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ENTRE MANIFESTACIONES, ENCUESTAS CAIDAS Y MANIOBRAS SECRETAS

Cómo Fujimori ve hundirse su re-re

Fujimori quería ser reelegido en el 2000, pero parece que no va a poder: la gente se volcó a las calles esta semana para impedirlo y las encuestas dan negativo, en medio de oscuras tramas de palacio.

 

 

 

Manifestantes con la bandera peruana en las calles de Lima.

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Por Carlos Noriega
Desde Lima

Página/12

en Perú


t.gif (67 bytes)  Multitudinarias marchas antigubernamentales en las principales ciudades del país, la presentación de cerca de un millón y medio de firmas solicitando un referéndum para impedir la re-reelección del presidente Alberto Fujimori y el desmoronamiento de un contrato con el consorcio petrolero Shell-Mobil y que el gobierno había llamado el "contrato del siglo" y vendido como muestra de "la confianza internacional en el Perú", se fueron sucediendo durante el pasado jueves 16, poniendo al régimen en una situación de grave crisis y de debilidad a pocos días de que Fujimori cumpla su octavo año en el Palacio de Gobierno. El aniversario no encuentra rostros entusiastas ni un ambiente de fiesta en los predios del debilitado fujimorismo, sino, por el contrario, una gran angustia porque el sueño de la perpetuación en el poder comienza a desvanecerse y los peruanos a despertar de un largo letargo y a sacudirse del miedo a la represión oficialista.

Cerca de 10.000 personas tomaron las calles del centro de Lima para levantar su voz contra la re-reelección de Fujimori. Se juntaron sindicalistas, estudiantes, partidos políticos que representaban posiciones que iban desde la izquierda hasta la derecha, asociaciones de las poblaciones marginales, desempleados, jubilados, pequeños y medianos empresarios, en una manifestación que no sólo fue de protesta, sino, también, de celebración. Se protestaba contra el autoritarismo gubernamental, la política económica neoliberal y el afán de perpetuación en el poder de Fujimori y se celebraba porque poco antes se habían presentado a las autoridades electorales las firmas necesarias, exactamente 1.441.535 firmas --la ley exige un millón doscientas mil--, para que se convoque un referéndum en el que los peruanos aprueben o rechacen la posibilidad de una tercera candidatura del ingeniero Fujimori. Después de largos años se volvieron a ver las banderas de los sindicatos y de los viejos partidos políticos flameando en medio del entusiasmo. Por la cantidad y diversidad de personas que reunió, esa marcha ha sido la más importante en la era fujimorista y los dirigentes de la oposición, entusiasmados por los cánticos, los lemas antifujimoristas y las exigencias de unidad, calificaron la jornada de "histórica" y anunciaron que esa tarde comenzaba la gestación de un amplio frente que presente una alternativa de gobierno para las elecciones del año 2000.

 

 

El salvavidas ausente

Esta vez no hubo represión policial, como ocurrió en la marcha de los estudiantes hace poco más de un mes. Los manifestantes pudieron llegar hasta el Palacio de Gobierno, donde improvisaron un mitin. Esas escenas de miles de personas marchando en medio de globos con inscripciones antirreeleccionistas y un desbordante entusiasmo se repitieron en las principales ciudades del país.

Mientras esto ocurría, el primer ministro, Javier Valle Riestra, nombrado hace poco más de un mes en un intento gubernamental de cambio de imagen y de detener las protestas callejeras, se encontraba en España, en un viaje privado que inició el 8 de julio y que se prolongará hasta el 27 de este mes. El hombre llamado como un salvavidas por el gobierno estaba ausente en los momentos más difíciles para el fujimorismo. Y mientras en las calles la gente exigía el cambio de la política económica neoliberal, Fujimori no tenía más remedio que reconocer ante la prensa la ruptura de las negociaciones con el consorcio Shell-Mobil para explotar gas en la selva, precisamente una de las principales cartas de presentación de las supuestas bondades de ese programa económico, debido al monto de la inversión: 3000 millones de dólares en cinco años. El presidente peruano enfrentaba una razón más para estar preocupado y afligido. Frente a tantos males, el gobierno intentó restarle atención a las marchas antigubernamentales convocando a los periodistas al aeropuerto para mostrarles el armamento que había sido retenido en Buenos Aires y que esa tarde llegaba a Lima.

Esas multitudinarias marchas cerraron una jornada que se había iniciado cuando los cuatro promotores del referéndum antirreeleccionista --los congresistas Javier Diez Canseco (izquierda) y Lourdes Flores (socialcristiana), el ex senador Alberto Borea (socialcristiano) y el dirigente del partido aprista Mauricio Mulder (socialdemócrata)-- encabezaron una pequeña pero emotiva manifestación en las oficinas de la autoridad electoral para presentar las firmas exigiendo la realización del referéndum. Los planillones originales con el millón y medio de firmas, que habían sido copiados en varios CD-Rom, fueron llevados en una camioneta. Casi dos años, en los que enfrentaron los sarcasmos de la mayoría y el escepticismo de buena parte de la oposición, habían demorado los propulsores del referéndum en recolectar esas firmas. Esta es la primera vez en la historia del Perú que la ciudadanía exige con sus firmas que una ley sea sometida a referéndum.

 

 

Alternativas de palacio

En el Palacio de Gobierno el acontecimiento se seguía con gran preocupación. Todas las encuestas otorgan entre un 70 y un 78 por ciento de apoyo a la derogatoria de la ley de re-reelección. Fujimori se enfrenta a una derrota anunciada si el referéndum se llega a realizar.

En el gobierno y en las oficinas del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), donde despacha el principal asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, se ha declarado el estado de alerta para analizar la nueva situación y elaborar alguna salida para evitar la derrota del régimen. Una de esas salidas pasa por eliminar la mayor cantidad de firmas en el proceso de depuración, que debe durar como máximo 30 días, para dejar el número de firmas válidas por debajo del millón doscientas mil exigidas. Ante esa eventualidad, la oposición sigue recolectando firmas. Algunos analistas han advertido que otra salida podría ser anular la ley de la re-reelección, lo que ya fue pedido al Congreso por el nuevo primer ministro Valle Riestra, y así dejar sin base legal al referéndum. Esos analistas advierten que ante esa situación se podría dejar sin base legal al referéndum, y que ante esa situación que el Jurado Nacional de Elecciones --ahora controlado por personajes ligados al régimen-- podría ser el encargado de interpretar la Constitución y darle luz verde a la candidatura de Fujimori cuando ésta se presente.

Para Lourdes Flores esa opción "sería vergonzosa para el gobierno". Por su parte, Mauricio Mulder no podía ocultar su optimismo: "Del gobierno se puede esperar cualquier cosa, pero no creo que puedan vencer la posibilidad del referéndum". No se descarta que Montesinos y la cúpula militar estén buscando su propia salida, al margen de Fujimori: ésta pasaría por sacar del escenario a Fujimori y buscar un candidato alternativo que asegure la continuidad del plan de gobierno salido de los cuarteles y aplicado por Fujimori.

Para Javier Diez Canseco, las firmas recolectadas y la masiva marcha "nos dan un mensaje de que hay que preservar en la unidad y en la pluralidad para enfrentar y derrotar al fujimorismo. Una banda como la que gobierna el Perú necesita una alternativa amplia para derrotarla". La derrota del presidente argentino Carlos Menem en las últimas elecciones por la Alianza formada por el Frepaso y la UCR se ha instalado en los debates de la oposición peruana como una muestra práctica de los logros que puede obtener un frente unitario y, por lo tanto, como un ejemplo a seguir.

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