muerte de dos amigos, uno de las cuales se suicidó después de años de ser perseguido por la policía secreta. La muerte del otro amigo fue, como la de Lola, oficialmente declarada un suicidio, pero Mueller está convencida de que fue asesinado por la Securitate. "Los miembros de la Securitate no eran diletantes. Tenían su entrenamiento y utilizaban esas técnicas psicológicas para hacer todo el daño que fuera posible", sostiene. La historia está entrelazada con recuerdos de una infancia dura dentro de la minoría de habla alemana en la región Banat de Rumania, donde nació Mueller en 1953. La minoría alemana se estableció en la región hace 300 años y mantuvo sus costumbres y tradiciones a pesar de los numerosos cambios de soberanía. La región formó parte del Imperio Austro-Húngaro hasta 1918, cuando fue incorporada a Rumania.

"Había pueblos, como en el que yo nací, donde había sólo rumanos alemanes. Siempre estaban preocupados por preservar su identidad suaba, no renunciando jamás a nada. Durante 300 años cantaron las mismas canciones folklóricas. Llevaron sus vestimentas típicas consigo y todavía las usan. Las virtudes que siempre se atribuían a sí mismos eran el trabajo duro, la limpieza y el orden", dice Mueller.

Hitler adoptó a esa minoría de habla alemana como unos "alemanes en el exterior" y muchos hombres de la región sirvieron en la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial. El padre de Mueller se unió a las SS. "Nunca se distanció realmente del nacionalsocialismo. A veces hablaba de los horrores de la guerra y del miedo a la muerte, pero siempre se refería a sí mismo. Cuando se encontraba con sus camaradas de guerra, que es como ellos se llamaban a sí mismos, hablaban de la guerra como si hubiera sido una gran aventura", dice.

Mueller horrorizó a los suyos en 1982 con su despiadado retrato de sus vidas en su primera colección de cuentos cortos, Niederungen (Las planicies). Les tomaba el pelo a sus sentimientos de superioridad y sugería que sus tradiciones no sólo eran inútiles, sino que además estaban manchadas de nazismo. No fue hasta que se mudó a Timosoara, a la edad de 15 años, que empezó a hablar rumano y a darse cuenta de la naturaleza de la dictadura bajo la que estaba viviendo. Se encontró con un grupo de jóvenes intelectuales de habla alemana que se llamaba a sí mismo Aktionsgruppe Banat. Habían sido interrogados y echados de la universidad, y ya habían formulado su idea sobre una literatura libre de la interferencia del Estado. Los personajes centrales de La Tierra de las Ciruelas Verdes están inspirados en los miembros de ese grupo. El eje del libro es la traición sufrida por la narradora a manos de su amiga Teresa. Si bien Mueller insiste en que la mayor parte de los personajes de la novela son combinaciones de personas reales, admite que Teresa está basada en una sola de ellas, una mujer privilegiada que apoyaba al Actiongruppe Banat. Ella era una de las amigas más íntimas de Mueller antes de que la escritora se mudara a Alemania en 1987. Las dos mujeres confiaban totalmente una en la otra.

"Durante todo ese tiempo yo creí que ella me era leal. Por supuesto nunca lo supe. Cuando se trata de gente de la que uno no sospecha, gente que está cerca de uno y que traiciona nuestra confianza, entonces suceden las cosas que más nos lastiman", afirma. Después que Mueller se mudó a Berlín, su amiga fue a visitarla y admitió que había sido enviada por la policía secreta para advertirle a la escritora que dejara de criticar el régimen de Ceaucescu. Mueller, que había estado recibiendo amenazas de muerte desde su llegada, quedó horrorizada al descubrir que su amiga había hecho una copia de las llaves de su departamento para dárselas a la Securitate. La mujer, que en ese tiempo tenía un cáncer, está ahora muerta y Mueller sigue atormentada por las conflictivas emociones que siente ante un acto de traición inducido por el amor. "Siempre me dijo que era porque me extrañaba. Quería verme. No fue su odio hacia mí, sino su amor por mí lo que la hizo actuar así. Ambas cosas iban juntas y eso es lo que me enloquecía", dijo.

Mueller se ve a sí misma y a su amiga como víctimas de un sistema que trastornó los valores morales. Pero no puede perdonarle a su amiga haber permitido que el Estado invadiera el territorio más íntimo de su relación. Mueller se negó a abandonar Rumania durante la mayor parte de la década del 80, a pesar de la constante vigilancia y el acoso por parte de la policía secreta. Su obra fue sacada clandestinamente del país y publicada con gran éxito en Alemania, lo que le ofrecía un cierto grado de protección. Aunque ella criticaba el régimen cada vez que salía al exterior, siempre regresaba a Rumania. "Siempre sostuve que éste era mi país." Finalmente, cuando el posibilidad de un cambio político parecía más remota y la presión de la policía secreta era insoportable, Mueller y sus amigos decidieron abandonar Rumania juntos. Dos años más tarde, Ceaucescu fue derrocado y fusilado por sus crímenes de guerra contra el pueblo rumano. A pesar de su incomodidad al contemplar la ejecución, Mueller está convencida de que el veredicto fue justo.

"El había puesto a tanta gente bajo tierra. Se lo merecía. Aun cuando el juicio haya sido insoportable. Cuando vivía en Rumania, siempre pensé que yo podría haberlo matado. Pero probablemente no hubiera podido. Eso también me sacudió. No hubiera sido capaz de hacerlo."

 

Traducción: Celita Doyhambéhère

 

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